Olga Arguedas Arguedas desempeñará, interinamente, la Dirección del Hospital Nacional de Niños (HNN), los próximos seis meses. Tiene 52 años, dos hijas, es pediatra inmunóloga y, de joven, amaba la actuación.
Criada en una familia de maestros, Arguedas pisa hoy otros escenarios, mucho más serios que los de la comedia, que disfrutaba en su adolescencia.
Sustituye en el cargo al cirujano pediatra Orlando Urroz Torres, quien dejó la Dirección el 25 de enero.
Durante la crisis de la Unidad Cardíaca, autoridades del hospital negaron el problema. Con Urroz, se admitió la crisis, ¿cuál será su política?
Será una política de reconocer todos los aspectos en los cuales tenemos que mejorar. Sí, yo creo que el doctor Urroz dio ahí un paso enorme en el estilo de gestión, hacia una más abierta y transparente. Ahora que la tormenta pasó, podemos decir que seguimos la ruta correcta.
¿Puede asegurar que la tormenta ya pasó?
La parte más aguda sí. Sabemos que dentro de este tipo de acciones suceden épocas de lunas de miel y épocas donde se recrudecen las dificultades. Así es. Lo esperamos. Pero no nos vamos a desanimar. Sabemos que no vamos a volver al punto inicia l.
Usted formó parte del equipo en el manejo de esa crisis, ¿cuál ingrediente puso Arguedas?
Entusiasmo, en primer lugar. Fe en que era el camino correcto y acción también. Con respecto al Programa Cardiovascular, me parece injusto decir que el doctor Urroz es el padre del nuevo programa o que yo sea la madre. Esas son aseveraciones incorrectas e injustas, porque lo que estamos viviendo es producto de un equipo de trabajo.
¿Qué la hizo aceptar el nombramiento y convertirse en la primera directora del hospital?
Para mí, el honor de trabajar aquí y sentarme en esa silla que fue ocupada por el doctor Carlos Sáenz Herrera (fundador del hospital), el ser la primera mujer en 50 años que puede sentarse ahí, ¡eso no tiene precio y nada tiene que ver con un salario!
¿Concursará por la plaza?
Sí, claro, sin duda.
¿Qué ha pensado sobre la gestión de la lista de espera quirúrgica (8.000 niños)?
Hay que innovar. Una de las innovaciones más importantes es romper el mito de que el hospital hace cirugía electiva solo en jornada ordinaria. Este es un hospital 24/7 y es importantísimo dentro del concepto de innovación incluir que se puede hacer cirugía mayor sábados, domingos y feriados, como lo hacen los grandes hospitales de niños del mundo.
¿Y cómo lo va a lograr?
Poco a poco.
¿Pero cuál será su primer paso en esa vía?
Hay que ir rompiendo mitos. Vamos a ponerlo así: en jornadas, de lunes a viernes, hay que empezar con ponernos la meta de hacer dos cirugías de corazón diarias, no una, dos. Cierto que esto va a exceder las ocho horas laborales de la jornada ordinaria, sí, cierto, pero cierto también que existen mecanismos disponibles ya que podemos activar para que logremos aumentar la producción. Y así paso a paso.
”Lo otro importante es estratificar. Es muy diferente para una cirugía electiva que no compromete la integridad del paciente, a esperar una cirugía del corazón, que es prioritaria, o por una de cirugía de sistema nervioso central. Como hospital hipercomplejo, tenemos que ser expertos en una estratificación racional de los niños en la lista de espera.
”Y hay un tercer elemento y es depurar. Tenemos que generar un grupo de cirujanos pediatras ubicados en los hospitales regionales con un respaldo apropiado de anestesistas que se atrevan a dar anestesia pediátrica.
¿Fortalecer la red nacional pediátrica?
Claro. De esa manera, podemos depurar la lista y decir, de acuerdo con los estratos, que este chiquito va a ser atendido con calidad en un hospital regional y no necesariamente aquí, y disponer de esos espacios para dar mayor flujo a nuestra lista de espera.
