Relajamiento de población y entrada de migrantes aceleran contagiosidad de nuevo coronavirus

Tasa de reproducción del SARS-CoV-2 en Costa Rica fue de las más bajas de Iberoamérica a mediados de abril; situación cambió tras Semana Santa: hoy, es de las de más rápida propagación

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El relajamiento excesivo de la población en el cumplimiento de medidas higiénicas y de distancia física, así como el ingreso de migrantes por la frontera norte, son dos de las causas que podrían explicar la aceleración experimentada en Costa Rica en la tasa de reproducción del SARS-Cov2, el nuevo coronavirus que causa la covid-19.

La velocidad en la contagiosidad empezó a dispararse luego de Semana Santa y, actualmente, alcanza niveles preocupantes que podrían llevar al país a duplicar cada nueve días el número de nuevos enfermos.

Esa posibilidad tiene el consecuente riesgo de elevar la mortalidad y la saturación de los servicios de salud, advirtió el demógrafo Luis Rosero Bixby, quien toma como base los análisis del Centro Centroamericano de Población (CCP), de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Conocida como tasa R, la tasa de reproducción de una epidemia es un indicador relacionado con el potencial de contagio de una persona enferma durante el tiempo en que puede transmitir la enfermedad.

En el caso caso de Costa Rica, esa tasa de reproducción pasó de 0,3 personas el 16 de abril (es decir, un enfermo podía contagiar a 0,3 personas), a 1,8 (puede contagiar a casi dos personas) el 29 de mayo.

Y el indicador continúa en aumento si se toman en cuenta los últimos datos aportados por el Ministerio de Salud: 52 casos nuevos reportados el 3 de junio, y 37 más un día después, luego de registrar promedios diarios inferiores a diez.

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Según explica el CCP en su página web, una tasa igual a uno significa que la cantidad de gente infectada no aumenta ni disminuye en el tiempo y la epidemia está bajo control.

Si la tasa es menor a uno, la epidemia está en camino de extinguirse, pero si es mayor indica que hay proliferación, “la cual será de tipo exponencial a menos que se haga algo para contenerla”, advierte.

"Esto de las duplicaciones no es jugando. Tres duplicaciones en 27 días, nos llevarían de 30 casos actuales, a 240 diarios antes de terminar el mes. Primero, viene la crisis en los casos nuevos, luego se desborda la capacidad de hacer el seguimiento de los contactos. Lo de los hospitales (saturación) viene después.

"Por arriba de 200 casos al día, el país no podría hacer el seguimiento. Hay que hacer como a 20 contactos en promedio. Si llegamos a 200, multiplique eso por 20: habría que hacer seguimiento a 4.000 contactos y 4.000 tests.

"Según tengo entendido, la capacidad del país es del orden de 3.000 pruebas. Si se diera una situación así, se dejaría de hacer el seguimiento a contactos y se acelera la reproducción del virus”, advirtió Rosero Bixby, quien es uno de los fundadores y dirigió por varios años el CCP.

En su análisis, el Centro indica que Costa Rica llegó a tener la tasa R más baja de Iberoamérica a mediados de abril, pero advierte que la tendencia al alza después de Semana Santa “ha llevado a que el país se ubique entre los de más rápida propagación”, seguido de Panamá y Bolivia, en un ránquin que califica de “fatídico”.

Reproducción del virus

Marzo-mayo

FUENTE: CCP-UCR    || c.f. / LA NACIÓN.

Sin embargo, el CCP advierte que esa tasa no es un indicador apropiado para determinar el grado de severidad de la pandemia porque solo expresa su “potencial de proliferación”.

Un indicador que sí muestra la severidad es la mortalidad, y ahí Costa Rica aún ostenta la menor tasa de toda Iberoamérica, con dos muertes por cada 100.000 personas adultas mayores.

Todavía está en la lista de los cinco países con menor mortalidad por esta causa, junto a Paraguay, Uruguay, Cuba, y El Salvador.

Rosero considera que “sustos así” se los han llevado países como Taiwán, Corea del Sur o Singapur.

“Esto no es un camino sin retorno. En Taiwán se llevaron un susto parecido; también hace poco, en Corea y lograron otra vez controlar", dijo el demógrafo, quien insiste en la importancia de que las autoridades reconozcan el riesgo que representan los centenares de enfermos asintomáticos que circulan por todo el país.

