Mantener los recursos del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) en las cuentas individuales de los trabajadores y preservar la razón de su existencia —ser una pensión complementaria a la básica durante la vejez— es vital para los futuros jubilados.
Así lo consideran Jaime Barrantes y Ubaldo Carrillo, gerente y director de Pensiones de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), respectivamente, quienes llamaron la atención de los diputados con respecto a la importancia de no entregar la totalidad de ese dinero a los cotizantes.
“Es necesario que la tasa de reemplazo se visualice como un verdadero esfuerzo entre el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) y el segundo pilar (el ROP). El segundo pilar no es para devolverlo. Es para que complemente la pensión del IVM. El segundo pilar es del IVM, y me atrevería a decirlo así”, afirmó Carrillo.
El sistema de pensiones costarricense se sostiene en cuatro pilares: la pensión básica, la complementaria (ROP), la voluntaria y la no contributiva.
“Si el ROP no genera una renta, sino que se devuelve como un ahorro, perdería su objetivo inicial, que era complementar la renta que da el seguro de Invalidez, Vejez y Muerte”, aseguró el director de Pensiones.
Tanto Carrillo como Barrantes hicieron esa exhortación a los diputados durante dos audiencias (el 22 y el 29 de julio) en la Comisión Especial de la CCSS, foro legislativo encargado de rendir un informe sobre las finanzas de la Caja, para lograr la sostenibilidad en el tiempo del IVM, el régimen más grande del país.
Dos fuentes de ingresos, un solo fin
Ambos les recodaron a los congresistas que el Régimen de Pensiones Complementarias (ROP), concebido en la Ley de Protección al Trabajador, fue creado, justamente, como previsión al debilitamiento que tendría el IVM con los años.
“En el año 2000, cuando nace la Ley de Protección al Trabajador, ya se sabía que esto iba a pasar (la actual crisis del IVM), porque las proyecciones de los actuarios matemáticos decían todo esto que les estoy contando hoy. Las hipótesis demográficas son las que, quizás, mejor se han cumplido a lo largo de los años y de las décadas”, aseveró Carrillo.
La Ley de Protección al Trabajador establece que, como parte de las cargas sociales, entre patrono y empleado deben aportar un 4,25% sobre el salario mensual del trabajador para financiar el ROP.
Por lo tanto, insistieron los jerarcas, el IVM y el ROP deben visualizarse como un solo régimen y no como dos aparte, sobre todo en momentos en que la pandemia por la covid-19 dejó al régimen del IVM con 100.718 cotizantes menos, lo que supone un traspié a su deteriorada salud financiera.
“Nosotros, Caja, vemos el 4,25% de aporte al ROP como parte del financiamiento de las pensiones a nivel nacional. Cambiar el rumbo de ese 4,25% es, de alguna manera, decirle al primer pilar ‘no te voy a ayudar para darle cobertura a la población que se va a ir jubilando en el tiempo’”, agregó Carrillo.
El objetivo del ROP fue complementar la tasa de reemplazo de la pensión básica.
La tasa de reemplazo se define como la pensión que recibe el trabajador en relación con su último salario. Por ejemplo, si el último sueldo fue de ¢1 millón y tiene una tasa de reemplazo del 40%, el monto de su jubilación es de ¢400.000.
Según los jerarcas, el ROP fue creado hace 20 años para que, cada vez que el IVM necesite reducir esa tasa de reemplazo, esta sea compensada con la del ROP.
“Si bajamos un 10% la pensión (del IVM), por decirlo en palabras más llanas, se recupera con el segundo pilar, que da ese 10%”, argumentó Carrillo.
Hoy, la tasa de reemplazo del IVM va desde el 43% hasta el 52,5%, dependiendo del salario que haya tenido el pensionado durante su vida laboral. A menor ingreso, mayor tasa de reemplazo, y viceversa.
De ahí la insistencia de los jerarcas, no solo de la Caja sino de la Superintendencia de Pensiones (Supén) y demás expertos en el tema, de no debilitar el ROP.
“Cuando se crea el ROP, se hizo con el objetivo de que la Caja revisara su perfil de beneficios y, si era necesario bajarlo, que lo bajara y lo recuperara el trabajador por medio de una pensión que le da el segundo pilar”.
“Si el ROP debe dejar de verse como parte de la tasa de reemplazo de un trabajador, entonces, el objetivo por el cual fue creado, el principio de fortalecer la tasa de reemplazo del IVM, se perdería”, recalcó Carrillo.
El gerente de Pensiones respaldó la postura de Carrillo.
“Como ya lo hemos visto, nosotros vemos la importancia de ver el sistema nacional de pensiones como uno solo, consolidando la pensión del IVM más la del segundo pilar (ROP).
“El segundo pilar no debe perder su espíritu ni su naturaleza de ser un complemento y empezar a ver la pensión que recibe la persona como una integralidad. Es decir, lo que recibe del IVM más lo del segundo pilar, y esa tasa de reemplazo global es la que nosotros, como país, necesitamos ir viendo”, expresó Barrantes.
Pensión complementaria en discusión
Actualmente, los diputados discuten un proyecto de ley que permitiría a los diputados retirar el 100% del ROP, en un máximo de dos años y medio, a quienes se pensionen en el 2020.
Además, el plan permitiría retirar el fondo en una cantidad de meses similar a la cantidad de cuotas aportadas a este régimen, a quienes se pensionen entre 1.° de enero del 2021 y el 18 de febrero del 2030.
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IVM en cuidados intensivos
El IVM, el régimen de pensiones más grande de Costa Rica, comenzará a enfrentar los primeros problemas de insolvencia a partir del 2021.
Las proyecciones son que, para el 2030, la reserva de ese fondo empezará a reducirse y, en el 2037, se agotará.
Así lo reveló el más reciente estudio de la Dirección Actuarial de la Caja, publicado en el 2019, con datos al 31 de diciembre del 2018.
También para el 2030, solo habrá 3,9 cotizantes por cada pensionado del IVM, con el inconveniente de que el mínimo requerido para sostener cada jubilación de ese régimen es de 6 trabajadores.
Así lo corroboró el Informe Impacto fiscal del cambio demográfico: retos para una Costa Rica que envejece, elaborado por la Contraloría General de la República (CGR), en el 2019.
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