100 años atrás, también se suspendió el curso lectivo y se prohibieron las reuniones por una pandemia

Similitudes y diferencias con la llamada gripe española que causó 1.300 decesos en un país de apenas 500.000 habitantes; en aquel entonces, no existían el Ministerio de Salud ni la CCSS

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Transcurría el mes de febrero de 1920 cuando se reportaron las primeras 45 personas afectadas por la llamada gripe española, quienes arribaron al país por el puerto de Limón. Esos primeros casos fueron atendidos por el doctor Antonio Facio Ulloa en el hospital de la United Fruit Company de aquella provincia. Se registraron nueve fallecimientos.

En la Costa Rica de la época no había un sistema de salud como el actual, los hábitos alimenticios eran muy pobres y se carecía de agua potable, letrinas, y cloacas. La población no superaba los 500.000 habitantes, la economía dependía de un único producto, el café, y el país se debatía en una crisis política, pues unos meses atrás había caído la dictadura de los Tinoco.

También, se vivía las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.

La gripe española provocó en Costa Rica la muerte de 1.298 personas sin que se sepa a ciencia cierta cuántas más se contagiaron por esa enfermedad caracterizada por fiebre, dolor de cabeza, tos, cansancio, dolores musculares y corporales, vómitos, diarreas, catarro, bronquitis y dolor de espalda, entre otros síntomas.

Ese es el acercamiento que ofrece Patricia Vega Jiménez, doctora en historia y comunicadora, quien recientemente concluyó un análisis comparativo de las pandemias de 1920 y 2020: sus semejanzas y sus diferencias.

Escudriñó periódicos, bases de datos y diversos documentos, especialmente un artículo de Ana María Botey publicado en la revista de estudios latinoamericanos de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, denominado “La tardía epidemia de influenza o gripe española y sus desenlaces en Costa Rica (1918-1920)”.

Vega Jiménez rescata las grandes similitudes, pero también las diferencias de contexto en las cuales se produjeron esas pandemias.

El texto se publicará próximamente en una revista española que le solicitó este análisis a la historiadora costarricense, autora y coautora de 15 libros, decenas de publicaciones y textos académicos, conferencista e investigadora nacional e internacional.

Medidas adoptadas en 1920

“En aquella época, el país no contaba con una estructura sanitaria como la actual para enfrentar la pandemia. La salubridad pública dependía de la Policía, por lo tanto le correspondió a las autoridades municipales y locales, a la par de los médicos de pueblo y la Policía de Higiene, enfrentar esa epidemia con los escasos instrumentos disponibles”, dijo.

Con pocos medios, se insistía en persuadir a la población a evitar la movilidad.

Tanto en publicaciones y volantes como en reuniones de vecinos, se llamaba a la limpieza personal y de los hogares y, adicionalmente, mantener en perfecto estado las vías y áreas públicas; socorrer a las personas pobres con los medicamentos que indicaban los médicos de pueblo y registrar a las personas infectadas; sin embargo, a diferencias de lo que sucede hoy, ese registro no estaba centralizado.

Paralelamente, se tomó la decisión de cerrar teatros, templos y cancelar las reuniones de más de 10 personas, así como los bailes, los paseos, turnos, y los festejos populares.

Se postergó el curso lectivo que estaba previsto para que se iniciara el 1.° de marzo de ese año, y se declaró emergencia nacional a partir del 9 de marzo de 1920, para poder atender la crisis sanitaria.

A la población afectada se le solicitó mucho reposo, consumir aspirina, mostaza y agua con limón en grandes cantidades. La Municipalidad de San José aconsejó a los vecinos, por medio de volantes, adoptar todas las obligaciones sanitarias.

Se tomó la decisión de establecer un hospital provisional para atender a las personas contagiadas graves, el cual se ubicó en la Escuela Normal de Niñas que funcionaba en el edificio Metálico.

Como parte de las gestiones para controlar la pandemia, las autoridades distribuyeron alimentos, medicinas y desinfectantes como formol y creolina. Adicionalmente, se autorizó a las farmacias para que las personas pobres diagnosticados por los médicos pudieran retirar medicamentos.

Al personal de salud se le pidió el uso de mascarillas, sin embargo, de acuerdo con Vega, no se encontró ningún documento que reportara esa petición a la población como sucede con la actual pandemia.

En 1920, las farmacias anunciaban el consumo de los reconstituyentes para fortalecerse, los jarabes para la tos como el Guayacol y el suero antineumocóccico mixto; sin embargo, no hay evidencias de que esos productos se hayan distribuido entre la población.

“100 años atrás no había medios radiales, televisión y mucho menos redes sociales e Internet; por ello, únicamente la prensa escrita era la que exhortaba a la población a cumplir con las medidas que emanaban del Consejo Superior de Salubridad, toda vez que no existía ni el Ministerio de Salud cuyo nacimiento fue siete años después, en 1927, tampoco la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que surgió en noviembre de 1941”, comenta la historiadora.

Los medios que hicieron tales llamados fueron principalmente el Diario de Costa Rica, El Heraldo de Costa Rica, El Anunciador, El Imparcial, La Prensa Libre, no obstante, sus publicaciones eran esporádicas, puesto que la noticia política era la que prevalecía.

Estos medios también criticaron fuertemente las medidas adoptadas por los organismos competentes porque decían que afectaba la renaciente economía costarricense, producto de las exportaciones de café.

En Costa Rica, la pandemia de gripe española solo tuvo una ola que se prolongó hasta el año 1922 y se fue como llegó, pero dejando a su paso una estela de dolor y muerte en el territorio costarricense.

“La pandemia de 1920, nos sirvió para crear una infraestructura sanitaria capaz de ir dándole al país los instrumentos para enfrentar otras enfermedades que nos afectaron con posterioridad, instrumentos que en la actualidad son clave para sortear a la covid-19”, aseguró Vega Jiménez.

Mal llamada “Gripe española” en síntesis

  • De acuerdo con la documentación mundial, la mal llamada “gripe española” de 1918 ha sido la pandemia más devastadora que ha azotado a la humanidad.
  • Los textos no son uniformes en relación con la mortalidad, pues unos aseguran que produjo 40 millones de decesos, otros 50 millones. También, hay publicaciones que señalan que esa enfermedad causó la muerte de 100 millones de personas.
  • No se sabe con certeza el origen de la pandemia, sin embargo, se dice que inició en la base militar Fort Riley ubicada en Kansas, Estados Unidos, y se expandió posteriormente a Europa con la movilización de soldados que participaron en la Primera Guerra Mundial.
  • La transmisión de la enfermedad estuvo directamente relacionada con los movimientos militares por la guerra.
  • Se le conoció como gripe española porque fue España el primer país en informar sobre la presencia de esta enfermedad.
  • Se estima que esta pandemia, causada por el virus de la influenza H1N1, contagió a un tercio de la población mundial y la mayor parte de las naciones del mundo fueron impactadas.