Por eso, insiste, en que se debe establecer la obligatoriedad de utilizar mascarillas en sitios públicos.

Porosidad de la frontera, un riesgo

Era esperable que la llamada desescalada tras las medidas de confinamiento voluntario trajera consigo un relajamiento excesivo de parte de un sector de la población. La consecuencia inmediata es un incremento de casos nuevos diarios, comentó la pediatra infectóloga, María Luisa Ávila Agüero.

El epidemiólogo de la Universidad Nacional (UNA), Juan José Romero, asegura que esas reacciones son contempladas por los especialistas a cargo del manejo de la emergencia nacional a la hora de recomendar nuevas medidas.

“Lo que se esperaba era que los casos subieran unas tres o cuatro veces lo que se venía observando. Si teníamos 5 diarios, pasar a 20. Si teníamos 8 a 30... por ahí. Eso era medianamente razonable y manejable”, comentó Romero.

"Pero, ¿qué pasó? El problema es que el nivel de irresponsabilidad personal de los costarricenses subió un poco más allá de lo esperado. Empezaron a hacer las fiestitas y a romper las famosas burbujas sociales. Eso, por un lado, incrementó los casos.

“Por otro, están los contagios por contactos con transportistas o extranjeros infectados, una buena parte de ellos ciudadanos nicaragüenses. La cantidad de extranjeros por día ha aumentado. En cuestión de diez o 12 días, pasamos de tener 150 extranjeros a 250 confirmados.

"Y hubo brincos importantes, especialmente en los últimos ocho días, que pasamos de 180 a 254”, indicó el especialista.

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Esos cambios, explicó, hicieron que la cantidad de foráneos en las estadísticas oficiales pasara de representar un 15% del total de casos confirmados al doble.

“Ese 15% adicional muy probablemente no estaba presupuestado. Más bien, se suponía que los casos importados de extranjeros iban a seguir el mismo ritmo de las infecciones de los costarricenses.

" El problema es la porosidad de la frontera norte y la obligación de permitir el ingreso de cientos de transportistas que vienen de países con alta circulación de virus”, agregó el epidemiólogo.

Medidas adecuadas

Luis Rosero, Juan José Romero y María Luisa Ávila coinciden en que las medidas anunciadas esta semana por el Ministerio de Salud y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), con un aumento a alerta naranja en varios distritos de la zona norte, son las adecuadas para tratar de contener la escalada de casos.

“Lo que esperaría es que volvamos al control, que para mí es no pasar de 50 (casos nuevos diarios), y retomar el ritmo de alrededor de 30; lo más importante es que sean casos nuevos producidos a lo interno del país. Ese es el asunto”, agregó Romero.

Para el demógrafo Luis Rosero, ya no tiene sentido regresar a medidas tan estrictas como las estipuladas en la Semana Santa, con cierre total de playas, centros turísticos, comercios y regulación máxima de la circulación vehicular en todo el país.

“No lo veo viable. La gente está cansada y necesita ganarse el sustento. Muchos viven al día”, reconoció.

Por su parte, la infectóloga María Luisa Ávila considera que si bien los números totales han venido en aumento, los dos objetivos fundamentales de las medidas de contención y mitigación se han cumplido: que muera la menor cantidad posible de gente (hasta ahora, diez personas), y que los servicios de salud no colapsen.

“Hasta este momento, estos objetivos se han cumplido, independientemente de los números. Se han levantado bastantes restricciones, y las Unidades de Cuidado Intensivo no han aumentado el número de enfermos. Es evidencia de que las cosas van marchando bien”, agregó.

Para Ávila, también es importante la experiencia que el país ha acumulado a estas alturas de la emergencia, con hospitales y personal más equipados y preparados, y con un Ministerio de Salud mucho más entrenado en el seguimiento de enfermos.

“Asustarse por los números es una mala estrategia. El miedo hace que uno tome actitudes perjudiciales. Sí hay que tomarlo con seriedad y respeto, pero no echarnos a morir porque esto no es el fin del mundo ni estamos peor.

"Si seguimos autogestionando nuestro propio riesgo de manera adecuada, siguiendo las recomendaciones de las autoridades, estaremos bien”, aseguró la exministra de Salud.