Doña Estrella Zeledón recordaba con claridad aquella gran casona de madera: el hermoso jardín que daba hacia la línea del tren, la pileta que funcionaba como piscina y la pequeña quebrada que la rodeaba.
El siglo XX llevaba ya 33 años y ella tenía solo cuatro cuando correteaba por esa casona. Pero las imágenes se fijaron en su memoria con una nitidez tan asombrosa que su esposo, el expresidente Rodrigo Carazo, la llevó 30 años después a visitar la casa de su infancia.
Ambos se sorprendieron al comprobar que era tal como doña Estrella la recordaba.
En la llamada “casa de huéspedes” de la finca Los Diamantes, en Guápiles, doña Estrella pasó los primeros años de su vida, pues su padre, Jorge Zeledón Venegas, se instaló ahí mientras trabajaba como funcionario del Banco Internacional. A pesar de que fue declarada patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica, abatida por la edad, la humedad, el comején y la falta de mantenimiento, esta casa estaba casi reducida a escombros.
Construida a principios del siglo XX, la estructura de madera de laurel y cedro amargo es un ejemplo de la arquitectura típica de las comunidades que se formaron en torno al cultivo del banano en zonas aledañas a las vías del ferrocarril. Un proyecto de restauración, financiado por el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura, le devolvió elegancia caribeña al conjunto arquitectónico, integrado por la casa de huéspedes y otras cinco casonas de estilo similar que fueron construidas posteriormente.
Estas edificaciones están localizadas dentro de los terrenos de la Estación Experimental Los Diamantes , del Instituto Nacional de Innovación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria (INTA).
“Estas casas presentaban daños serios en el 80% de su estructura. Fue necesario reconstruir gran parte de las cubiertas, las cerchas y los entrepisos. Se aprovecharon las piezas originales de madera que se podían rescatar y se reutilizaron”, explicó el arquitecto Óscar Salas, responsable de la restauración.
También se instaló un nuevo sistema eléctrico en cada una de las casas y se dejaron habilitadas para darles un nuevo uso. “Nuestro objetivo es ponerlas a disposición como albergue para científicos internacionales que vengan a realizar sus investigaciones en Costa Rica”, declaró la coordinadora de la estación, Xinia Solano.
Ícono caribeño. La casa de huéspedes se llama así porque durante muchos años se utilizó para alojar a estudiantes y científicos que realizaban sus trabajos de campo en Los Diamantes. Si bien no existe certeza en cuanto al año de la construcción de la casa, se sabe que desde la década de los veinte Los Diamantes ha funcionado como una finca para el cultivo de productos variados como caña de azúcar, banano, cacao, hule y también para ganadería.
En 1957 la finca fue adquirida por el Gobierno de Costa Rica para ser administrada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería.
“Su diseño arquitectónico es funcional, pues se adapta a las características climáticas de Guápiles. Su estructura se levanta sobre pilotes de tres metros de alto para contrarrestar los efectos de las inundaciones”, explicó Salas.
Habitaciones espaciosas, baños con accesorios lujosos, grandes ventanales y hasta una chimenea que resulta extravagante en el trópico, denotan una lejana época de bonanza económica. Hasta el momento se han invertido ¢195 millones en la restauración de 5 casas. El INTA destinará otros ¢40 millones para restaurar la que hace falta.