Pulso por salvar el planeta y competir con robots marcarán futuro de tico 5 millones

Nueva generación se movilizará en carros autónomos, sin chofer; serán seres humanos multiplanetarios y se realizarán profesionalmente en trabajos que hoy ni siquiera existen.

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Kaleb respira sobre el pecho de su mamá, mientras los sueños –dirían unos– o algún reflejo cerebral –dirían otros–le dibujan una sonrisa.

Nació el 5 de julio contra todo pronóstico. Incluido, un cáncer de ovario por el cual operaron a Tatiana Pérez Cedeño, de 29 años, cuando ni siquiera sabía que estaba embarazada. Ella afirma que su “primer, único y más inesperado hijo” está para algo grande.

Con menos de dos meses de diferencia, Kaleb formará parte de la generación del tico 5 millones, cuyo nacimiento se espera para la noche de este sábado, después de las 9:27 p. m., en algún lugar del país.

Quien quiera que sea el próximo habitante 5 millones de Costa Rica, no coincidirá en su día de nacimiento con Kaleb, aunque a ambos sí les tocará vivir durante una época que se pronostica repleta de desafíos vitales.

Deberán lidiar con más intensidad y frecuencia con la búsqueda de salidas para garantizar la supervivencia humana en un planeta amenazado por el calentamiento global.

Ambos también deberán competir por trabajo con la inteligencia artificial de súper máquinas, y les tocará resolver cómo cuidar a una población adulta mayor en crecimiento acelerado tanto en número como en la complejidad de sus demandas.

La Nación abrió su página de Facebook a los lectores para que le escribieran mensajes a este nuevo habitante.

También se lo solicitó a personajes del área de ciencia y tecnología, así como a representantes de instituciones, entre ellas la Defensoría de los Habitantes, empresarios y el Estado de la Nación, a quienes adicionalmente se les pidió identificar los principales retos y oportunidades que enfrentará esta generación para las siguientes décadas.

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El mundo que será

El astronauta costarricense Franklin Chang Diaz es una de las personas en el mundo que podrían tener una visión más cercana de lo que le esperará a Kaleb y al habitante 5 millones cuando les toque enfrentarse al trabajo o a nuevas estructuras sociales dentro de pocos años.

El científico ha viajado siete veces al espacio. Actualmente, trabaja en desarrollar tecnología a base de hidrógeno para mejorar el transporte público, y un motor de plasma para llevar al Hombre a Marte en un futuro cercano.

"Este grupo llega a un mundo que ya sufre del peso de la humanidad. Llegarán a la madurez junto a una población de más de 10.000 millones de personas en el planeta que, al igual que ellos, buscan aire limpio, agua pura, paz, educación, y oportunidades para sus hijos.

“A mitad de siglo, dichosamente, la economía del hidrógeno ya habrá tomado fuerza, dando oportunidad al almacenamiento masivo de la energía solar y alejando al mundo de los combustibles fósiles. La atmósfera estará más limpia pero la demanda de energía seguirá creciendo. A pesar de la resistencia al cambio, fuertes corrientes migratorias, causadas en parte por los cambios climáticos, habrán redefinido el rostro de las sociedades terrestres, incluso en Costa Rica”, escribió Chang en un mensaje enviado desde Houston, Texas.

Chang le aconseja a la “camada 5 millones” desarrollar el suficiente criterio para encontrar la verdad ante el exceso de información sin filtro.

“La nueva juventud encontrará un entorno social más diverso y tolerante. Será un mundo extraordinario e interesante con grandes logros científicos y con nuevos retos sociales. También, a mitad de siglo, la humanidad ya habrá tomado algunos pasos sostenibles en el espacio, con posibles enclaves en la Luna y en la superficie marciana. Por primera vez seremos una especie multi-planetaria y más capaz de sobrevivir”, pronosticó el astronauta.

La incertidumbre por lo desconocido, en un mundo donde la velocidad del conocimiento avanza a un ritmo exponencial, no debería ser tampoco un freno para el optimismo que encierran las nuevas oportunidades que trae el desarrollo de la tecnología de la información, afirman especialistas consultados por La Nación.

