Mientras incendios sin pausa devoran los árboles en la selva del Amazonas, en el Parque Metropolitano La Sabana hay en cambio 5.000 nuevos árboles purificando el aire josefino gracias a un proyecto de siembra iniciado hace casi una década.
El proyecto de rearborización llamado Una Nueva Sabana logró así su meta de siembre luego de una última jornada este sábado luego de las primeras siembras en el 2011.
La iniciativa que organizaron Scotiabank y el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder) requirió 54 jornadas de siembra en las cuales participaron más de 160 organizaciones y 4.600 voluntarios.
Gracias su aporte, se distribuyeron en el parque 236 especies nativas de árboles entre los 5.000 plantados.
En el proyecto también participaron el Instituto Nacional de Biodiversidad (INBIO), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, el Ministerio de Justicia, la Compañía Nacional de Fuerza y Luz y la organización Preserve Planet.
Durante estos años, se plantaron especies como: Guaiacum sanctum (Guayacan real) y Cedrela salvadorensis (Cedro bateo) -dos especies en vías de extinción-, Dalbergia retusa (Cocobolo), Tecoma stans (Vainillo), Simarouba glauca (Aceituno), Astronium graveolens (Ron ron), Senna hayesiana (Abejoncillo), Plumeria rubra (Flor blanca), Pentaclethra macroloba (Gavilán), Posoqueria latifolia (Guayaba de mono), entre otras.
Este sábado, el cierre de la campaña lo sellaron 200 voluntarios quienes plantaron los últimos 74 árboles de especies nativas contemplados. Entre las especies plantadas destacan Virola surinamensis (Fruta dorada), Zigia longifolia (Sotacaballo) y Minquartia guianensis (Manú).
Esta última produce una madera pesada y resistente, es una especie sobreexplotada y se encuentra en peligro de extinción, precisó Scotiabank en un comunicado.
“La participación ciudadana, empresarial e institucional superó nuestras expectativas. La respuesta de los voluntarios ha sido extraordinaria desde que iniciamos los trabajos en el parque en el 2011. El trabajo no ha sido sencillo, por eso, aplaudimos la entrega de todas las personas involucradas en el proyecto. Hoy vemos el fruto de este trabajo”, expresó Rocío Zamora, vocera de Scotiabank.
Los inicios del proyecto Una Nueva Sabana datan del 2008, cuando se iniciaron los estudios para determinar alcances y necesidades para robustecer la flora en el parque capitalino.
La investigación determinó la necesidad de sustituir más de 3.262 árboles en el parque, pues estos se encontraban sobremaduros, enfermos por diversos hongos y bacterias, o muertos, lo cual podía afectar a las especies sanas y representaba un peligro para los usuarios de este espacio, principalmente, por la caída de ramas.
Además, los expertos forestales catalogaban La Sabana como un “desierto verde”, ya que, a pesar de la cantidad de árboles existentes en el parque, en su mayoría, las especies eran exóticas (no nativas).
Tras estos hallazgos, también se determinó la necesidad de plantar en el parque 5.000 nuevos árboles de especies nativas con el objetivo de convertir a La Sabana en un ecosistema ideal para que estas especies desarrollen su ciclo de vida dentro del parque.
“La intervención de La Sabana nos ha permitido enaltecer el componente ambiental del parque, pero también su aporte educativo, cultural, recreativo y deportivo”, explicó Vivian Ortega, del área de gestión de proyectos y planificación de Icoder.