Buses eléctricos encaran escepticismo de transportistas ticos con promesa de ahorro

Menor gasto en combustible y mantenimiento se suman al pronóstico de una caída en precio de las baterías en los próximos años

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Aún y cuando los autobuses eléctricos cuestan más respecto a sus similares con motor de diésel, los primeros son más ahorrativos en mantenimiento y consumo energético. Incluso lo serán más, pues se prevé que sus baterías se abaratarán en unos años.

Sin embargo, los autobuseros aún requieren más información sobre su desempeño en Costa Rica y claman por apoyo financiero para costear estos vehículos no contaminantes.

Un autobús eléctrico cuesta hoy hasta $400.000 lo cual limita la compra según los transportistas, quienes sí reconocen que su operación es mucho más barata por menos gasto en combustible y mantenimiento.

Yerling Gómez Masís, directora de la Cámara Nacional de Autobuseros (Canabus), confirmó que un autobús convencional de diésel se compone de más de 2.800 piezas y uno eléctrico apenas 500, con lo cual “evidentemente habrá un ahorro en los insumos y el mantenimiento”.

Sin embargo, recordó que estas unidades eléctricas cuestan casi tres veces más.

“Esto es contraproducente. La inversión inicial es muy elevada y desincentiva a la industria. Además, debe dotarse de la infraestructura necesaria para la recarga de las unidades, lo que en la actualidad es muy costoso”, aseguró.

Según opina, se requiere una política pública del acceso a créditos verdes para la compra de estos vehículos.

Silvia Bolaños, directora ejecutiva de la Cámara Nacional de Transporte (Canatrans), también citó la necesidad de probar unidades para conocer mejor su desempeño dada la topografía costarricense y, del mismo modo, cree necesario el acceso a créditos blandos o apoyo financiero de otro tipo.

“Hay limitaciones por el relieve de nuestro país. Por autonomía y rendimiento, esas unidades no deben circular en rutas de más de 200 kilómetros. Por eso nos parece conveniente el plan piloto ya por iniciarse”, comentó.

Bolaños recordó que la pandemia ha golpeado mucho al sector con disminuciones de hasta 60% en el volumen de pasajeros lo cual, insiste, limita las posibilidades de los transportistas de sumar más vehículos al plan de prueba.

A partir del otro mes, habrá tres buses eléctricos donados por el Gobierno de Alemania prestando servicio en rutas de la Gran Área Metropolitana como parte de dicho ejercicio piloto.

Las tres unidades operarán por cuatro meses en cada ruta: primero en el trayecto San José- Desamparados, luego irán al recorrido San José -Tres Ríos y entre San José y Alajuela.

Cada unidad trae una estación de recarga y se adquirieron dos adicionales de repuesto. Los buses pueden recorrer hasta 250 kilómetros con una sola carga, precisó Claus Kruse, director del proyecto MiTransporte, de la Cooperación Alemana GIZ.

Las rutas seleccionadas, explicó, cubren unos 200 kilómetros al día, pero Kruse explicó que cuanto más se use un bus eléctrico, más ahorro genera a largo plazo.

Ahorros sobre ruedas

Los autobuses donados, agregó, costaron cada uno $375.000, mientras un autobús de diésel bajo la norma europea Euro 5 cuesta de $220.000 a $317.000.

Según estimaciones de la Cooperación Alemana GIZ, cada kilómetro recorrido en un autobús diésel Euro 5 cuesta en promedio $0,42 a lo largo de 15 años de uso. Ese mismo kilómetro costaría $0,10 en el mismo lapso con uno eléctrico.

Respecto al consumo de energía, Kruse explicó que un bus eléctrico consumirá unos $75.000 en energía a lo largo de 15 años mientras uno de diésel unos $315.000 en el mismo período.

En mantenimiento, conforme el mismo análisis, un autobús de diésel gastaría $200.000 mientras el eléctrico solo $60.000 en década y media.

“Entonces, al considerar la compra entre autobús eléctrico o diésel, el gasto de operación por el costo de la energía y el mantenimiento, sale más económico el eléctrico”, explicó Kruse.

Empero, el plan piloto servirá para afinar mejor todas las cifras, agregó.

Al cabo de un año, cuando se completen los tres períodos en que las unidades estarán en cada ruta, estas serán retiradas para comenzar a analizarse los datos generados, para que empresarios y autoridades de transportes analicen la mejor ruta para incorporar más unidades al servicio público.

La clave del costo, no obstante, son las baterías, porque se estima que deben cambiarse en cada autobús cuando su capacidad de retener energía llega a 80%.

“Hoy nadie te puede decir cuánto costará esa batería retirada al cabo de ocho años, sabemos que menos de $100.000 pero es todo”, concedió Kruse.

Randall Zúñiga, director de Energía del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) confirmó que hoy el precio de las baterías sí es significativo.

Pero acotó que el mundo atraviesa “un momento histórico” donde el precio de las baterías baja exponencialmente, y por tanto, en cualquier momento los buses costarán lo mismo en ambas tecnologías según su análisis.

“No obstante, debemos tener presente que los costos de operación si tienen una reducción significativa”, recalcó.

Zúñiga considera que el plan piloto con los tres autobuses despejará posibles temores entre los empresarios sobre el uso de la tecnología, mientras que a autoridades regulatorias les dará claridad de costos, posibilidades de uso según las condiciones de pendientes, distancias, condiciones del clima y otros factores.

“Esto nos permitirá proyectar una transformación escalonada a largo plazo con valores reales basados en información local”, explicó.

Mientras tanto, el precio de las baterías seguirá abaratándose.

Precio a la baja

En la actualidad, hay unos 500.000 autobuses eléctricos en el mundo y estos cubrirán más del 67% de la flota mundial al 2040 según el recién publicado informe Electric Vehicle Outlook 2020 de Bloomberg New Energy Finance (BNEF).

En cuanto al costo de sus baterías, el informe prevé un precio debajo de $100 por kilovatio hora (kWh) hacia el año 2024 y su valor caería a $61 al 2030.

Esto será impulsado, dice el informe, en parte por la introducción de nuevas aplicaciones químicas celulares, equipos y técnicas de fabricación.

BNEF pronostica que “alrededor de 2023, la aplicación de óxido de litio, níquel, manganeso, cobalto y aluminio comenzará a ingresar al mercado de vehículos eléctricos. Esto proporciona densidades de energía más altas y un ciclo de vida más largo”.