El ingeniero en Informática y organizador de TEDx Pura Vida, Roberto Sasso, considera que el desarrollo de las llamadas habilidades blandas con las que Tatiana sueña para Kaleb cuando reconoce la aspiración de sembrar en su hijo empatía y solidaridad, tendrán una enorme importancia en los próximos años.

“La mejor vacuna contra el futuro es estudiar o hacer énfasis en habilidades blandas. Las máquinas tienen más problemas con esto. (...) Las enfermeras van a tener más futuro que los médicos, porque su secreto es hacer sentir bien al paciente. Mientras los robots se desempeñan bien como cirujanos o como diagnosticador (sic)", mencionó Sasso.

El ingeniero, sin embargo, también advierte que será importante para el país incentivar entre la población, especialmente las mujeres, y desde la educación preescolar el interés por las ciencias, la Matemática o la Ingeniería.

El presidente de la Academia Nacional de Ciencias, Pedro León Azofeifa, confía en que esta nueva generación que llega de la mano del habitante 5 millones, sea de “jóvenes emprendedores y de innovadores interconectados con el mundo”.

"Espero que encuentres un país de oportunidades, donde puedas educarte al más alto nivel, adquirir destrezas que te permitan ser exitoso en tu profesión y feliz en tu vida. Espero encuentres una Costa Rica próspera, educada, con una sociedad basada en el conocimiento y la alta tecnología, llena de excelentes tecnólogos y de profesionales creativos.

“Un país lleno de pymes (pequeñas y medianas empresas) dirigido por jóvenes emprendedores y de innovadores interconectados con el mundo. Un país de maestros y turistas, sin militares, que se adelantó al avance de los más insignes visionarios, aboliendo el ejército y combatiendo la pobreza extrema. Un país de leyes, de prensa libre y de gente adversa a las armas y al matonismo”, manifestó León en su mensaje al habitante 5 millones.

Entre desafíos y oportunidades

El ministro de Educación, Edgar Mora Altamirano, espera que a la vuelta de cuatro años, cuando estos niños y niñas que hoy están naciendo toquen las puertas de las aulas de materno, se conviertan en los primeros costarricenses en disfrutar de una educación con las características que requiere el siglo XXI.

“El evento más importante de esta educación será el pensamiento crítico”, anotó Mora. Esto deberá ayudar a esta nueva generación a solucionar grandes desafíos, dijo, como el daño al planeta.

“Tendrán que definir algo que no hemos definido socialmente antes: cómo agregar valor al planeta en vez de sustraérselo. Tendrán que respaldarse en un conjunto de datos para discernir lo que funciona y lo que no; y finalmente, enfrentar los rigores de una vida mucho más larga que la que anticipamos cuando nacieron para internarse en una cuarta e incluso una quinta edad”, manifestó Mora haciendo referencia al envejecimiento pleno de la población, uno de los mayores desafíos del país.

No será una tarea fácil, advirtió Alberto Morales Bejarano, pediatra especializado en la atención de adolescentes y fundador de la Clínica del Adolescente, en el Hospital Nacional de Niños.

"Estamos viviendo una época que se me asemeja a la de la decadencia del Imperio Romano, acompañada de sentimientos muy contradictorios. Hay confusión, incertidumbre, miedo, enojo ... Estas sensaciones permean en un momento de caos y afectan la esperanza. Hay mucha desesperanza, y mucha en gente joven.

“Pero también hay esperanza. Y yo la veo: hay muchas personas y organizaciones que están trascendiendo a otro nivel de consciencia y que sueñan con construir ese mundo nuevo. ¿Cómo va a ser? No sabemos. Esta persona 5 millones tendrá trabajos que todavía no existen. Ese es el mundo que encontrará”, describe Morales.

El pesimismo y la desesperanza que describe el médico quedaron patentes en varios de los mensajes escritos por lectores de este diario en Facebook, cuando se les preguntó qué le dirían al tico 5 millones.

