El sótano más profundo del Teatro Nacional abrirá su pequeña puerta para que los costarricenses conozcan la grandeza de su historia.
En ese recinto, el más recóndito de la estructura, se encuentra la máquina de funcionamiento manual que permite subir el piso de la luneta a la altura del escenario, y así convertir en un salón de eventos la sala principal de este edificio consagrado a la cultura.
Se trata de una maquinaria de gran valor por el carácter antiguo y artesanal de su técnica, la cual suponía toda una innovación para la ingeniería hace casi 121 años, cuando fue inaugurado el Teatro, el 19 de octubre de 1897.
Los amantes de la historia y de la arquitectura podrán deleitarse entrando a este sótano y a otros aposentos que actualmente no están abiertos a los visitantes, en un nuevo tour dentro de las instalaciones de este monumento arquitectónico.
Así lo adelantó a La Nación Fred Herrera, director del Teatro, en una entrevista el pasado viernes 18 de mayo.
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Nueva visita guiada
Aunque no determinó la fecha, el jerarca dijo que los recorridos empezarán en agosto de este año y se harán al menos una vez por semana, para grupos pequeños.
“Porque la máquina se encuentra en el sótano más profundo del Teatro, con los cimientos mismos del edificio, es un área que no podemos tocar. La puerta de entrada es estrecha. No es un lugar como para hacer grandes tours, con mucha gente; tienen que ser contaditos (los asistentes), con mucho respeto. No creo que puedan ser más de 20 personas”, comentó Herrera.
Según el director, esta nueva visita guiada tendrá lugar, probablemente, los lunes. Se harían de dos a tres visitas por día.
Herrera tampoco definió el precio que tendrá esta travesía turística. No obstante, sí aseguró que será de un costo mayor al que actualmente se paga por ingresar al Teatro.
La entrada para turistas extranjeros es de $10, y para nacionales, de ¢1500. Niños menores de 12 años (nacionales o extranjeros) no pagan.
Hasta el momento, el único tour que ofrece el Teatro Nacional es la tradicional travesía por las instalaciones del inmueble. Este nuevo recorrido sería la segunda alternativa para los ciudadanos.
Como parte de los demás aposentos que observarán los visitantes, se encuentra la oficina de Herrera.
Se trata de un recinto que forma parte de la estructura del Teatro y que, debido al hacinamiento en el que se encuentran los empleados, debió acondicionarse como espacio de trabajo para el director.
En ese lugar se albergó anteriormente la galería Enrique Echandi y la tienda del Teatro Nacional.
Máquina histórica
El procedimiento mecánico que permite subir el piso de la luneta de la sala principal del Teatro requiere de la fuerza 12 personas. Por cerca de 20 minutos, ellas deben empujar, de forma ininterrumpida, los seis brazos de la máquina.
Ese movimiento de rotación activa seis grandes tornillos que levantan el piso de madera con la ayuda de vigas de hasta 15 metros de longitud.
Tal maniobra se realizó el pasado sábado 5 de mayo, tres días antes del traspaso de poderes del expresidente Luis Guillermo Solís al actual mandatario, Carlos Alvarado.
De esta forma, el Teatro Nacional se realizó el coctel que acogió a los líderes internacionales quienes asistieron al acto oficial de cambio de gobierno, llevado a cabo el 8 de mayo en la plaza de la Democracia, en San José.
En la ardua tarea de poner a funcionar la maquinaria para subir el piso de la luneta, participaron eAlvarado, su esposa, Claudia Dobles, y los vicepresidentes, Epsy Campbell y Marvin Rodríguez.
Para aprovechar el particular look que vistió el Teatro para esa fecha, las puertas de este inmueble estuvieron abiertas al público, en forma gratuita, el pasado fin de semana.
Un total de 7.000 costarricenses se adentraron en los secretos de esta joya arquitectónica.
Instrumento cultural
La primera vez que se usó la sala del Teatro Nacional como un gran salón para eventos fue el 31 de diciembre de 1897, dos meses después de haber sido inaugurado el edificio, en el baile para despedir el año, contó Lucía Arce, historiadora del Teatro.
Posteriormente, se siguió levantando el piso para los festejos de independencia, el 15 de setiembre, en tiempos en que el país se edificaba política, social y culturalmente.
“En un momento en que se está construyendo la nacionalidad, el contenido importantísimo de nacionalismo es indispensable para cohesionar el país y para consolidar el Estado costarricense; esto va a ser importante en términos de religión civil. Por eso es importante contar con este sistema, que es un valor agregado que se les da a los teatros en el siglo XIX”, amplió la especialista.
Además de las puestas en escena del Teatro, esta mecánica permitía realizar otras actividades de socialización. Por ejemplo, los bailes de presentación de niñas de 15 años, a quienes la sociedad de entonces imponía la etiqueta de estar “en edad casamentera”.
Uno de los aspectos más llamativos de esta indumentaria es que no fue concebida originalmente para teatros, sino que es de origen naval. Fue construida por la fabricante de barcos italiana Larini Nathan & Co, la cual sigue operando en la actualidad.
De hecho, el ingeniero mecánico a cargo de idear ese mecanismo, el italiano Cesare Sardini, fue premiado en Europa por esa obra.
Los teatros con este sistema eran comunes, sobre todo, en áreas rurales de América Latina. El connotado Teatro Colón, de Buenos Aires, Argentina, es un ejemplo.
Sin embargo, esa entidad desechó el empleo de ese sistema en el siglo anterior, durante los años 40.