Cien años no pasan en vano, de eso da prueba el parque Jesús Jiménez de Cartago, que desde su inauguración en 1903 ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, a los terremotos, a la falta de inversión pública y más recientemente a la invasión del hampa.
Su imagen estaba lejos de su gloria original y del propósito por el cual fue creado: rendir tributo al presidente del mismo nombre y su legado a la educación costarricense, al declararla pública y obligatoria.
Con el fin de revertir esta situación, la Municipalidad de Cartago realizó una inversión de ¢85 millones para intervenir este espacio público y devolverlo a los ciudadanos
El parque se ubica en una zona de gran actividad para el casco central de Cartago: al sur colinda con el mercado municipal, mientras que al este se encuentran la estación del tren (a 100 metros) y la parada de buses a San José de la empresa Lumaca (a 150 metros).
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Pero el sitio, declarado patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica en el 2003, se había convertido en una simple área de paso, facilitando que el lugar cayera en las manos de delincuentes y las personas en condición de indigencia.
"Uno de los propósitos importantes de los espacios públicos no es solamente atravesarlos, es estar en ellos, y una de las condiciones que no tenía ese parque era esa estadía", indicó Óscar López Valverde, coordinador de planificación urbana de la Municipalidad de Cartago.
Más allá de la estatua en honor al expresidente Jesús Jiménez, en el sitio no existían componentes arquitectónicos o de inmobiliario urbano que invitaran a las personas a utilizar el espacio y permanecer en él.
Pero la escultura ya no se erige en solitario, ahora cuenta a su alrededor con bancas, espejos y chorros de agua, una pérgola, gradería para el disfrute de espectáculos, zonas verdes y una renovada iluminación.
Por todos estos cambios el monumento, de 2,5 metros de altura, ahora puede apreciarse mejor. Este fue hecho en 1901 por el escultor venezolano Eloy Palacios y es una de las pocas estructuras sobrevivientes del sismo que en 1910 dejó la provincia en ruinas.
La remodelación
Los trabajos realizados durante tres meses y que culminaron con la reinauguración del espacio el pasado 22 de junio, permitieron el rescate de componentes originales y la incorporación de otros, en pro de salvaguardar su valor histórico y arquitectónico.
La primera inversión fue restaurar las piedras labradas en la acera que rodea el parque, manteniendo el formato de 40 cm por 60 cm, tamaño original de la colonia. Este se copió para el interior del espacio, por medio de un módulo prefabricado que incluso asemeja los colores de las originales.
Con este esfuerzo se pretende brindar una cierta familiaridad entre lo que ya existía y los nuevos elementos que se integraron al parque.
Otro paso fundamental fue la definición geométrica del perímetro, el cual responde a un modelo neoclásico, caracterizado por el uso de líneas diagonales para definir la configuración de un parque, con un centro que generalmente era una fuente o una escultura.
El perímetro no cumplía con los ángulos para que quedara simétrico y homogéneo, pero se restauró a la configuración octogonal y se colocaron portones en cada uno de los lados para proteger el sitio, por lo que se mantiene cerrado después de las 9 p. m.
Los ocho postes de hierro fundido originales fueron restaurados y colocados sobre un pedestal para evitar el deterioro de su base.
También se reforzó el concepto de centro por medio de la simulación de la retreta, que era cuando las personas caminaban de manera circular alrededor de un quiosco, mirando hacia los alrededores.
"Los abuelos decían que se enamoraron así, caminando en retreta", indicó el arquitecto López.
Respecto a la estatua, esta no sufrió ningún tipo de intervención más allá de unas luces tipo LED que fueron ubicadas en las cuatro esquinas de la base, para realzar y darle valor en horas nocturnas.
Mientras que la colocación de la gradería a espaldas de la estatua busca brindarle un telón de fondo a la centenaria obra para revalorizar su imagen, "porque la arquitectura que tiene ahora no tiene ningún valor, como si lo tuvo la casa de los Troyo o el Hotel Francés".
Seguridad y patrimonio
Según explicó el alcalde cartaginés, Rolando Rodríguez, esta remodelación no es aislada, ya que se da en el marco de un plan que busca embellecer el centro histórico de Cartago.
La filosofía detrás de estos trabajos y otros similares realizados por la municipalidad, es impulsar la regeneración urbana a partir de los monumentos y de la arquitectura de mayor valor histórico arquitectónico de la ciudad.
"Se une a otros proyectos que la municipalidad ha venido realizando en los últimos años y que arranca con la recuperación del edificio patrimonial de la estación del tren", añadió.
Algunos proyectos incluyen las mejoras externas al mercado municipal, la remodelación del bazar San Luis –donde originalmente se fundó el colegio del mismo nombre– y del museo municipal o la antigua comandancia.
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Justamente estas edificaciones se encuentran en cuadrantes claves, que concentran la mayor cantidad del patrimonio cartaginés y que se habían convertido en áreas conflictivas, antes que se reanudara el servicio del tren, en setiembre del 2013.
"Para Cartago esa era la zona roja hace diez años. Si hoy uno la visualiza y la pudiese comparar con esos días, se puede percibir una diferencia muy clara, Ahora es una zona muy dinámica porque llega el tren", señaló López
"Antes había tres o cuatro cantinas que eran casi prostíbulos, que se convirtieron en panaderías y otros negocios. Ese es el concepto real de la regeneración urbana, pasar de una zona deteriorada, no solamente desde un punto de vista de infraestructura y arquitectura, sino social, a un modelo sano y deseable", acotó.
Este rescate del patrimonio cartaginés por parte de las autoridades locales, también busca generar resonancia entre los propietarios privados, ante la imposibilidad económica que tiene el municipio de adquirir todas las estructuras de valor histórico.
"Tratamos de decirles: 'Mire, dejemos de botar lo que nos va a dar la diferenciación ante un mundo globalizado, ¿para qué queremos ciudades todas iguales?'", aseguró el funcionario.