En medio del atraso sufrido por el proyecto que pretende eliminar el pago de las anualidades de los funcionarios públicos por los próximos dos años, este martes se armó un zafarrancho en el plenario, que dejó a diputados y diputadas molestos, luego de fuertes acusaciones.
El choque se produjo tras varios días de escuchar a José María Villalta, del Frente Amplio, defender una lluvia de 24 mociones de reiteración al plan (habló cinco minutos por cada una), así como siete mociones de revisión por las que habló también cinco minutos.
Antes de que se discutiera la sétima moción de revisión, Carlos Ricardo Benavides, del Partido Liberación Nacional (PLN), pidió la palabra por el orden y lanzó un reclamo que molestó a los congresistas que apoyan las propuestas del frenteamplista.
El expresidente parlamentario afirmó que el plenario ha venido alcahueteando, por tres días, el bloqueo que a su criterio viene aplicando Villalta al proyecto sobre anualidades y que esto también está afectando el trámite de otras iniciativas.
Aseguró que el tema de anualidades debe resolverse democráticamente y que se deben conocer las mociones y votarlas, pero los legisladores han sido indolentes.
Por ello, promovió que los jefes de fracción construyeran un acuerdo para que la sesión continuara durante la tarde, que Villalta expusiera todo lo que quisiera, se diera por terminada la discusión y, finalmente, votar el proyecto de ley en primer debate este mismo martes.
“Es una indolencia en medio de una situación económica acongojante, de una situación fiscal insoportable, que estemos todos alcahueteando una situación de esta naturaleza.
“Yo quiero hacer ese llamado respetuoso tanto a usted presidente (Eduardo Cruickshank), como a los jefes de fracción, para que haya una conducción que evite que se pegue el plenario de la manera en que hemos visto que está pegado desde hace días”, declaró Benavides.
La primera en reclamarle al verdiblanco fue la subjefa del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Shirley Díaz, quien dijo que era una falta de respeto querer callarle la boca a un legislador y adujo que eso venía de un “diputado con aires de dictador”.
“Me parece una soberana falta de respeto y un insulto a la inteligencia, no solo de este plenario, sino de este país, tratar de cercenar y callar la boca de los legisladores”, dijo.
La rojiazul apuntó que las mociones de Villalta se presentaron y defendieron de acuerdo con las herramientas reglamentarias existentes. “Hablaremos lo que tengamos que hablar”, advirtió.
Patricia Villegas, la jefa del Partido Integración Nacional (PIN), secundó los reclamos de Díaz y agregó que lo señalado por Benavides era ofensivo, pues adujo que el plenario tiene derecho a escuchar los discursos de Villalta para definir su voto.
Alegó que los congresistas que tienen definido su voto son los que se “largan del plenario”.
“Tenemos derecho a expresar lo que se nos da la gana”, espetó Villegas.
Por su parte, Benavides aseguró que quienes le hicieron esas acusaciones estaban siendo demagógicos y que él no pedía amordazar a nadie, sino que instaba a los jefes legislativos a establecer un acuerdo para seguir todo el día con la discusión de ese proyecto.
“Lo que pedí, porque no entendieron, fue que sigamos sesionando, para que José María (Villalta) y doña Shirley (Díaz), con sus exquisitos discursos, nos iluminen el resto del día, pero que podamos votar finalmente. Exhorté a los jefes y jefas para ese acuerdo y nos deleitemos escuchando a quienes puedan hablar y tienen derecho”, remató Benavides.
Esas palabras adicionales del verdiblanco cayeron todavía peor en Villalta, Díaz y Villegas, pero antes el jefe de Liberación, Luis Fernando Chacón, reforzó el arsenal de reclamos que había hecho Benavides.
Chacón aseguró que los diputados habían guardado mucho respeto escuchando por tanto tiempo a Villalta, quien ha tenido al plenario tomado desde el jueves pasado. Pero reclamó que muchas de las intervenciones del frenteamplista no tenían nada que ver con el plan sobre anualidades.
Al respecto, Villalta aseguró que lo suyo no era un bloqueo, sino solamente una defensa de mociones “bien planteadas, bien fundamentadas y que se defienden solas”.
Por otra parte, cuestionó que Benavides mostrara una mayor presencia en el plenario cuando se trata de tramitar proyectos de ley para “garrotear a los trabajadores”.
En tanto, la socialcristiana Shirley Díaz respondió al comentario del verdiblanco sobre los discursos señalando que el plenario es un lugar llamado al debate nacional y no un parlamento donde tenga que haber un “pensamiento en un solo sentido”.
Díaz calificó como una falta de respeto que, cuando no haya un pensamiento unísono, salgan voces “tratando de acallar a los demás legisladores”.
“No estoy dispuesta a intimidaciones, sarcasmos ni burlas. El que no me quiera oír, puede salir, ahí está la puerta”, concluyó.
Al final, el presidente legislativo, Eduardo Cruickshank, frenó la discusión al no dar a nadie más el uso de la palabra y, luego de votarse la sétima moción de revisión de Villalta, sometió una moción propuesta por los jefes de bancada para suspender la discusión del expediente 21.309 por el resto del día.