No fueron pocos quienes le advirtieron sobre la quiebra del sistema de pensiones, el incremento de la violencia y la falta de trabajo, tres de los grandes temores que abundan entre la población.

La ministra de Salud, Giselle Amador Muñoz, reconoce que hay problemas, pero mantiene el optimismo.

“Has nacido en un mundo convulsionado pero en una tierra de paz. Debes aprender a preservar las mejores tradiciones de Costa Rica: ser un hombre o mujer de bien, ser tolerante, de buen carácter, acogedor, trabajador y digno. Tienes por delante un gran desafío. Tenemos fe en vos, niño o niña, proyectado al futuro y en ti hemos depositado las mejores esperanzas”, escribió Amador.

No cabe duda que la Costa Rica que hoy recibirá a ese nuevo habitante ha experimentado grandes avances en el tema de derechos humanos.

“El niño o la niña que nacerá tendrá mayores oportunidades tales como nuevos conocimientos y herramientas tecnológicas que otras generaciones no hemos tenido y que conlleva la obligación de utilizarlos para combatir la injusticia social y las desigualdades que aún se presentan”, advirtió Juan Manuel Cordero, defensor de los habitantes en funciones.

“La principal oportunidad es que será un partícipe en la construcción de la sociedad de la segunda mitad del siglo XXI, que esperemos sea una sociedad innovadora, más democrática, participativa y más equitativa. Sobre sus hombros, en una generación relativamente pequeña, va a tener que cargar con una población envejecida. Pensemos que alrededor del año 2040 un 25% de la gente tendrá más de 60 años”, advierte el director del programa Estado de la Nación, Jorge Vargas Cullel.

Con él coincide Gonzalo Delgado, presidente de la Unión de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), quien además advierte que ese envejecimiento obligará a los próximos habitantes a velar por su jubilación en momentos en que se tiene pronosticado que estas generaciones podrían llegar a sobrepasar fácilmente los 120 años.

Entrevista a Roberto Sasso, ingeniero y organizador de TEDx Costa Rica: ‘Trabajos de chiquitos que están naciendo ahora no se han inventado todavía’.

“Siento que los jóvenes, los milennials, tienen más miedo al futuro del que tuvimos nosotros. Lo peor que a nuestra generación le podría pasar era una guerra nuclear. Ahora parece ser que hay la creencia de que estamos destrozando el planeta. Los cambios están sucediendo a una velocidad que nunca se había visto antes”.

La reflexión la hace Roberto Sasso, quien es ingeniero en informática y una autoridad en el país en temas de ciencia y tecnología.

Sasso es, además, el organizador del TEDx Pura Vida, donde se abordan estos temas con personalidades del país y del mundo vinculadas a esas áreas de la investigación y el desarrollo.

Aunque sus palabras puedan parecer pesimistas, no lo son. Él no lo es. Todo lo contrario. Este especialista, un estudioso de las tendencias tecnológicas en el mundo, se declara optimista con el futuro que les espera a las personas que están naciendo ahora.

"La gente dice que nunca había habido tanta riqueza y paz en el mundo. Esto es cierto porque el mundo ha ido progresando. Cada vez vivimos mejor. Se dice eso como si este fuera un momento excepcional en la historia.

“El año pasado, el dueño del Foro Económico Mundial inventó el término ‘cuarta revolución industrial’, que conlleva el entendimiento de que hay un cambio acelerado. Pero las revoluciones terminan, y les sigue un periodo de calma y consolidación o asentamiento. Desde ese punto de vista, esto no es una revolución”, sostiene Sasso, quien atendió a La Nación en su casa, en Escazú.

Ahí, como corresponde a su forma de pensar, trabaja desde una oficina con vista al Malinche plantado en su jardín. Está conectado con el mundo y sigue trabajando. Lo seguirá haciendo como también corresponde a su manera de ver el mundo: recién jubilado, continúa produciendo, estudiando, investigando.

- ¿Qué estamos viviendo?

