“Es la parte triste. Cuando llegó la ambulancia, mi mamá se levantó como pudo (también estaba enferma) y se despidió de él: ‘Que Dios me lo acompañe, te amo mil veces’, le dijo.
“Yo me fui con él en la ambulancia. En el camino, papi se quedaba viendo las montañas por la ventana. Le saqué una foto. Es la foto de su despedida de la casa”.
El relato de Erick Jiménez, publicado por La Nación en octubre, describe la última vez que su papá, Gerardo Jiménez, recorrió el viejo camino de Orosi, en ruta hacia el hospital. El señor, de 73 años, falleció el 3 de agosto por causas relacionadas con la covid-19.
A las víctimas mortales de la pandemia como don Gerardo, a los enfermos que lograron superar la infección y los prolongados días en salones de hospital, y al personal sanitario que los cuidó, Costa Rica les rindió un homenaje la noche de este viernes 5 de marzo.
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La ceremonia, encabezada por el presidente Carlos Alvarado Quesada, y el ministro de Salud, Daniel Salas Peraza, se realizó en la plazoleta del Centro Especializado de Atención para Pacientes con Covid-19 (Ceaco), en la Uruca, San José.
El sitio fue iluminado en honor a las víctimas. Fue elegido como símbolo de la capacidad de todo un país para encarar, con prontitud y diligencia, la mayor crisis sanitaria de los tiempos modernos.
Alvarado solicitó un minuto de silencio en recuerdo de quienes han perdido la vida.
El Ceaco es resultado de la transformación del Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare) para albergar ahí las primeras 88 camas que se dedicaron a la atención de enfermos de covid-19 en condición moderada.
Si ya la muerte de un ser querido es dolorosa, el dolor se intensifica mil veces entre quienes pierden a un familiar o amigo por la covid-19. Los protocolos de salud no dan espacio a las despedidas. A un último adiós.
Ni qué decir de las muertes en una unidad de cuidados intensivos (UCI), sin la proximidad de una mano amada.
Por eso, la marca del 2020 se vuelve imborrable para casi 3.000 familias que perdieron a un ser querido por esta causa.
La actividad, a la que también acudieron otras autoridades de Gobierno, sirvió de marco para hacer un balance de las acciones realizadas por el país para enfrentar el primer año pandémico.
“Ha sido un año duro, pero hemos salido adelante porque Costa Rica ha luchado y resistido con innovación, mística y con su esencia intacta. Hoy, hemos alcanzado a más de 200.000 personas vacunadas lo que nos da esperanza de avanzar hacia una mayor apertura económica para seguir recuperando empleos, porque la vacuna es, hoy por hoy, la principal herramienta para la recuperación económica”, dijo el mandatario.
Para el ministro de Salud, Daniel Salas, ha sido un año retador que, a su criterio, reveló el potencial del trabajo en equipo y el poder de un país unido contra un enemigo común.
“Todos y cada uno de los sectores juegan un rol importantísimo en la lucha que seguimos dando para el cumplimiento de las medidas sanitarias que nos permiten transitar por esta normalidad”, dijo Salas.
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Durante la ceremonia, el Ceaco no dejó de funcionar.
Mientras se desarrollaban los discursos, cinco pacientes esperaban el traslado en ambulancia hacia otros hospitales de mayor complejidad, en busca de un espacio en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
La lucha por la vida continúa.