Mario Redondo: ‘Los magistrados se han puesto en evidencia muy feo acerca del recorte en pluses’

El exdiputado conversó con ‘La Nación’ sobre el ambiente en que el plan fiscal avanza hacia su votación, sobre la huelga, sobre el papel de Restauración y sobre la herencia de Luis Guillermo Soís

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Mario Redondo se compró broncas durante el periodo constitucional anterior, cuando fue diputado de Alianza Demócrata Cristiana (ADC), al actuar en contra de los abusos en el gasto público.

Hoy, el político cartaginés, quien es miembro de una comisión de notables creada por el Gobierno, mantiene su verbo combativo contra los privilegios salariales, los cuales serían contenidos de aprobarse la reforma fiscal.

Sin ambages, Redondo cuestionó el papel de los magistrados de la Corte Plena, los cuales enviaron una carta a la Asamblea Legislativa para defenderlos, alegando que tocar ese gasto afecta el funcionamiento del Poder Judicial.

Redondo ofreció una entrevista a este diario en la que también expuso sus fibras cuando se le consultó su parecer sobre la posición de Restauración Nacional, partido al que Redondo respaldó durante la segunda vuelta electoral por la Presidencia.

-¿Cómo ve los contenidos del plan fiscal ahora que está en la recta final de su trámite?

-Este proyecto siempre fue concebido como un tanque de oxígeno. Estamos claros en que esta no es la solución al problema fiscal del país, que esto es un parche ante la gravedad que tiene la situación fiscal del país. No es todo lo que ni yo, ni ningún costarricense, quisiera. Pero lo cierto del caso es que esto es lo menos malo que le puede pasar a este país en este momento en virtud de que las circunstancias son tan apremiantes, que el margen de maniobra para construir en el corto plazo una iniciativa distinta no parece estar dado.

“Eso hace que, con todos sus defectos y sus limitaciones, este plan sea urgente, sino, tendríamos consecuencias diez veces más graves que este plan”.

-¿Cree que, en materia de contención del gasto, el proyecto es lo que el país necesita o piensa que se pudo haber hecho más?

-Creo que se pudo haber hecho más en varios ámbitos. Muchas veces combatí las chambonadas que son un ejemplo de la ineficiencia en la gestión de los recursos públicos. Hay estudios que revelan que aplicar criterios de mayor eficiencia en la utilización de los recursos podría generar, en el caso de la educación pública, ahorros de hasta 1% del producto interno bruto (PIB) y, en el caso de la salud pública, de 2% del PIB.

“El tema de los criterios de eficiencia está poco desarrollado. Yo hubiera agregado algo más en el tema de cerrarle portillos a la corrupción y hubiera incluido en ese proyecto la venta de algunas instituciones públicas, como el Banco de Costa Rica (BCR) y el Banco Internacional de Costa Rica (Bicsa). No sé qué tan aceptable sería eso, ni qué tan políticamente viable, pero yo al menos hubiera tenido esa consideración”.

-El gobierno de Carlos Alvarado tomó el texto del plan fiscal y le incluye al capítulo de empleo público, medidas un poco más agresivas en materia de beneficios, como las anualidades, prohibición y dedicación exclusiva ¿Cree que es mejor ese capítulo?

-Si en este país no entendemos que tenemos que ponerles un freno a los ajustes salariales y al crecimiento exponencial que tienen, de nada nos servirán nuevos ingresos si por el lado del gasto no racionalizamos los disparadores del gasto público. No hay que ser un genio para saber que estos están en el ámbito de las pensiones y de los pluses salariales. La Contraloría lo venía diciendo desde hace rato. Los pluses están creciendo por encima de las remuneraciones ordinarias y había que racionalizarlos.

-Hay algunas voces, ahora que el proyecto está en la recta final de su discusión, que afirman que sus contenidos deberían de tramitarse como proyectos individuales. ¿Cómo ve usted esa alternativa?

-No, eso sería como arrear gasto en la Avenida Segunda. Es imposible (…). Quien conozca la realidad parlamentaria, sabe y tiene que entender que si llevar adelante un solo proyecto tiene la complejidad que tiene, ahora llevar varios proyectos a la vez sería muy complejo.

“Hoy más que nunca, el proyecto busca desesperadamente mandar una señal a quienes compran la deuda interna para que crean que Costa Rica tiene posibilidades de alcanzar acuerdos. Echarlo atrás es mandar una pésima señal y hacer que los que invierten en el país no pongan las condiciones más gravosas posibles”.

-Usted es experto en normativa legislativa ¿Cree que el trámite del proyecto de Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas es lo suficientemente sólido para que no se caiga en la Sala IV ante una consulta de constitucionalidad?

