Ni las campañas informativas ni los programas educativos han servido para retrasar el inicio de los colegiales en el consumo de bebidas alcohólicas.
Una encuesta del IAFA sobre el consumo de drogas entre estudiantes de secundaria, que se hizo en el 2009, reveló que la edad promedio en la cual probaron su primer trago fue los 12,8 años. En el 2006 ese promedio fue de 12,9 años.
Incluso, cuatro de cada 10 jóvenes reportaron haber probado el licor por primera vez antes de cumplir 12 años y el 90% inició su consumo entre los 11 y 15 años.
El Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA) recabó los datos para el estudio durante visitas a 41 colegios de todo el país. Participaron más de 5.000 alumnos.
La investigación también registró un aumento en todos los niveles de prevalencia: aquellos jóvenes que dicen haber probado licor alguna vez en su vida, en el último año y en el último mes.
El psiquiatra y especialista en adicciones del IAFA Luis Sandí explicó que cuanto más temprano empiezan los jóvenes a beber, mayor es el riesgo de adicción.
“Cuanto más temprano el consumo (de alcohol) en un cerebro inmaduro que todavía no se ha desarrollado, el impacto que puede tener en el desarrollo de toda la estructura cerebral es supremamente importante en tanto afecta de manera muy temprana los mecanismos que tienen que ver con el desarrollo de la conducto adictiva”, explicó Sandí.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que en los adolescentes que beben aumentan los problemas en el colegio, las relaciones sexuales a edades más tempranas y las conductas de riesgo.
Alrededor del 22% de colegiales son tomadores activos; es decir, tomaron alcohol en el mes previo a la entrevista. Más de la mitad de esos jóvenes reconocieron que se emborracharon en los últimos 15 días.
En el caso de las mujeres, cerca del 64% reconoció un episodio de embriaguez, porcentaje que en el 2006 ascendía a 48%.
El abuso del alcohol expone a los colegiales a una mayor desinhibición y al consumo de otras drogas, puntualizó Sandí.
Por ello, el documento recomienda promover estrategias que retrasen el consumo.
Por ejemplo, solamente el 5% de los jóvenes que consumió alcohol afirmó que participó del programa de prevención del IAFA para colegiales Trazando el Camino.
Irving Fernández, de la Dirección de Promoción y Protección de Derechos Estudiantiles del Ministerio de Educación Pública (MEP), dijo que ese programa no se está aplicando con intensidad porque existen criterios técnicos en el MEP de que debería revisarse.
El Cole en Nuestras Manos, otra iniciativa para colegiales, incluye programas de prevención de drogas, pero únicamente se implementa en 64 colegios de Costa Rica.
Programas para primaria como Aprendo a Valerme a Mí Mismo y Dare sí tienen un mayor alcance.
El involucramiento de los padres es limitado. “Pareciera operar cierta tolerancia por parte del mundo adulto en virtud que se supone que, por ser personas menores, los jóvenes no deberían consumir del todo”, destacó el estudio.
El encargado del estudio del IAFA, Julio Bejarano, subrayó que apenas el 30% de padres se involucra con sus hijos. “Es más importante lo que el joven pueda obtener de sus padres que lo que el sistema educativo pueda aportarle”, dijo.