¿Cuándo habrá resultados?
Probablemente, en el transcurso de las siguientes cuatro a ocho semanas.
¿Sus prioridades?
El Hospital de Niños tiene que dejar de ser un hospital de niños y convertirse en un hospital para niños, que es una óptica distinta. Este hospital fue edificado en un momento en que se tenía una visión diferente del cuidado médico: eran fríos, rígidos, verticales... Los hospitales pediátricos modernos no son así, y los niños costarricenses se merecen un hospital pediátrico moderno.
”Debemos fortalecer la atención ambulatoria. El hospital de día que tenemos es en una modalidad terapéutica, pero no tenemos la modalidad de hospital de día diagnóstica, donde yo hago las indagaciones diagnósticas en el día, y mando a ese niño a su casa o a un albergue.
”Queremos un servicio de consulta externa más eficiente, con una comunicación más apropiada con los padres, más innovación, explorando las posibilidades que nos ofrece la tecnología (citas en línea, correo electrónico y telemedicina).
Hay que proyectarnos más extramuros: claro que el hospital tiene que hacer ahí una labor importantísima. El hospital es el líder natural de la pediatría de este país, y tiene que asumir esa posición de liderazgo con mucha responsabilidad. El líder en una organización tiene que ser el que más da. Este hospital es el responsable de darle al resto de la red de servicios: de dar formación, de dar capacitación, de dar guía, orientación.
”Además, los grandes centros pediátricos hacen investigación. Y cuando hablamos de investigación, en primer lugar están los temas de salud pública nacional, propios de nuestra epidemiología local, todo desarrollado dentro de los marcos estrictos de la ética y el respeto de las personas y los niños”.
Son los siguientes 50 años del HNN, ¿se los imagina así?
Sí, sí, me los imagino así. Si el doctor Carlos Sáenz Herrera tuvo la visión de construir este hospital en la Costa Rica de finales de los 50 y principios de los 60, en medio de la epidemia de polio, con condiciones económicas muy limitadas y sin que perteneciéramos a un sistema de seguridad social, nos toca ahora a nosotros seguir este ejemplo de valentía y convertir lo que tenemos en un hospital pediátrico moderno, en un hospital pediátrico del futuro, y en un hospital pediátrico del primer mundo, porque yo no veo que los niños de Costa Rica se vayan a merecer algo diferente.
Importante para eso la Torre de la Esperanza, ¿qué van a hacer para que sea más que una placa frente al hospital?
La Torre de la Esperanza es una necesidad epidérmica: la sentimos en la piel todos los días. Se hace aún más sensible durante las épocas de pico respiratorio donde tantas veces nosotros no podemos dormir tranquilos de la preocupación porque sabemos que no tenemos una cama más de cuidado crítico.
”¿Qué ha fallado? El engranaje entre los diferentes actores que tienen que trabajar para que el proyecto arranque, se edifique y funcione. Las nuevas autoridades tienen absoluta convicción de que el proyecto hay que llevarlo adelante. Tampoco puedo dejar de reconocer que el informe de la Contraloría es un espaldarazo para que hagamos las cosas en tiempo y en forma. Cierto que el Hospital de Niños, dentro de este engranaje, no tiene un rol muy protagónico, somos beneficiarios...
Son las víctimas.
Exacto. Somos los primeros interesados; entonces, lo que haya que hacer, los caminos que tengamos que recorrer, los recorreremos, pero tenemos la convicción plena de que el proyecto tiene que salir.
¿Qué va a marcar la diferencia contra la violencia infantil?
Todo niño que sufre agresión tiene algún adulto cercano que está percibiendo esta situación y no denuncia por miedo, por desidia, por indiferencia. Esencialmente, se necesita una cultura de denuncia y la articulación interinstitucional. Me preocupa que somos una sociedad reactiva: aparece un caso y todo el mundo quiere hacer marchas y escritos y proclamas, pero en tres semanas ya nadie recuerda. Tenemos que apostar un poco más a la sostenibilidad de las acciones de prevención a largo plazo.