-Sí, me parece que solo incurriendo en un exceso, la Sala Constitucional podría traérselo abajo. No veo cómo, razonablemente, la Sala pueda ver algún vicio en el procedimiento de este proyecto. El derecho parlamentario es flexible por naturaleza, lo es porque su fin es garantizar los acuerdos políticos y para darles viabilidad y, con ese sentido, antepone el fondo a la forma y, solo en caso en caso de gruesas afectaciones al principio democrático, uno podría decir que hay un vicio esencial al procedimiento. Y creo que no hay vicios gruesos en el procedimiento.

Corte Plena en deuda

-Hablando de la Corte ¿Qué opina de los argumentos que expuso la Corte Plena en una consulta que le hizo la Asamblea sobre el proyecto y que remitió de forma tardía?

-Yo tengo una enorme decepción sobre la forma en que la Corte visualiza la realidad de este país. Es como si estuvieran en una isla, en una república independiente y casi ajenos a nuestra situación fiscal. La Sala Constitucional ha permitido con los años que muchos de los abusos que hoy existen en materia de empleo público hayan sido avalados y, lamentablemente, siento que lo hicieron, a veces, pensando en ellos mismos o en los derechos específicos del personal de la Corte.

"El tope a las censantías de 20 años que se permitió durante mucho tiempo, como ha sido manejado el tema de las pensiones y como han tratado el tema de los derechos adquiridos en pensiones, que nunca han sidos sostenibles por sí mismas, muchas de esas cosas yo creo que hablan muy mal de la rigurosidad y de la conciencia de los miembros de la Sala con respecto a la realidad fiscal del país y en este caso lo que ha hecho la Corte alrededor de esto da pena.

Da pena verla aferrándose a criterios de interés particular y dejando de lado el interés nacional y el bien común. Si la Corte persiste en eso, estará haciéndose un daño enorme y estará poniendo en evidencia motivaciones que uno nunca esperó que fueran propias del Poder Judicial".

-Las evidencias parecieran estar ya a la vista…

-Es muy pequeñito el pensamiento de la Corte acerca de la crisis fiscal que enfrenta el país y las medidas para evitarla. Creo que los magistrados se han puesto en evidencia muy feo acerca del recorte al gasto en pluses. Da pena ver los criterios a los que recurre la Corte para tratar de forzar a la Asamblea Legislativa a determinar que se requieren 38 votos para aprobar el plan fiscal.

“Yo no quisiera pensar que ese es el sentimiento que priva ahí y quisiera que los magistrados de la Sala Constitucional no caigan en eso. Quisiera pensar que tal vez les faltó análisis a los miembros de la Corte para emitir ese criterio que está escrito con una mentalidad muy egoísta y pequeñita”.

-¿Qué señales ha percibido del movimiento de huelga que ya cumple 4 semanas?

-Me preocupa la enorme desinformación que se ha dado alrededor de esto. Visualizo dos cosas alrededor de los que están radicalmente opuestos a este plan fiscal: una desinformación enorme sobre la realidad fiscal del país, sobre las posibilidades que tiene el país para salir de esta situación y, sobre todo, las implicaciones que traería que el proyecto se estanque, particularmente sobre los más pobres.

“A la par de esa desinformación, lamento mucho encontrar que hay mala fe también. Hay actores, unos cuantos, que están actuando con malévola irresponsabilidad sin considerar que la precariedad de las finanzas públicas a los primeros que puede comprometer es a los empleados estatales. Hay dirigentes que han tratado de radicalizar y polarizar tanto a la gente y de malinformarla que ahora, cuando llegaron a pedirle apoyo a las bases, se dieron cuenta de que tal vez los había polarizado tanto, que ya ni ellos son capaces de hacerlos caer en razón. Se metieron en un embrollo del que yo creo que no saben cómo salir”.

-¿Cómo evalúa la forma en que el Gobierno le ha hecho frente a este movimiento?

-Le ha faltado imaginación al Gobierno para hacer frente a esto. Creo que se imponía plantear el trámite en paralelo de un proyecto de ley, bajo la vía rápida también, que sea un complemento que tenga lo que no tiene el plan fiscal. Eso es algo que el Gobierno no lo ha hecho.

“También fallaron en la comunicación porque dejaron que la desinformación corriera mucho y dejó que crecieran muchísimo algunos mitos urbanos como el de las pensiones de lujo, que quedó resuelto en el período anterior. Hace año y medio se aprobaron cuatro proyectos de ley para ponerles límites y coto a esas pensiones. Lo único que falta es declarar que no son derechos adquiridos y el Gobierno no ha sido claro en explicarlo”.