- Es una revolución acelerada que va a seguir. El cambio tecnológico no va a parar. Nada más se va a seguir acelerando. Estamos viviendo desarrollos exponenciales. Eso es increíble y rapidísimo.

- Imparable…

- Es imparable; sobre todo, porque la velocidad cada vez crece más.

- Antes se decía que la evolución del conocimiento consumía siglos. Ese margen se redujo a décadas y hoy, prácticamente todos los días, hay un gran cambio…

- Exactamente. Y son un montón. Usted ve los teléfonos, las computadoras, la genómica… la primera vez que secuenciaron el genoma humano costó $100 millones, ahora vale $100, y todo sucedió en 18 años… ¡es increíble! A los chiquitos que están naciendo ahora se les puede secuenciar el genoma por $100, pero dentro de cinco o diez años eso va a costar centavos, entonces se lo van a hacer a todos. Se verá entonces si tienen lo que llaman ‘insultos genéticos’. Se les podría arreglar porque no solo sabemos leer el genoma, también lo sabemos escribir. Esto tiene innumerables consecuencias éticas y morales, pero tenemos la capacidad de hacerlo. Si nace un chiquito con un problema genético complicado y se lo pueden arreglar, ¡que se lo arreglen! Tenemos la capacidad de hacerlo.

"Hoy, tratamos de planificar a 30 años. Dicen que en ese plazo necesitaríamos tantas carreteras, camiones y centros de abastecimiento de petróleo. Algún atorrante dijo por ahí: ‘suave, dentro de 30 años la impresión 3D va a hacer que no estemos moviendo cosas de un lado a otro: se van a imprimir en el lugar donde se ocupan’. No vamos a ocupar los furgones. Los bancos, que andan moviendo cosas de un lado a otro del planeta, tampoco los vamos a ocupar. Igual la flotilla de buses: supóngase que duremos diez años, supóngase que todo se alinea y para entonces tenemos un servicio como se debe, pero en una década ya no van a haber choferes, todos los carros van a ser eléctricos…

- ¿Autoguiados?

- Sí, sin chofer. Imagínese un Uber pequeñito. Los chinos los están produciendo como por $4.000. Un auto que compita con el bus por la tarifa. Entonces la gente elegirá. El efecto es increíble.

- Es el futuro ya. Cuando uno piensa en el futuro, se remite a este famoso libro ‘Mundo Feliz’, que de alguna forma ya lo estamos viviendo…

- Sí, sí. Es la velocidad. Todo pasará en cinco o diez años. ¡Que se resistan a eliminar los choferes!… A mí me cuesta entender eso. Pobrecitos, sé que hay 60.000 personas que se ganan la vida manejando y hay un millón y medio de personas que perdemos el tiempo manejando…

- ¿Se acuerda usted con los carretoneros, hace un siglo? Cuando entraron los carros, todos preguntaban qué pasaría con ellos…

Recuerdo el caso de un señor muy exitoso que tenía una fábrica de látigos para los caballos, pero vino Henry Ford y el hombre, que no hizo nada mal hecho, se quedó sin trabajo y perdió su empresa.

- No evolucionó.

- No evolucionó… Hoy, ¿cuál es el equivalente al látigo? Y esto (la evolución del conocimiento) antes sucedía cada 50 años, ahora sucede todo el tiempo. Hay muchas cosas que están evolucionando muy muy rápido al mismo tiempo.

- La velocidad de esta evolución…

- Es a un ritmo exponencial. Lo que quiere decir es que todos los días la velocidad aumenta.

- Y esto, ¿a qué va a someter a los que hoy nacen?

- Una de las consecuencias inmediatas es que nosotros siempre tuvimos la tendencia a dedicarnos a labores parecidas a las de nuestros padres.

- A heredar un estilo de vida…

- Sí, un estilo de vida y un interés. Si su papá es carpintero, usted vivirá rodeado de martillos y puede que se dedique a la carpintería. La gran mayoría de los trabajos de los chiquitos que están naciendo ahora no se han inventado.

