Cada 25 de diciembre, desde hace seis años, un grupo de colachos recorre poblados de Santa Bárbara de Heredia con el objetivo de que los niños pasen una buena Navidad.
En vez de trineo, utilizan carros tipo pick up y, en lugar de nieve, llegan hasta el pie de un árbol de poró para repartir regalos a los hijos de los jornaleros de los cafetales. No duran toda una noche recorriendo el mundo, pero sí dedican seis horas de su feriado a provocar sonrisas.
Un fotógrafo de La Nación los vio este martes en plena acción y decidió seguirlos para contar su historia.
Se trata de la familia Eduarte, de Santa Bárbara, que reparte regalos en esta fecha desde que la tía, Marta Eugenia Eduarte Arias, empezó la tradición.
A ella se le unieron hermanos y sobrinos, así como padrinos, para recorrer poblados del cantón en busca de niños de escasos recursos.
Alexánder Eduarte, uno de los colachos, relató que familias y empresas pequeñas les donan juguetes y confites que ellos envuelven para distribuirlos el 25 de diciembre.
"Los llevamos a lugares donde de verdad se necesita para que los niños disfruten de una buena Navidad", explica.
Recorren comunidades como Mojón de San Pedro, Rosales, San Juan y Guaracha.
Suelen entran a los sitios conflictivos. “No nos importa, nos importan los niños, que pasen un momento felices”, dice el hombre.
"A mí me motivó mi tía, empecé a ayudarle y seguimos colaborando, con los padrinos", explica. Semanas atrás, ellos empiezan a solicitar colaboración; en algunos casos, deben dejar cartas en negocios y, a los 15 días, los llaman para darles confites o regalos.
La tía Marta Eugenia 67 años. Ella dice que su motivación es su madre, quien murió hace siete meses y quien siempre le acompañó en estas jornadas, haciéndole fotos.
Toda la familia se disfraza para la ocasión: de colachos, de duendes, de payasos, de mariposas... Incluso, los acompaña un miembro de la familia que tiene leucemia.
Cuando estos colachos pasan, los niños salen corriendo a las puertas para recibirlos, o salen a la entrada de los cafetales, en donde duermen los recogedores que llegan a la zona para esta época.