Restauración Nacional en su propia incongruencia

-¿Qué contenidos sugiere usted que se incluyan en ese proyecto hijo del plan fiscal?

-Se puede entrar más al tema de la eficiencia, evitar las chambonadas. Entre corruptos y chambones, nos quitan miles de millones. Se deben incluir parámetros más exactos para sancionar a los jerarcas, una mayor rigidez para garantizar el buen uso de los recursos públicos. Metería mayores garantías para combatir la corrupción y el despilfarro y, como le decía, hay que plantear la venta de algunos activos que no son imprescindibles para el país.

"Creo que todavía podríamos ajustar más en temas de gasto y creo que hace mucha falta incluir el tema de la reactivación económica y mejorar la eficiencia en la ejecución de créditos para obras públicas y creo que, en el combate al contrabando, se puede hacer más. Bien construido, ese podría ser un puente de plata que ayude a un arreglo con los diferentes actores para recomponer los acuerdos y acabar con esta huelga.

-Usted, durante la segunda ronda presidencial, se decantó por respaldar a Fabricio Alvarado, el candidato de Restauración Nacional. En ese momento hubo señales claras de ese candidato de que estaba a favor de la reforma fiscal. Sin embargo, ahora la fracción de Restauración torpedea el plan fiscal. ¿Cómo se le explica al país esa ambivalencia y contradicción?

-Qué difícil, ¿verdad? Yo, ciertamente, creo que cualquier partido que se precie de ser responsable que hubiese ganado las elecciones estaría promoviendo y corriendo para que se aprobara la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, con detalles más detalles menos.

“A mí me tocó negociar la aplicación de la vía rápida al proyecto con varias fracción. Muchas veces llamé a don Édgar Ayales (exmiembro del equipo económico de Fabricio Alvarado, fallecido en abril) para convencer a la bancada de Liberación Nacional (PLN) para que diera el voto al mecanismo, estoy seguro que don Édgar estaría apoyando este proyecto. Creo que don Gerardo Corrales (exgerente del Bac Credomatic y exmiembro del equipo de Restauración), don Luis Mesalles (economista de la Academia de Centroamérica y exmiembro del equipo de campaña de Restauración) y también, en su columna en La Nación, está en la misma línea.

Lo coherente es respaldar el plan fiscal y eso es lo que yo siempre entendí durante la segunda ronda, cuando me correspondió ayudar en eso (en Restauración). Yo siempre consideré que había claridad en la importancia de respaldar el plan si se llegaba al Gobierno y aun en oposición, porque uno tiene la responsabilidad de ser coherente y consecuente. La gente que se invitó para que formaran parte del equipo económico, eran personas que tenían claro lo que había que hacer”.

-Es decir, si don Fabricio hubiera ganado las elecciones, ese hipotético Gobierno también hubiera impulsado el plan fiscal…

-Yo no puedo hablar por Fabricio, pero mi impresión es que el equipo económico que se había invitado estaba convencido de que la forma de oxigenar las finanzas públicas ante la urgencia en que estamos, era avanzar con este proyecto. Sería muy difícil que tres figuras importantísimas como don Édgar Ayales, don Gerardo Corrales y don Luis Mesalles estuvieran oponiéndose al plan fiscal en este momento.

-Si a usted le hubiera correspondido ser el ministro de la Presidencia de ese hipotético gobierno de Restauración—como se rumoraba—también hubiera impulsado ese proyecto…

-Cualquier partido responsable que ganara las elecciones hubiera tenido la obligación de darle oxigeno a las finanzas públicas para evitar que este país se vaya al barranco o que caiga en una situación de caos. Si yo, en mi partido, o en cualquier otro, si hubiera llegado al Gobierno, mi obligación hubiera sido ser coherente y defender ese rescate de las finanzas públicas.

“Si a mí me hubiera tocado negociar con los sindicatos, hubiera abierto dos o tres capítulos que les dieran tranquilidad en algo. Por ejemplo, en eficiencia del gasto, para combatir más el contrabando, otro más para combatir la corrupción. Creo que esos son signos que no se han explotado. Uno podría darle su matiz al proyecto, pero en el fondo, los principios básicos de este proyecto son lo que yo hubiera apoyado independientemente de donde hubiera estado, aunque hago la salvedad de que yo no hubiera sido ministro de la Presidencia”.

Gobierno sin imaginación

Interpreto, don Mario, que usted piensa que al gobierno de Carlos Alvarado le ha faltado ceder en la negociación con los sindicatos…

-No ceder. Les recomendaría ser más imaginativos en la construcción de variables. Creo que hay variables que al Gobierno le ha faltado imaginación para desarrollar más. Cuando las negociaciones se cierran es bueno encontrar una puerta y tener una plataforma, como desarrollar esos capítulos que le comenté. Uno por responsabilidad con el país, debería estar recordando todos los días que si el proyecto no se aprueba este mes se enfrentará una situación gravísima y sería irresponsable no comprenderlo y no serlo, lo que no quiere decir que uno no esté claro de que este proyecto es altamente limitado.