- ¿Competirán con robots?

- No necesariamente. Ciertamente, por ejemplo, no van a haber choferes. No van a haber muertos en las carreteras. Porque cuando usted quita los choferes se acaban los choques…

- Se reduce el riesgo.

- No chocan. Se acaban los accidentes. Si usted le quita el chofer a un carro no va a chocar. Desafortunado quien tiene un taller de enderezado y pintura o quien vende un seguro de automóviles…

- Y toda la cadena que subsiste alrededor de eso…

- El Cosevi (Consejo de Seguridad Vial), la Policía de Tránsito, los semáforos… ¡todo eso se vuelve innecesario! Hace diez o 12 años el primer vehículo autónomo pudo sortear una pista de obstáculos. ¡Diez o 12 años! Es muy muy poquito, y ya hay carros que han caminado millones de kilómetros…

- Volvemos a lo exponencial.

- Exactamente. Ahí viene la competencia de la gente con los robots. Las máquinas van a ser más inteligentes que ahora. Ya estamos acostumbrados a que las máquinas aprendan. Vemos a los más chiquillos quejándose de los software. Uno espera cuando empieza a teclear...

- … una interacción más inteligente.

- ¡Claro! Uno espera que el software aprenda, y cada vez aprende más y mejor, entonces necesitamos aprender a vivir con eso. Siempre han existido luditas. Hace 150 años, cuando empezó la revolución industrial, los luditas la agarraron contra los telares. Ted Ludd era el líder de los que rompían telares tratando de detener el progreso. Siempre van a aparecer pero no tienen ninguna posibilidad de ser exitosos. Uno no se puede pelear con el futuro, aunque no falta quienes quieran. Tenemos que aprender a vivir con las máquinas inteligentes, que van a serlo cada vez más.

- ¿Incluso en un país como el nuestro?

- Sí, claro. El que se resista a adoptar la nueva tecnología se va a hacer para atrás en la cadena del subdesarrollo. Si usted quiere ser realmente pobre, rechace la tecnología. Hay algunos países que no van a poder porque no la entienden, porque no tienen educación, porque están muy preocupados en qué comer mañana.

- África, por ejemplo…

- Sí, África. Y no tan lejos: ¡Nicaragua! Lo que está pasando en Nicaragua es terrible. El PIB de Nicaragua son como $12.000 millones. Nosotros (Costa Rica) hacemos 60 y ellos son más que nosotros. ¡Es terrible! Una pobreza severa. Pero el país que rechace o prohíba los carros autónomos o la inteligencia artificial amenaza su futuro. En esos call centers que hay aquí usted puede reemplazar… una empresa china que fabrica teléfonos inteligentes despidió a 60.000 operarios…

- ... para sustituirlos…

- … por robots. Entonces, a esos operarios lo que les queda es reentrenarse. No hay de otra. No hay absolutamente ninguna otra alternativa.

- Perdón una pregunta tan personal. ¿Usted tiene nietos?

- Sí, tengo una nieta. Tiene 7 años y espero que ella nunca vaya a tener licencia, por ejemplo. Y eso es muy bonito. Pensar que nunca va a tener que ir al Cosevi. Nada tiene que estar haciendo el ser humano manejando máquinas que pesan varias toneladas y que matan gente. Un millón y medio de personas al año mueren en accidentes de tránsito. Si esto es lo que muere, debe haber mucho quedando discapacitados… El hospital nuevo del INS se va a quedar vacío. Ya se fabrican motos inteligentes que no se caen: tienen un sistema de equilibrio que evita que uno se caiga.

- ¿En Costa Rica habrá alguna de esas?

No, tampoco hay ningún carro autónomo. ¿Cómo es posible que no hayan traido por lo menos un carro autónomo?

- ¿Eso qué significa desde el punto de vista de estructura mental y cultural?

