Su historial de deslizamientos y avalanchas obligan a las autoridades a mantener bajo vigilancia la cuenca del río Reventado, ante la posibilidad de futuros desastres que afecten a la ciudad de Cartago. Por esa razón, están prontos a comenzar estudios por ¢200 millones con los que se pretenden prevenir futuros desastres que impacten la ciudad de Cartago.
Así se consigna en un oficio con fecha del 22 de diciembre, enviado por la ministra de Vivienda, Irene Campos Gómez, a Juan Luis Hernández Fuertes, quien en su calidad de vecino y dirigente comunal solicitó información al respecto.
Según la respuesta de la funcionaria, se trata de “estudios de Geología, Geomorfología, Geodinámica, Hidrogeología, vulnerabilidad, estabilidad de laderas, amenazas naturales y sismicidad”.
De esta forma, dijo, se analizan factores como “fallas geológicas, inundaciones, avalanchas, licuefacción, Vulcanismo, aspectos biológicos, biotipos, uso de suelo, capacidad de uso de suelo, situación social, Arqueología, pronóstico condición futura, análisis ambiental entre otros”.
Los fondos para financiar los estudios fueron transferidos del Ministerio de Vivienda a la Municipalidad de Cartago, pero todo el plan de inversión será fiscalizado por la Comisión Nacional de Emergencias(CNE).
El dinero proviene de una asignación de ¢2.000 millones que había gestionado el alcalde anterior, Rolando Rodríguez, ante el Gobierno Central para construir el Parque Metropolitano Los Diques, alrededor del asentamiento del mismo nombre.
No obstante, su sucesor, Mario Redondo, solicitó a la Asamblea Legislativa que esa partida se utilizara para otros dos proyectos. La petición fue acogida por los diputados, por lo que se asignaron ¢1.000 millones para el Parque, ¢700 millones para el Museo Pura Pura, que se levanta en San Francisco de Agua Caliente y ¢200 para los estudios.
Los deslizamientos en esta zona son progresivos, por lo que el análisis intenta establecer el peligro que conlleva para poblaciones y empresas laderas abajo, para que no se repita la tragedia del 9 de diciembre de 1963, cuando varias cabezas de agua arrastraron casas, postes y hasta el puente del ferrocarril.
La zona más afectada en aquella época fue el distrito de San Nicolás (Taras), y lodo, piedras y palos llegaron hasta la entrada a la ciudad, sector del cementerio y hasta Tejar de El Guarco.
Se contabilizaron 400 casas afectadas y siete fallecidos.