Ser agentes activos en la política, pero sin participar en la política electoral. Esa es la aspiración del presidente de la Federación Alianza Evangélica Costarricense, Rigoberto Vega, quien asumió ese cargo en marzo de este año.
“La junta directiva, después de analizar y ver todos los antecedentes que nosotros tuvimos (...) ¿Por qué hubo un cambio? hay un nuevo presidente, hay nuevos miembros de junta. Nosotros, a partir de este nombramiento, resolvimos que la Alianza no será parte, no promoverá ni convocará en nada que tenga que ver con política electoral partidista”, dijo Vega.
Esas declaraciones las dio a La Nación, el pasado miércoles, poco después de que los evangélicos recibieran al presidente de la República, Carlos Alvarado, en el Templo Bíblico Internacional, en Tibás para participar de una vigilia junto con la congregación.
Días antes, en su gira por Guanacaste, el mandatario había externado su preocupación por la discriminación hacia los evangélicos.
Vega dijo que, pese a que existe un “fantasma”, una “sombra" que los acusa de promover candidaturas electorales, la nueva junta directiva de la Alianza acordó, desde marzo de este año, extender una invitación a los pastores de todas las iglesias afiliadas a la Alianza Evangélica a no participar de procesos electorales.
Dicha posición no está por escrito aún, pero la darán a conocer en las próximas semanas, lo cual toma relevancia frente a los procesos cantonales de los partidos políticos que se alistan para las elecciones municipales, aunque no es la intención afectar a nadie, según Vega.
Para las elecciones del 2018, el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) determinó que un manifiesto conjunto de la Conferencia Episcopal y la Alianza Evangélica, en el que llamaron a meditar el voto delante de Dios, constituyó una amenaza para el libre ejercicio del sufragio.
“Nos preocupa que el pastor deje su llamado, su ministerio, para dedicarse a algo para lo que no fue llamado. Aun si la Constitución sí lo permite, le estamos pidiendo que no lo haga porque su trabajo es exclusivo y a eso fuimos llamados”, dijo Vega.
“Si un pastor quiere ir por un proceso electoral, sepárese para que pueda atender lo político, pero que la Iglesia quede al margen... No cuente con nosotros para tomarse un café si tiene que ver con política”, agregó.
Para el pastor, la Iglesia evangélica tiene una función y “no tiene nada que ver nada con carrera política” porque “la iglesia no puede enredarse ni distraerse”.
Vega manifestó preocupación por quienes pretendan representar la Iglesia evangélica en la política.
“El tema de los candidatos a la Alianza le preocupa mucho, hay que tener claro que ningún candidato, ningún partido político, ni Fabricio, ni Carlos Avendaño, ni absolutamente nadie representa a la Iglesia”, dijo.
“A nosotros nos tiene muy preocupados de alguna forma que a veces los partidos se quieren adjudicar la voz de la Iglesia, cosa que ellos no la tienen”, indicó el pastor.
También, le preocupa el efecto que puedan tener, en la percepción pública sobre los evangélicos, los hechos políticos de partidos como Restauración Nacional y Nueva República.
“Nos preocupa también las acusaciones que ha hecho el TSE no solo a partidos confesionales y no confesionales, en término de corrupción, nepotismos, eso lo condenamos. Con más razón, los que dicen ser evangélicos tienen una mayor obligación de dar mayor testimonio y tienen que dar cuentas por cada uno de sus actos".
También, expresó que el enfrentamiento entre Carlos Avendaño y Fabricio Alvarado “da pena ajena”.
Reclamo
Por su acercamiento con el presidente Alvarado, Vega ha sentido en algún grado un reclamo de algunos actores de la Iglesia, pero él asegura que la invitación que le extendieron al presidente no tiene fines políticos electorales.
“Hay quienes piden que vayamos en contra, me estoy jugando el pellejo porque muchos están en desacuerdo con el acercamiento con el presidente”, mencionó Vega.
El presidente de la Alianza aseguró que, en una reunión privada, le expresó a Alvarado la discriminación de la que han sido objetos los evangélicos en la discusión de temas que a la Iglesia evangélica le interesa discutir, como las guías sexuales, el matrimonio igualitario, el aborto y la fertilización in vitro.
Esa es la política que sí quieren hacer, según el pastor. Ser parte de la discusión de esos temas, promover ese tipo de reuniones, pero con los actores políticos que hayan sido elegidos, y no con candidatos.
“Históricamente, así se lo dije (al presidente), cuáles han sido los aspectos de discriminación que hemos sido objetos.... le hicimos saber a él cómo, como Iglesia evangélica, siendo una parte importante de la población, nunca fuimos tomados en cuenta en temas de interés, ya no solo de principios y valores, sino cualquier otro tema, porque históricamente le hemos extendido la ayuda al país, y por qué no al gobierno, en lo que tiene que ver con la pobreza y el hambre”, aseguró.
La Alianza Evangélica reúne al 85% de las iglesias de esta corriente en el país que suman unas 4.000.