Los candidatos presidenciales y sus partidos intentan conquistar los votos de los ciudadanos, para el próximo 2 de febrero, en el contexto político más desfavorable que se haya registrado para una elección nacional.
Y ese panorama de desconfianza hacia la política acentúa la fragilidad del mandato que saldrá de las urnas en el 2014, concluye el Decimonoveno Informe Estado de la Nación en Desarrollo Humano Sostenible , dado a conocer ayer.
Según el estudio, acontecimientos ocurridos entre el 2012 y el 2013 terminan de dibujar el escenario menos alentador para unas votaciones desde que existen registros.
La gente ya no se adhiere a los partidos políticos, grandes zonas del país no se enganchan a las elecciones, crece la insatisfacción de la ciudadanía con la democracia, y los partidos enfrentan cuestionamientos por el financiamiento electoral del 2010.
La dificultad no surge de amenazas a la garantía de elecciones libres, advierte el documento, sino del deterioro del sistema político.
“La costarricense es una democracia madura con problemas endémicos que la están afectando severamente. El próximo gobierno, sea cual sea, deberá prever que, desde el inicio, tendrá un reducido margen de acción”, dice el documento auspiciado por el Consejo Nacional de Rectores (Conare) y la Defensoría de los Habitantes.
Quien se siente en la silla presidencial en mayo del 2014, continúa el informe, afrontará la profunda desconfianza ciudadana, los problemas heredados de este Gobierno y partidos con débiles fundamentos para ejercer su función.
De acuerdo con el documento, las agrupaciones políticas exhiben una pobre organización.
Las enfermedades. En setiembre de este año, más del 50% de la gente afirmaba no simpatizar con partido político alguno, de acuerdo con la encuesta de la firma Unimer para La Nación .
Liberación Nacional (PLN) solo agrupa al 25% de la gente y los partidos que surgieron tras la ruptura del bipartidismo, como Acción Ciudadana (PAC) y Movimiento Libertario, no superan juntos el 10%.
Hace dos décadas, reseña el informe, más del 90% de la gente simpatizaba con el PLN o con la Unidad Social Cristiana (PUSC).
Hoy, entre todos los partidos, la afiliación partidaria no cubre ni a la mitad de la ciudadanía, lo cual denota un escenario de “alto desalineamiento partidario”, dice el Estado de la Nación , además de que los partidos ostentan el peor nivel de confianza entre diversas instituciones del país.
El informe cree poco probable que, el 2 de febrero, mejore el nivel de participación de los ciudadanos en las elecciones, el cual cayó de un 80% hasta un 65% entre las décadas de 1990 y 2000.
Adicionalmente, se concluye que el país está dividido en dos en cuanto a participación electoral.
Existe una “ecología” de alta asistencia a las urnas en el Valle Central y en un pequeño enclave en Guanacaste, comprendido entre Nandayure y Hojancha. Este último es asociado a la población más longeva de esa región.
Por otra parte, las zonas costeras y limítrofes muestran una baja participación electoral y es precisamente ahí donde se concentra la mayor cantidad de pobres.
Democracia. Las mediciones sobre apoyo a la democracia también muestran una reducción importante en el caso costarricense.
En el 2012, Costa Rica fue una de las dos naciones con mayores pérdidas de apoyo al sistema, solo por debajo de Honduras.
El nivel de estabilidad democrática registrado en el 2012 (de 30%) es tan bajo como el vivido en 1999, antes de las elecciones en que se rompió el bipartidismo.
“El deterioro de la satisfacción ciudadana observado en los últimos años podría explicar el aumento que se registra en la movilización social”, dice el documento.
El informe rescata que el grupo de los satisfechos con la democracia sigue siendo mayor que el de los insatisfechos y que no se sugiere la presencia de actores antidemocráticos organizados.
No obstante, sí advierte de que la insatisfacción está relacionada con la baja participación electoral y que, mientras en el Valle Central hay entre dos y tres satisfechos por cada insatisfecho, en las zonas costeras la relación es de uno a uno.
El informe menciona que las principales agrupaciones políticas enfrentan investigaciones, incluso en sede judicial, por el mal manejo de sus finanzas en los comicios del 2010. Por tanto, en estas elecciones, puede afectar el hecho de que algunos de los líderes en competencia sean enjuiciados o que el partido puede ver dañada su reputación a raíz de nuevas revelaciones.