“En tres semanas de polémica entre el Gobierno y los sindicatos hubiera sido posible construir unas cuantas plataformas para facilitar la negociación con algunos sectores y para facilitar la percepción que la gente tiene sobre el proyecto”.

-¿Esa imaginación que usted afirma que falta la podemos traducir como falta de astucia política del actual Gobierno?

-Sí, tal vez. Me parece que les ha faltado un poco de astucia, imaginación, para tratar de encontrar algunas variables sobre las cuales habría sido posible construir algo más. Se quedaron en el texto del proyecto y no lo explicaron bien y han dejado que los que están desinformando hagan de las suyas y, adicionalmente, no tuvieron la imaginación para reaccionar ante algunos señalamientos.

“Si yo fuera presidente y me salieran con el tema de las pensiones de lujo, yo me hubiera hecho ya un proyecto de reforma constitucional que diga que no se considerarán derechos adquiridos aquellas prestaciones, pensiones, en las que el beneficiario no haya aportado de manera suficiente para el sostenimiento de la misma. Es un gesto político, ya le hubiera pedido la firma a todos los diputados, le pido una reunión a los jefes de fracción. Pero el Gobierno, innecesariamente, decidió acarrear con la mentira de que no se ha hecho nada para frenar las pensiones de lujo”.

-Lo mismo con los cuestionamientos hacia el destino que se le daría al aumento en la recaudación…

-Exacto. Ya les hubiera propuesto a los sindicatos hacer una red ciudadana contra la corrupción, la apertura de una línea gratuita y crear un comisionado anticorrupción en Casa Presidencial para garantizar que cada cinco que se recaude se luchará para que se use bien. Eso no está pegado del cielo y son ideas bonitas que el pueblo podría comprar. Pero el Gobierno se quedó atorado en el texto actual y le ha faltado imaginación para quitarles los argumentos.

-La semana pasada el Ministerio de Hacienda se jugó el todo por el todo vendiéndole Letras del Tesoro al Banco Central, ante la dificultad de captar recursos vendiendo bonos de deuda interna ¿Cree que esa jugada fue muy arriesgada?

-Obviamente es un gesto de desesperación, el tema es cuánto más dada el mercado (…). Es muy difícil que la gente quiera invertir ahora en Costa Rica, el problema aquí que se encienda la chispa negativa. Eso ocurriría si el proyecto retrocede o se estanca.

“Esa es la chispa que cualquier inversionista vería como una alerta. Muchos de ellos están agarrados de la vía rápida que se aplicó al proyecto y de que se va a llegar a votar en octubre. Si eso en algún momento cambia, sería la señal para que se olviden de nosotros y eso automáticamente dispararía las tasas de interés y se afectaría el tipo de cambio y la inflación. Por eso es que cuando algunos dicen que están defendiendo al pueblo al pedir el retiro del proyecto lo hacen con ignorancia o con mala fe. Si hay algo que se presta para hacer demagogia es el tema fiscal”.

El hueco presupuestario que heredó el Gobierno de Luis Guillermo Solís al actual: ¿Fue chambonada, irresponsabilidad o inutilidad?

-El gobierno de Luis Gillermo Solís fue absolutamente irresponsable a lo largo de sus 4 años. Los dos primeros años fueron desastrosos en el tema fiscal. Tal vez al tercer año medio tomó consciencia, aunque desaprovechó la oportunidad que algunos le planteamos. Tengo en mi celular mensajes que le envié al expresidente Solís en absoluta buena fe para que buscar un arreglo a la situación fiscal. Revisando intervenciones en el plenario vi que diputados de Acción Ciudadana (PAC), como Henry Mora (presidió la Asamblea Legislativa), Marvin Atencio y Javier Cambronero Fue jefe de fracción), siempre se opusieron a que avanzaran posibles soluciones a este problema.

“Me parece inaceptable la irresponsabilidad de Luis Guillermo Solís, pues complicó enormemente el panorama. Haber advertido, como él lo pudo haber hecho, con tiempo, hubiera permitido construir una reforma fiscal más integral. Inclúyanme entre los que estamos hartos de la corrupción, del despilfarro y las pensiones de lujo, también entre los que repudian el ‘cementazo’ y el hueco fiscal, pero nunca me incluyan entre los irresponsables que, por miopía, egoísmo o mala fe, quieren sumir a Costa Rica en el caos”.