Mario Coto cedió al final y fue a votar cerca de la 1:30 p. m.
Lo motivó el fervor cívico que vio en los miles de ticos que viven en el extranjero.
“En la mañana (del domingo) estaba decidido a no votar, pero viendo a los muchachos en Brasil, China ... pensar en todo lo que viajaron para votar y saber que yo tengo el centro de votación a 75 metros”, reflexionó.
Coto, ingeniero industrial que decidió dedicarse a la panadería, es uno de los nueve abstencionistas que La Nación contactó hace tres meses para acompañarlos durante la campaña electoral.
Él solo una vez ha votado en sus 51 años y eso ocurrió en la campaña de 1998, cuando ganó el socialcristiano Miguel Ángel Rodríguez.
“Me arrepentí de ese voto, que fue impulsado por compañeros de trabajo. Desde entonces me había alejado porque no les creo (a los políticos)”, manifestó.
El ingeniero y panadero fue a votar a la escuela monseñor Sanabria, de San Rafael de Oreamuno, en la provincia de Cartago.
Con su decisión de último momento, también atendió al consejo de parientes, clientes y muchos amigos que le insistieron a lo largo de varios meses para que participara en los comicios.
“La gente venía a preguntarme por qué no iba a votar si es un derecho. Yo lo que me preguntaba era por quién votar”, recordó ayer.
Coto afirmó que tomó la decisión después de ver muchos debates y de escuchar a los candidatos este domingo.
Se negó, sin embargo, a revelar el nombre del postulante al que le dio su apoyo tan pensado.
“Solo hay un candidato al que sí conozco bien porque fuimos compañeros de estudio y sé que no es idóneo para dirigir el país. Yo tomé la decisión y espero no arrepentirme esta vez”, concluyó.