- Un montón. Cuando salieron los primeros (carros autónomos), debíamos haber ido a convencer a alguien para traer uno aquí. Si el carro autónomo funciona aquí funciona en cualquier lugar del mundo. Así como ese hay otro montón de ejemplos. La manufactura digital, que son las impresoras 3D, imprimen de todo. Ahora, hay más de 600 materiales que usan para imprimir cosas. El 16,5% del PIB de Estados Unidos se lo gastan en logística: moviendo cosas de un lado para otro, sin agregarles valor. En vez de tener centros de distribución, en el futuro van a tener centros de impresión.

- La gente que queda sin los trabajos usuales debido a esos cambios, quedan obligados a reentrenarse…

- Sí, no hay de otra.

- ¿Cuál es el perfil que debe tener la nueva generación?

- La mejor vacuna contra el futuro es estudiar o hacer énfasis en habilidades blandas. Las máquinas tienen más problemas con esto.

- Nos referimos a…

- Empatía…

- ¿Inteligencia emocional?

- Las enfermeras van a tener más futuro que los médicos, porque su secreto es hacer sentirse bien al paciente. Mientras los robots se desempeñan bien como cirujanos o como diagnosticador (sic).

- No se puede evitar sentir cierta incertidumbre...

- En el futuro cercano deberíamos concentrarnos en ciencias, tecnologías, Matemática e Ingeniería. Gran parte de la riqueza en el mundo está siendo producida por este tipo de profesionales. Hay una oportunidad estratégica. Mundialmente, hay un problema: un porcentaje muy pequeño de mujeres se dedica a eso. En Costa Rica, es menos del 20%. Y las empresas no consiguen suficientes de estos profesionales. Si nosotros, como país, lográramos que un 10% más de las mujeres se dedicara a estas áreas, eso tendría una implicación enorme en la riqueza del país. Y esto empieza desde el kínder, esto es preescolar. Han hecho toda clase de proyectos para incentivar las muchachas en el colegio o la universidad…

- Pero para ese entonces ya sería demasiado tarde.

- Sí, demasiado tarde. Yo veo a la nieta mía con el lego y la robótica. Es algo que le fascina y le encanta. Esto debería hacerse a escala y el único que puede hacer cosas a escala es el MEP (Ministerio de Educación Pública).

- El país ha desaprovechado además el bono demográfico

- El reto es aprender a vivir y a trabajar tres y hasta cuatro generaciones juntas. El reto para mí es trabajar con milennials. ¡Me vuelven loco pero hay que hacerlo! El traspaso de la batuta no puede hacerse como antes, de golpe: tome su reloj, encantado de saludarlo y ¡jale! Esto no puede ser. Tiene que ser mucho más paulatino. La edad de pensión hay que aumentarla. De por sí, todas las pensiones van a quebrar sin que aumente la esperanza de vida, y este indicador está aumentando también exponencialmente. Y esto se debe también a la tecnología.

- Ese crecimiento exponencial asusta, pero también es un momento de muchas oportunidades.

- Montones, montones de oportunidades, pero tenemos que aprender a vivir con este montón de cambios sucediendo todos al mismo tiempo.

- ¿Tendrá esta nueva generación una vida más acelerada, más estresada?

Sí. Una vida más llena de cambios. Ellos van a vivir más cambios. Nosotros hemos vivido una cantidad increíble, más que nuestros padres. Pero nuestros nietos van a vivir muchos más cambios que nosotros.

- Dicen que vienen con un chip incorporado. ¿Será cierto?

- Hay una definición de tecnología que a mí me gusta mucho: tecnología es todo lo que no existía cuando eras niño. Para los nietos míos todo esto no es tecnología… Tengo un Alexa (asistente virtual) y la naturalidad con la que mi nieta le habla es…

- … pasmosa.

- Sí, esa es la palabra. Uno le habla con cuidado al Siri o al Alexa, y la otra no, lo hace totalmente natural. Los teclados para ellos es algo increíblemente primitivo. ¿Cuánto le queda de vida al teclado? No mucho. Acuérdese del Siri, cuando salió era increíblemente torpe, y ahora hace todo absolutamente bien. El voice to text funciona muy muy bien. Porque aprende.

