Mientras que el cáncer ataca a 10.000 costarricenses cada año y mata a una tercera parte de ellos, la CCSS tiene ociosa gran parte de los fondos del desaparecido Instituto Costarricense Contra el Cáncer (ICCC).
Entre el 2009 y 2010 la Caja recibió ¢33.627 millones por el cierre del ICCC, pero al 31 de diciembre anterior la entidad solo había ejecutado ¢3.279 millones; es decir, el 9,7% del dinero.
El ICCC fue una entidad pública corporativa no estatal creada por ley en 1998. Entre sus funciones estaban la docencia, investigación, prevención del cáncer y definición de programas nacionales en relación con esa enfermedad.
Pero, en el 2008, la Sala IV declaró inconstitucional la ley que creó el Instituto, por lo que sus recursos debían pasar a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para ser invertidos contra el cáncer.
Aunque han pasado dos años desde que la institución recibió la última transferencia de dinero, más del 90% de este no ha sido ejecutado y la mayoría de los fondos está en títulos valores de seis diferentes bancos públicos y privados.
Así, mientras el dinero gana intereses, en los últimos años se han evidenciado un deterioro en la atención médica de los tumores malignos.
Resaltan las fallas en el Servicio de Radioterapia del Hospital México, que obliga a la Caja a comprar tratamientos de acelerador lineal a terceros.
También, recientemente se conoció de la presa de 180.000 citologías para detectar cáncer de cérvix o situaciones como que en la zona sur del país, una de las de mayor incidencia de cáncer de estómago, las citas para una gastroscopia se otorgan para el l 2021.
Datos de la Caja –aunque incompletos– señalan que en solo cuatro hospitales nacionales hay 729 enfermos de cáncer en espera de una cita oncológica o que la que tienen asignada para dentro de más de tres meses.
De esa cifra, 482 personas hacen fila en el San Juan de Dios, uno de los cuatro hospitales más grandes del país.
Luis Bernardo Sáenz, director del Proyecto, defendió la manera cómo se han administrado los recursos.
Según dijo, la razón de por qué a la fecha solo se ha ejecutado el 9,7% de los fondos obedece a que la Caja debió asumir la planificación del abordaje del cáncer, aunque agregó que “no se trata de gastar la plata en un año”, refiriéndose al total disponible.
Un estado financiero contable de los dineros del ICCC cedido a este diario especifíca que, además de compra de equipo médico e inversión en formación de especialistas, de los ¢3.276 millones ejecutados, ¢164 millones fueron para pagar servicios como seminarios, talleres para validación de guías de atención de cáncer y prestaciones e indemnización a 33 exfuncionarios del Instituto.
Ileana Balmaceda, presidenta ejecutiva de la Caja, dijo el viernes que “el cáncer es una prioridad nacional” y en función de eso se toman acciones.
Ese día, la jerarca inauguró el comienzo de la construcción para ampliar el Servicio de Radioterapia del México por un monto de $15 millones (¢7.737 millones), dinero que se tomará de los recursos del ICCC.
No obstante, antes de tomar el paso para mejorar dicho servicio, la Caja pagó a centros privados $10 millones para la atención de asegurados con cáncer.
Por ejemplo, el año pasado, la Contraloría General de la República señaló, en un extenso informe, que aunque la Caja tiene dinero para prevenir y atender la enfermedad, elementos como el Plan Nacional de Cáncer –que coincide con el Proyecto de Fortalecimiento– carecían de metas claras y de indicadores. Sáenz aseguró que atienden esa observación.
Pero no todos opinan de manera positiva sobre el cómo se trata el cáncer mientras hay dinero guardado para ese propósito.
Danilo Médina, ginecólogo oncólogo del Hospital Calderón Guardia y exdirector nacional contra el cáncer, manifestó que en cuanto a los dineros del ICCC ha habido un “atraso burocrático” de parte de la Caja en la ejecución de los recursos. Eso evidencia, aseveró, el atraso de 25 años en infraestructura contra el cáncer en el país.
Victoria Ross, presidenta de la Fundación Ross, expresó algo similar: “La estructura de atención no está hecha para prever enfermedades crónicas, y menos para cáncer”.
Por su parte, Daisy Corrales, ministra de Salud y coordinadora del Consejo Nacional de Cáncer, resaltó la necesidad de mejorar la ejecución de los dineros.
Mientras eso ocurre el cáncer sigue imparable: este año más de 10.000 ticos presentarán algún tipo de tumor; para el 2025 serán 16.000.