Cartago. La colocación del alcantarillado sanitario para tratar las aguas negras y servidas que van a dar los ríos Agua Caliente, Toyogres y la quebrada Zopilota provoca molestias a los cartagineses que viven en lo sectores donde se realizan las obras.
Ellos aseguran que los trabajos llevan varios meses y el avance es poco, al tiempo que aumentan las incomodidades por las calles cerradas y el polvazal que se levanta.
Patricia Quesada Sandoval, abogada con oficinas cercanas a los Tribunales de Justicia, se queja de que su clientela ha bajado por las dificultades de llegar al bufete.
“Estos trabajos los están realizando frente a mi oficina desde hace aproximadamente 10 meses y la vía está en este estado desde el mes de setiembre. El avance en las obras ha sido mínimo y ya se nos avecinan los aguaceros, no podemos parquear ni en la vía y menos en el parqueo que tenemos para nuestros clientes", expresó Quesada.
Según ella, los muebles y documentos se dañan, y hasta la vestimenta ha tenido que adecuar.
El proyecto es impulsado por la Junta Administrativa del Servicio Eléctrico Municipal de Cartago (Jasec) en convenio con la Municipalidad de Cartago. Tiene un costo ¢6.193 millones.
Se trata, informaron, de un alcantarillado de"última generación" que estaría listo el 30 de julio, una vez que concluyan los 8 km de tuberías.
Para Vicente Gómez, otros vecino de las obras, ha faltado planificación y coordinación para que el proyecto sea más ágil.
“Lo del alcantarillado está pésimo, muy lerdos y los trabajos todo lo dejan a mitad del trabajo y con esto de las lluvias todo se lava y es peor porque todo va a parar a los caños”, añadió Paula Marín, empleada de un negocio de fotocopiado que están en la ruta del proyecto.
De acuerdo con el Instituto de Fomento y Asesoría Municial (IFAM), en la primera etapa, el nuevo sistema de alcantarillado atenderá las necesidades de 7.500 abonados, entre los que se encuentran casas de habitación, centros comerciales e instituciones públicas,
Marcela Guerrero, presidenta ejecutiva del Instituto, aseguró en un comunicado que al concluir la obra se beneficiarán directamente más de 30.000 personas, lo que reduciría el impacto ambiental que incide directamente en la salud de las personas.
A pesar de esos beneficios futuros, no hay duda de los problemas que genera este proceso para los lugareños.
Su situación es similar a la que enfrentan vecinos de varios cantones de San José donde también se colocan alcantarillas para tratamiento de aguas en la nueva planta Los Tajos, en La Uruca.
En este caso, se trata de trabajos realizados por el Instituto Costarricense de Alcantarillados (AyA) que debe sembrar 200 kilómetros de tubería en 11 cantones de San José.
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