- Los chicos deberán enfocarse más en estas áreas: ciencia, tecnología, matemática… pero también me hablaba de habilidades blandas.

- Sí, como el arte, la empatía… Yo sí creo que vamos hacia una época como la de los griegos. La producción del conocimiento ha aumentado exponencialmente, también. Los griegos no trabajaban. Ellos tenían esclavos. Nosotros vamos a tener máquinas.

- ¿Pero quién va a ser esclavo de quién?

- Hay una pregunta central: si las máquinas algún día adquirirán consciencia. A mí me cuesta creer que esto vaya a suceder, pero tampoco puedo apostar que no suceda.

- ¿Por qué?

- Porque cuando las máquinas adquieran consciencia una de las primeras cosas que va a decir es ‘yo quiero votar’ y esto va a ser un gran problema. Es bien complicado. Quienes dicen que sí va a suceder aseguran que es porque aún no tenemos computadoras lo suficientemente poderosas. Todavía las computadoras personales son bastante lentas comparadas con el cerebro humano. Dentro de unos diez años, tendremos computadoras personales de menos de $1.000, con la capacidad de procesamiento del cerebro humano de 10 a la 16 operaciones por segundo. Es bastante.

- Dice que podríamos volver a una sociedad como la de los griegos..

- Donde florece las artes y la filosofía y creamos más conocimiento. Un buen ejemplo de la revolución industrial: a nadie nunca se le ocurrió que alguien se dedicaría a diseñar. Ellos hacían tela, pero ni se imaginaban que iban a haber diseñadores de ropa. Más profesiones impensables, pero montones más, yo creo que van a haber en el futuro.

- Mencionaba la parte ambiental. Franklin Chang, en alguna de tantas entrevistas, decía: ‘¿por qué cree que tenemos una estación espacial internacional?’ El ser humano, ante el agotamiento del planeta, está pensando en dejarlo algún día…

- Hay gente que cree que con tecnología vamos a poder salvar el planeta.

- Energías limpias, por ejemplo.

- Sí, pero no solo eso. Energías que capturen carbono y lo reciclen. Con genómica, produjeron unas algas que capturan carbono y esas algas se las meten a las refinadoras y sale petróleo. La energía solar, sobre todo, el precio ha decaído 250 veces en los últimos 40 años. Ha pasado de $77 por kilovatio a 5 centavos. El problema del agua, por ejemplo, se puede resolver con pura energía: desalinizando.

- Hay gente trabajando en eso, por supuesto.

- En Arabia, toda el agua que consumen es del mar. Claro, que se queman el petróleo y el gas natural quitándole la sal al agua pero cuando lo hagamos con energía solar será diferente. A uno le da cólera que en Costa Rica no tengamos ya millones de paneles solares. Esto no son tendencias. La energía del futuro es solar. Necesitamos baterías para guardar la energía porque de noche el sol no pega. Nosotros tenemos baterías enormes que son represas.

- Pero esos pasos los estamos dando de manera muy lenta.

- Yo también lo creo. Pero el cambio energético da una posibilidad de que tal vez podamos salvar el planeta.

- Hasta le han puesto fecha de caducidad.

- En países sensatos le pusieron fecha de caducidad a los hidrocarburos. En Holanda, no volverán a vender un motor de combustión interna después del 2025.

- ¿Y el plástico?

También. Van a haber nuevas tecnologías para producir nuevos materiales. La nanotecnología se está desarrollando a una velocidad pasmosa. Hay motivos para ser optimista.

- Quizá estas nuevas generaciones tengan una consciencia diferente a la nuestra. No significa cargarles la responsabilidad de salvar al mundo, pero quizá su nieta pueda hacer muchísimo.

- Incluso, la generación de mis hijos está dispuesta a pagar extras por un producto amigable con el ambiente. Existe la consciencia de no usar pajillas o botellas de un solo uso. Hace 15 años, el interés por las energías renovables era porque el petróleo era muy caro. Ahora el interés es porque el petróleo es muy malo. Ya la gente entendió. Pueden bajarle el precio todo lo que quieran que la gente no va a volver a usar petróleo. Al petróleo hay que dejarlo bajo tierra donde pertenece. La pregunta es la velocidad.

