Algún bromista se atrevió a llamar a la clínica Ricardo Moreno Cañas la mañana de este viernes para informar sobre la colocación de una bomba que, al final, nunca existió.
Esa llamada se recibió a las 10:53 a. m., y obligó a evacuar a 350 personas que estaban en ese centro de salud, entre personal administrativo, de salud y pacientes.
Según informó la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en un comunicado de prensa, personal de seguridad y de la Fuerza Pública descartaron la presencia de artefactos explosivos.
Gracias al sistema de cámaras de seguridad del establecimiento y el trabajo coordinado con la Fuerza Pública y el OIJ, las autoridades ya tienen identificado al presunto responsable de la amenaza telefónica.
Mauricio Ramírez Bolaños, director de la clínica, confirmó que tuvieron que activar todos los protocolos de seguridad y coordinar con la Policía y con el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Además, durante varias horas, se suspendió la atención de enfermos.
La atención de la amenaza incluyó una inspección secundaria de las instalaciones por parte de la unidad especializada de personal y perros entrenados para la detección de explosivos del Poder Judicial, conocida como K9.
Ramírez hizo un llamado a hacer un uso responsable de los servicios de salud. Según el funcionario, se debe evitar este tipo de conductas que no solo implican un retraso en la prestación de servicios de salud a las personas, sino que también consumen recursos de otras instancia.
"Estas son acciones que no podemos permitir", agregó.
El establecimiento funciona con normalidad en el horario vespertino para la atención de emergencias a partir de las 3 p. m. y hasta las 8 p. m.
Esta clínica atiende población de los distritos josefinos Hospital y Mata Redonda, barrio Cuba, Cristo Rey, Armendáriz, algunos sectores de Pavas y Sabana. Además, da servicios de segundo nivel a Escazú, Santa Ana y Mora Palmichal.