Luego de un primer año en el que el Congreso aprobó proyectos de interés del Gobierno, el presidente Carlos Alvarado le pide a la oposición no perder la capacidad de lograr acuerdos.
Alvarado asegura estar dispuesto a someterse a todo el escrutinio de la oposición, pero sin perder esa madurez política que permitió a las partes, aun con diferencias de criterios, lograr entendimientos para que Costa Rica avance.
Así lo dijo el mandatario a La Nación durante una entrevista en Casa Presidencial, en la que además hizo extensiva la petición a los sectores sociales, quienes, según el mandatario, también “tienen que ayudar”.
“Mi apuesta decidida es que lo que le sirve al país es que construyamos, y yo estoy dispuesto a aceptar todo el control político y todo el escrutinio de la oposición".
“Lo único que pido es no perder la capacidad de tomar acuerdos, que eso es lo que hace la diferencia, eso es lo que hizo la diferencia, por eso Costa Rica no quebró”, sostuvo Alvarado en referencia a la reforma fiscal.
El 30 de abril, culminó el primer año del actual periodo legislativo (2018-2022), en el cual el gobierno logró que el Congreso, fraccionado y en medio de una huelga de sindicatos del sector público, le aprobara una reforma tributaria para afrontar el déficit fiscal.
Para lograrlo, el gobierno debió sumar esfuerzos de la fracción de Acción Ciudadana (PAC), Liberación Nacional (PLN) y Unidad Social Cristiana (PUSC), principalmente.
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Señala dualidad en las fuerzas políticas
El presidente catalogó esos resultados como un “avance formidable” del Congreso. Reitera que, en el primer año, prevaleció la capacidad de generar acuerdos sin ser complacientes y, mucho menos, perder el control político hacia su gestión.
No obstante, el mandatario ve ahora una dualidad en la oposición, en los sectores sociales y hasta en el PAC.
“El vernos tan cerca, los unos a los otros, genera el temor político de que perdamos las diferencias, de que no nos logremos diferenciar en el electorado, pensando electoralmente, no pensando en el país, entonces hay esa dualidad”, señaló.
“¿Cómo yo logro cooperar sin perder mi identidad frente a mi electorado?”, se preguntó el presidente, quien acto seguido se respondió: “Yo creo que estamos en un momento donde lo que nos estamos jugando es un bien intangible de valor cultural. Es la madurez política, la madurez política para saber que tenemos diferencias, que podemos hablarnos en el choque de ideas respetuosamente, pero también que podemos acordar cosas”.
Para el mandatario, en los sectores sociales esa dualidad se refleja de la siguiente forma: "Los sectores saben que tienen que ayudar, pero saben que también tienen que guardar unas formas y unas composturas frente a su representado para decir ‘yo soy oposición, o sea, yo le golpeo la mesa al gobierno’, cuando saben que en la práctica tienen que ayudar”.
‘No hay soluciones mágicas’
Alvarado arriba a su primer año de gobierno con opiniones negativas de los costarricenses, pero la tendencia a la baja se detuvo. Así lo reflejó la encuesta del Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica (UCR), publicada el 10 de abril.
En ese estudio 5 de cada 10 costarricenses expresaron una opinión negativa sobre la labor gubernamental, al igual que el divulgado en noviembre.
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“Yo estoy muy parecido a como estaban los dos anteriores gobernantes, digamos, en los momentos (críticos), con la diferencia de que yo estoy iniciando y ya pasó una reforma fiscal que, es lo más inminente”, concluye el presidente.
No obstante, considera que aún le faltan dos años de cuesta en los que continuará haciendo cambios “importantes” para mejorar la educación y la institucionalidad.
Adelanta que esa ruta la hará “respetando a la gente” pero, a la vez, haciendo uso de un discurso realista que, en su criterio, tiene la dificultad de comunicar.
“Si a mí me toca complacer, no hago lo responsable por este país”, insiste. “Por definición, a veces a la gente le gusta más las ilusiones que las realidades”, añade.
Sobre la reforma tributaria concluye lo siguiente: “A ver, es que si vemos nuestros ajustes comparados con otros países en las diferentes partes de la ecuación, lo nuestro es prudente y es mesurado, balanceado. Yo sé que no genera complaciencia en todos los sectores, pero es balanceado”.
El mandatario sostiene que, una vez superada esa dificultad, el país ya no está en situación de riesgo. Al contrario, insistió en que está “en un lugar de mayor confianza, de mayor estabilidad y mayor tranquilidad”.
Alvarado insiste en que, de seguir esa ruta crítica, el país estará mejor: “Yo sí veo un país, en un futuro cercano mucho, mucho, mucho mejor, pero no hay soluciones mágicas. Nosotros necesitamos mantener una ruta consistente en estos campos que he mencionado, no solo para estar listos para lo que viene (revolución tecnológica), sino para estar mejor”.