Apoyo a democracia resiste embate de pandemia, por ahora...

Encuesta del CIEP advierte de que, si las percepciones sobre el trabajo del Gobierno y la economía siguen deteriorándose, se corre el riesgo de entrar a un escenario en el que irrumpan las actitudes antidemocráticas, lo que generaría condiciones para que se desestabilice el sistema político

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El apoyo de los costarricenses a la democracia resiste el embate de la pandemia, a diferencia de lo ocurrido con la confianza en la labor del gobierno y el respaldo a las medidas económicas, los cuales cayeron considerablemente.

No obstante, si las percepciones sobre el trabajo gubernamental y la economía siguen deteriorándose, se corre el riesgo de entrar a un escenario en el que irrumpan las actitudes antidemocráticas, lo que generaría condiciones para que se desestabilice el sistema político.

Esa fue la conclusión que arrojó la más reciente encuesta del Centro de Investigaciones y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), publicada el 19 de agosto.

Según el estudio, elaborado entre el 3 y el 11 de agosto, el respaldo de los ciudadanos a la democracia en ese momento fue de 65 puntos, en una escala de 0 a 100.

Esta cifra es menor a la registrada en la encuesta de abril, al principio de la pandemia, cuando el apoyo llegó a 76 puntos, el nivel más alto desde 1987.

No obstante, la cifra de agosto es superior al promedio de los últimos 16 años y está por encima de los valores registrados antes de la pandemia.

Índice de apoyo promedio al sistema político en Costa Rica 1978-2020

Al igual que en el estudio de opinión anterior, el nuevo informe no halló diferencias en los niveles de apoyo a la democracia entre hombres y mujeres, ni en grupos por edad, nivel educativo o provincia de residencia.

Sin embargo, “esto no quiere decir que no existan riesgos políticos en esta coyuntura”.

El estudio resalta que sí hay distinciones, en el apoyo al sistema democrático, según la percepción de la situación económica y la valoración de la gestión del Gobierno.

Las personas que peor califican la labor gubernamental y la situación económica mostraron menor apoyo a la democracia.

Por ejemplo, entre las personas que consideran la gestión del Gobierno como muy mala, los rangos de apoyo a la democracia bajan incluso hasta acercarse el 50%.

A su vez, se acercan a ese nivel las percepciones democráticas de quienes califican como pésimas las medidas económicas gubernamentales.

“Estos resultados plantean desafíos importantes para el sistema político en el futuro. En estas circunstancias, si la percepción ciudadana y la evaluación de la gestión gubernamental siguen deteriorándose, como resultado de los impactos de la pandemia, los riesgos de que esto afecte a la democracia costarricense podrían ser mayores”, indica el reporte.

“Un escenario en el que la firme creencia en la democracia es sustituida por valores y actitudes antidemocráticas, puede generar condiciones, no deseadas, para que se desestabilice el sistema político. En estas circunstancias, la democracia es vulnerable a rupturas y quiebres con profundas implicaciones en las sociedades”, añade.

Para obtener el índice de apoyo a la democracia, los encuestados respondieron, en una escala de 1 a 7, cinco preguntas sobre su percepción de los Tribunales de Justicia, su nivel de respeto por la instituciones, hasta qué punto cree que los derechos básicos están protegidos por el sistema político, cuán orgulloso se siente de vivir bajo este sistema, y hasta qué punto piensa que deba ser apoyado.

BAJE AQUÍ EL INFORME DEL CIEP SOBRE LA ENCUESTA DE AGOSTO

Actitudes autoritarias se mantienen

La encuesta también midió el índice de autoritarismo social en este momento de la pandemia.

Para ello, se les hace a los encuestados un conjunto de preguntas incluidas en el American National Election Studies, diseñadas a partir de una batería de cuatro preguntas sobre características deseables en el comportamiento de las niñas y los niños.

A los entrevistados se les plantearon cuatro preguntas. En cada una, al encuestado se le presentaron dos características y se le pidió decir cuál considera más importante para los niños. Por ejemplo, se les pidió escoger entre independencia y respeto a los mayores.

Las cuatro preguntas fueron las siguientes:

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Aquellas personas que seleccionaron las opciones 2-1-2-2 poseen actitudes más autoritarias. En cambio, quienes tuvieron inclinación hacia los ítems 1-2-1-1, son personas con un perfil no autoritario. Por último, quienes optaron por la opción 3 son individuos con niveles medios de autoritarismo.

Al aplicar el ejercicio, el CIEP obtuvo un índice de autoritarismo social de 76 puntos, en una escala del 0 al 100.

Se trata de resultados similares a los de encuestas realizadas entre el 2012 y el 2016, por el CIEP y el Barómetro de las Américas.

“En síntesis, la presencia de actitudes autoritarias en la población era alta antes de la pandemia y sigue siendo alta. La pandemia no ha modificado, por ahora, ese patrón”, dice el informe.

El informe añade que el autoritarismo no ha crecido, pese a que “las crisis que afrontan las sociedades, como las derivadas del covid-19, son escenarios propicios para que se incuben actitudes contrarias al sistema democrático”.

Eso sí, el estudio aclara que, aunque el índice es el usual, la presencia de actitudes autoritarias en la sociedad costarricense son consideradas altas.

Estos resultados también mostraron que, a menor nivel educativo, mayor es el nivel de autoritarismo de los encuestados. Incluso, entre las personas con estudios universitarios completos, las actitudes autoritarias resultaron relativamente altas.

De la misma forma, conforme aumenta la edad de la persona, se tiende más a posturas autoritarias.

En cuanto al factor geográfico, los habitantes en provincias periféricas (Guanacaste, Puntarenas y Limón) mostraron mayor autoritarismo social que los residentes de provincias del Valle Central.