Perderle el miedo a que los hogares produzcan energía eléctrica mediante la llamada generación distribuida.
Ese fue el reto que la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) lanzó a las distribuidoras de electricidad, a las que también recomendó “pellizcarse” para que atiendan la urgencia de refrescar su negocio ante esa tecnología.
El llamado lo hizo Marco Cordero Arce, intendente de Energía de la Aresep, durante el foro virtual “Generación Distribuida en Costa Rica: nuevas regulaciones y potenciales ahorros”, que organizó la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), el martes.
En su intervención, Cordero criticó el hecho de que las empresas distribuidoras han construido plantas de generación que implican grandes deudas y estructuras financieras que dificultan la recuperación de la inversión, además de tasas de rentabilidad “muy altas” por dichas instalaciones, para un servicio público con tarifas reguladas.
“Las empresas no pueden seguir pensando que son monopolios y que el usuario debe supeditarse a sus caprichos. El monopolio no puede existir si no hay usuarios que consuman”, expresó el intendente.
Cordero se refirió así al posible impacto financiero que puede tener para las empresas un eventual aumento en la generación distribuida, si no adaptan su modelo de negocios.
La generación de electricidad distribuida ocurre cuando un hogar tiene su propio sistema de generación de energía, comúnmente por paneles solares, y lo enlaza a la red del servicio público. De esa forma, ese consumidor produce su propia energía con lo cual baja su gasto por consumo de luz de la red del proveedor convencional.
“Deben entender que hoy están en competencia y aquí es donde las empresas deben pellizcarse porque la generación distribuida es una oportunidad, pero muchas empresas le tienen temor porque no tienen el control sobre ella”, añadió Cordero.
Ese pellizco, añadió el intendente, también implica para las empresas repensar su papel y “dejar de sentirse como un monopolio en su zona de concesión y, en cambio, ver a su alrededor la actividad económica y las oportunidades”.
Cordero, desde la Intendencia de Energía, es el responsable de la fijación de los precios de la electricidad en el país.
Para él, toda el agua almacenada en represas para generación eléctrica sigue sin reflejarse en tarifas más competitivas en beneficio de los usuarios.
“Creo que si las empresas se sientan a analizar esta nueva realidad tecnológica para su negocio, podríamos tener reglas claras y nos quitaremos temores frente a la generación distribuida”, concluyó.
Salvador López, director del Centro Nacional de Control de Energía (Cence), adscrito al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), no comparte los criterios del intendente.
Aunque secunda la necesidad de una transformación en el negocio eléctrico de las empresas, cree que incentivar la generación para autoconsumo podría conducir a la quiebra de esas distribuidoras, lo cual, afirma, afectaría el suministro de amplios sectores de población, así como la calidad del servicio.
Frente a la crítica del costo de las plantas hídricas, López considera que debe repartirse equitativamente entre todos los abonados del Sistema Eléctrico Nacional (SEN), incluidos quienes generan electricidad para uso propio, pues recordó que los embalses operan como baterías de electricidad de respaldo en épocas secas para todos los consumidores.
Finalmente, como en Costa Rica el 87% de la matriz energética proviene de fuentes renovables, no ve necesario seguir la ruta de países que impulsan la generación distribuida, pues estos lo hacen para bajar sus emisiones contaminantes, dado que principal fuente es térmica (a base de hidrocarburos).
Para el vicepresidente de la Cámara de Industrias, Sergio Capón, el otro riesgo es la salida de industrias del país por la falta de competitividad debido al alto costo de la electricidad.
Capón ve la generación distribuida como una opción.
”Creemos que la generación distribuida más bien es una solución para un sistema eléctrico muy caro para el cual nunca ha existido interés en rebajar sus costos para devolver la competitividad a las empresas, a los comercios y a Costa Rica”, aseveró el representante de los industriales.
Poco avance
Su aspiración, no obstante, parece lejana ya que la generación distribuida ha tenido un crecimiento marginal en últimos años.
De acuerdo con datos de la Intendencia de Energía, la producción de luz para uso propio ronda los 60 Megavatios (MW) de capacidad instalada, una cantidad mínima frente a los 3.587 MW del país.
De esa generación, 66% proviene de plantas hidroeléctricas públicas y privadas, 13% de plantas térmicas, 11,5% de generación eólica, 7,3% por geotermia, 2% de biomasa y 0,15% corresponde a energía solar.
Ese es el panorama aunque desde febrero del 2016, la Aresep había publicado las llamadas Normas Técnicas y Metodologías sobre la Generación Distribuida, que establecían las condiciones de acceso e interconexión del productor-consumidor a la red eléctrica, así como la metodología para fijar las tarifas por el uso de esa red.
El caso es que esas normas no fueron las más adecuadas según la auditoría DFOE-AE-IF-00008-2019 de julio del 2019, de la Contraloría General de la República (CGR).
Ese análisis halló que Costa Rica carece en realidad de tarifas que incorporen adecuadamente el costo por el uso de la red pública de suministro, por parte de consumidores que tengan ya generación distribuida.
Para la CGR, aún se requieren medidas para prevenir que un aumento de generación distribuida en el país afecte los costos operativos de las distribuidoras y estas carguen las tarifas del resto de abonados a quienes no generan su propia electricidad.
Sin embargo, la resistencia de algunas distribuidoras a esta tecnología es evidente: la Cámara de Empresas de Distribución de Energía y Telecomunicaciones (Cedet) rechazó el 20 de mayo anterior la propuesta de nuevo reglamento del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), actualmente en consulta pública.
Cedet incluso acusó al Minae de promover con esa normativa la contaminación del ambiente pues, según la Cámara, se contempla el uso de turbinas de gas y los motores de combustión interna como parte de las nuevas tecnologías para generación distribuida.
La afirmación fue rechazada por el viceministro de Energía, Rolando Castro, quien aseguró que el señalamiento de Cedet es falso, pues desde el artículo 1 del reglamento propuesto se plantea regular la generación distribuida únicamente con fuentes renovables.