Luis Antonio Sobrado se refirió a los desafíos políticos de las organizaciones partidarias y a los riesgos que se enfrentan las agrupaciones con convenciones abiertas. Foto: John Durán (JOHN DURAN)
Luis Antonio Sobrado, presidente del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), advirtió de las ventajas y desventajas que tiene la poca simpatía de los ciudadanos hacia los partidos políticos.
Pese a la participación de más de 400.000 personas en la pasada convención del Partido Liberación Nacional (PLN), la mayoría de personas no simpatiza con ninguna agrupación política, de acuerdo con estudios del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica.
Para Sobrado, existe un enorme desafío para los partidos en convencer a esos ciudadanos en elecciones, así como para la discusión política.
“Eso tiene cosas buenas y cosas malas; cosas buenas porque tenemos a un electorado mucho más maduro, pero tenemos partidos más débiles y con una tendencia a una fragmentación política cada vez más intensa, lo cual establece dificultades en el diálogo político, mayor dificultad de conseguir consensos en la Asamblea Legislativa y otros elementos de esa naturaleza.
“Las democracia sólidas y reputadas del mundo son democracias de partidos fuertes, partidos que organizan la discusión política. Una campaña tiene que ser un diálogo... y entre mayor fragmentación hay, tienden (las campañas) a ser más ruidosas, más dominadas por las incidencias de redes sociales cargadas de mentiras”, apuntó el presidente del TSE.
Campañas abiertas pueden torcer voluntad del partido
¿Puede cualquier ciudadano votar en las elecciones internas de las agrupaciones? Sí. ¿Queda sujeto a las reglas del partido político? También.
En entrevista con La Nación, el presidente del TSE aclaró que, una vez que se firma el padrón electoral de un partido político, se derivan derechos y responsabilidades con esa agrupación.
“Una regla democrática básica es que los procesos de renovación de autoridades es algo que solo concierne a los miembros de la agrupación y no a personas ajenas a la agrupación; esto significa que no puede intervenir en una convención quien no sea parte del partido.
“Claro que hay agrupaciones cuya normativa interna les permite formalizar la adhesión el mismo día la convención, por ejemplo, pero el costarricense tiene que tener claro que está decidiendo pasar a incorporarse a una agrupación política, de lo cual derivan derechos y obligaciones”, señaló.
Sobrado agregó que quien se adhiera a una agrupación rompe relación con otras a las que haya pertenecido anteriormente. Esto implicaría la ruptura de la militancia.
“Nada impide que después volvamos al partido, pero sí hay con ello una quiebra de la continuidad de la militancia que, de hecho, afecta la posibilidad de postularse, por ejemplo, para las elecciones del 2024”, aclaró el magistrado.
Sobrado explicó que las agrupaciones también asumen riesgos al invitar a personas no simpatizantes a elegir al candidato a la presidencia o a las bases de la estructura, pues podría arrojar resultados que no son los deseados por los verdaderos militantes.
“Se ha visto como un riesgo para la integridad de los partidos políticos, la posibilidad de integración de personas que no son verdaderamente miembros del partido ni tan siquiera simpatizantes y que pueden pretender torcer la voluntad de la agrupación o de la colectividad que realmente es parte de esta agrupación política”, dijo Sobrado.