Turín/Roma AFP/EFE Fundado en 1824, el Museo Egipcio de Turín, en Italia, reabrió esta semana sus puertas al público después de tres años y medio de estar en obras de restauración.
Tras una inversión de 50 millones de euros ($54,2 millones) el Museo da la bienvenida al público con un área de exhibición de 12.000 metros cuadrados.
Esta institución cultural posee una de las mayores colecciones de antigüedades egipcias del mundo y, con el remozamiento de sus instalaciones y del diseño museográfico, busca convertirse en un punto de referencia sobre el tema.
“Queremos que se convierta en un centro de investigación científica y en un punto de atracción para todos los ciudadanos del mundo, para que se den cuenta de que este es un lugar que no se pueden perder”, declaró el egiptólogo Christian Greco , director del Museo.
Sarcófagos de grandes dimensiones, esculturas, papiros, momias y otras obras, se exponen ahora en las salas de este lugar, con la intención de envolver al público y permitirle sentirse en el corazón de esta antigua civilización que creció en torno al río Nilo.
El Museo Egipcio de Turín resguarda cerca de 32.500 piezas, de las cuales solo se exhibe una pequeña parte.
Muchos de estos objetos proceden de la colección del piamontés Bernardino Drovetti, compañero de armas de Napoleón, adquirida por el rey de Cerdeña, Carlos Félix de Saboya, en 1824.
Según explicó Greco, es uno de los templos más importantes de esta civilización en el mundo y la segunda colección de joyas egipcias a escala internacional después de la que posee El Cairo.
Desde su fundación, hace 191 años, esta institución ha logrado hacerse con un puesto privilegiado entre los 10 museos más populares de Italia y entre los 100 más visitados del mundo.
El edificio –construido en el siglo XVII para albergar una escuela jesuita– reabre sus puertas con un nuevo diseño y con el doble de espacio del que disponía antes.
Pasado glorioso. El recorrido se articula en cuatro plantas y se distribuye, cronológicamente, en un arco temporal que va del 4.000 a. C. al 700 d. C.
Entre las novedades descritas, sobresale la Galería de los Sarcófagos, que acoge, en la segunda planta, algunos de los sarcófagos de mayor belleza, construidos entre los años 1.100 y 600 a. C.
Las obras expuestas se acompañan de textos, que ubican, en todo momento, a los asistentes en la época y en las circunstancias en las que estas fueron creadas. La información se puede leer tanto en inglés como en italiano y en árabe.
Este último idioma fue escogido “para que la gente no olvide las raíces del pueblo egipcio”.