- Los cambios son exponenciales. ¿Estaremos en capacidad de cambiar lo suficientemente rápido en Costa Rica?

- El deterioro de la calidad de vida debido al caos vial se pudo haber evitado. Una manera sencilla es con fibra óptica. La gente trabajando en la casa es más productiva, más feliz y saludable. Yo ya no voy a ningún lado. Todo mundo gana. Y podrían sacarle la mitad de los carros a San José. Ponerle fibra óptica y a todos los negocios cuesta $700 millones, según calculó Marcelo Jenkins.

- Es tomar la decisión y hacerlo.

- Exacto. Y muchos de nosotros estamos dispuestos a pagar los $500 que cuesta esto. No es un proyecto faraónico.

- ¿Qué es lo que nos frena tanto como país?

- La burocracia. Si el ICE (Instituto Costarricense de Electricidad) no fuera de los sindicatos y fuera nuestro, sería muy diferente.

- Estas nuevas generaciones pueden marcar la diferencia.

- Hay un nudo gordiano que cortar: la burocracia estatal, que es demasiado grande y tiene demasiado poder. La digitalización del Estado hace todo transparente y podría resolver el problema. El presidente que logre hacerlo va a quedar en la historia como el que cambió al país para siempre.

- Sería una gran reforma.

- Es una gran reforma. Yo creo que la red educativa es un principio muy bueno porque me imagino que un chiquito que haga sus 12 años de escuela en un ambiente totalmente conectado, a altísima velocidad, conversando en videoconferencia con otros en Dinamarca o Somalia, cuando salga a trabajar no va a permitir el papeleo.

- Se convertiría hasta en un asunto de derechos.

- Sí. Yo tengo derecho a no ir a ningún lado. Vea por ejemplo la firma digital, que es una excelente ley mal implementada. La firma digital con lo que le dan a uno que hay que enchufarla a la computadora y solo funciona con Windows es anacrónica. No funciona en el teléfono. Hoy en día, cualquier cosa que no funcione en el teléfono, ¡no sirve! Espero que podamos masificar el uso de la firma digital. En Estonia, todos los ciudadanos tienen firma digital y pueden escoger cómo la quieren.

- ¿A cuántos años estamos de eso?

- Eso se podría hacer ya. Pero igual, es un asunto mental.

- Es un escenario con retos pero optimista.

- Tenemos que ser optimistas. Tenemos que seguir produciendo más y nuevas tecnologías, y Costa Rica tiene condiciones para hacerlo.

- Para usted, ¿cuál es el significado de que Costa Rica llegue a los 5 millones de habitantes?

- Seguimos siendo el único país de Latinoamérica con migración positiva. Siempre seremos un país pequeño. Hay un punto importante que creo que está cambiando. En 1960, cuando nació el chiquito un millón, la esperanza de vida era 60 años, y hoy es de 80 años. En esa época, yo estaba en primer grado, y a nosotros nos enseñaban que éramos un país pobre porque éramos un país pequeño, y que un país pequeño siempre será pobre. Marx le hizo creer al mundo que habían solo tres factores de la producción: tierra, capital y trabajo. Y un país pequeño no tiene ninguno de los tres. El verdadero factor de la producción hoy en día es el conocimiento. Y en Costa Rica estamos produciendo propiedad intelectual. Con las tecnologías digitales, el mercado es global. Usted produce un app en Turrialba y puede vender $20 millones el primer mes.

- El país va a tener que dar las condiciones para eso…

- El problema es complejo. Reentrenar no es fácil. Cómo reentrena usted a un chofer que tiene 30 años de manejar bus, con 50 o 55 años… ¿qué hacemos? La respuesta es no sé. Yo siempre he dicho que tendríamos que estar discutiendo qué hacer con esa gente. Esa discusión no ha empezado. ¡Parece como si no existiera!