Altamira, Bijagua, Upala. Las heridas que el huracán Otto abrió en noviembre del 2016 en Altamira de Bijagua de Upala siguen sangrando.
Sus víctimas, unos 70 parceleros, dicen sufrir hoy con más intensidad las consecuencias del fenómeno natural que mató a tres adultos y una niña, arrasó con 36 estanques de tilapia, cultivos agrícolas y viviendas.
Ellos resienten las promesas de ayuda gubernamental no cumplidas y luchan para que la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) no los desaloje, pero el fervor cívico de esa gente y su fe en el sistema democrático costarricense los movieron a participar de la fiesta cívica, este domingo 4 de febrero.
Por esos mismos motivos hoy muchos de los afectados caminaron dos kilómetros entre rutas empedradas para llegar a sufragar a la escuela de Bijagua.
"Yo perdí ¢100 millones, me prometieron ayuda y nunca llegó. Eso me hizo pensar en ni siquiera salir de la casa, pero es mi deber como ciudadano votar", manifestó Carlos Hernández, de 51 años.
Por su parte, su vecino, Gerardo Esquivel Loría, de 51 años, la emprendió contra quienes atacan a los corruptos pero no hacen nada por sacarlos de los puestos públicos donde se toman decisiones importantes.
"Abstenerse de sufragar es como si los estuviéramos apoyando para que sigan haciendo lo mismo. Los corruptos están matando a Costa Rica y no podemos ser indiferentes ante lo que vive el país", enfatizó.
La tarde será más movida
El ambiente electoral en Bijagua arrancó frío, pero dos horas después de abiertas las urnas comenzó a calentar, al igual que la temperatura ambiente.
Eduardo López, un vecino, dijo que la mayor afluencia de votantes la esperan a partir de la 1 p. m., pues ese es el comportamiento histórico en el pueblo.
"La impresión que tenemos es que será una elección muy disputada y de momento no se visualiza un eventual ganador", expresó María Teresa Gómez, de 60 años, quien dijo estar identificada con uno de los partidos tradicionales, pero se abstuvo de especificar cuál.