La semana pasada el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) confirmó que investiga a cuatro funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) por aparentes irregularidades graves.
Lo hizo a pedido de la Fiscalía General de la República, luego de denuncias civiles que la llevaron a detectar presuntos delitos como enriquecimiento ilícito, peculado, fraude de ley y tráfico de influencias en el Sinac, en cuanto a su supervisión de la tenencia de vida silvestre a manos privadas.
Franklin Paniagua Alfaro, viceministro de Ambiente, admitió la responsabilidad institucional del Minae de muchos años en lo que llama una actitud laxa, que hoy hereda “un desorden muy grande” en sitios de manejo de vida silvestres privados.
Ese desorden se asocia a parte de los 264 sitios, entre centros de especies exóticas y locales, refugios, zoológicos y criaderos.
Presionado, admite el funcionario, hoy el Minae procura ordenar la cancha con un reglamento descalificado por los posibles afectados el cual, no obstante, las autoridades declaran un instrumento técnicamente más sólido y moderno.
Paniagua explica porqué, cómo nació todo el problema y qué sigue ahora.
– ¿Cómo llegamos a una discusión tan pública sobre sitios de manejo de vida silvestre y su reglamento incluidas investigaciones en curso y la propia Fiscalía?
– Esto es una película larga pero, en resumen corto y respuesta sencilla, todo arrancó con una reforma a la ley de vida silvestre en el 2012 que fue por iniciativa popular y procedente de grupos ecologistas. Incorpora una visión de mayor respeto hacia la vida silvestre. Eliminó la cacería deportiva, por ejemplo.
"Sin embargo, tomó del 2013 al 2017 la preparación su reglamento. Este no solo refleja una ley más avanzada sobre vida silvestre, sino que recoge un amplio desarrollo técnico de los últimos 30 años. Es más moderno y actualiza nociones e instrumentos con los cuales se trabaja.
“Es muy sólido técnicamente pero actualiza la perspectiva y herramientas porque se integran elementos de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) y nos lleva como país a un punto de referencia en cuanto a cómo debería manejarse la vida silvestre en cautiverio. Acá empezó el asunto”.
– ¿Y por qué genera tantas fricciones?
– El reglamento se hizo con base en un proceso de diálogo que nunca es perfecto como para una integración completa de todas las opiniones. Siempre tienen un grado de imperfección por lo cual inevitablemente hay siempre inconformidades, críticas y quejas. Y eso es lo que queda alrededor de algunos grupos que se oponen el reglamento y su aplicación.
“Esto explica los recursos de amparo en contra del reglamento que han sido desestimados y quienes se manifiestan en distintos foros y exponen una serie de críticas. Igualmente seguimos abiertos a conversar, revisarlo y ver posibles mejoras”.
– Sin embargo, observo que nadie ha atacado su rigurosidad técnica. Los dardos se vinculan a cómo aplicarlo.
– Coincido. Ello explica el fenómeno de oposición y que tomara esa vitalidad reciente en la discusión pública pero desde la perspectiva técnica, la de biólogos y veterinarios, tenemos una buena norma pero en el contexto que ya traíamos.
– ¿Y cuál sería ese?
– Si vamos al pasado, vemos que en muchas de nuestras zonas rurales la agricultura perdió capacidad como generador de riqueza y el turismo vino a sustituir esa capacidad. Pero esa actividad, en sus nichos más importantes, empezaron a ocuparla sobretodo inversores extranjeros con recursos.
– ¿Y los costarricenses?
– También pero uno de los lugares donde los costarricenses ocuparon un sitial en el negocio del turismo fueron al principio con sitios de manejo de vida silvestre. Muchos biólogos subrayan que Perú, con un territorio gigantesco en comparación a Costa Rica, apenas tiene 25 a 30 sitios de vida silvestre mientras que en Costa Rica casi 270. Esto fue en gran medida por el negocio del turismo.
– Y no necesariamente actualizados en cuanto a pautas modernas de vida silvestre
– Bueno, creo que un elemento importante es que, por descuido y falta de una normativa técnicamente rigurosa, abrimos como institucionalidad una ventana que volvió muy barato ingresar en el turismo con uso de vida silvestre. Por eso tenemos tantos lugares y de forma tan repartida por el país. Entonces se observan hoteles con su jaulita de animales para sus visitantes.
“Y todo eso se autorizó y ahí hay una gran responsabilidad institucional. Quiero ser claro en que esa responsabilidad no va sobre funcionarios específicos, quienes siguen esforzándose y a veces sin recursos suficientes, me refiero a toda la institucionalidad y por décadas”.
– ¿O sea que el tema de vida silvestre nunca fue prioridad en el ministerio?
– Esa es una de las cosas que buscamos superar. Nuestro Sistema Nacional de Áreas de Conservación siempre ha adolecido de falta de recursos, limitaciones presupuestarias y recurrentes problemas de gestión con reiterados superávit que reflejan una incapacidad de ejecución. Y dentro de ese contexto de limitaciones e imperfecciones pues se priorizan las zonas protegidas y dentro de estas, los parques nacionales.
“Por eso el tema de vida silvestre como ha estado rezagado siempre al momento de elegir a qué darle atención en medio de ciertas limitaciones”.
– ¿Cuándo se empieza la admisión del problema?
– En ese proceso del desorden generado, la ley es un punto de quiebra y el reglamento del 2017 es el siguiente punto de inflexión. El reglamento topa con un desorden muy grande. Entonces el costo de ordenar, de aplicar el reglamento, es ahora alto y cuesta más porque hay una curva de mejora bien elevada por superar.
“Si a ello se suma la presión ciudadana por el bienestar animal y se judicializan las denuncias ante la Fiscalía, entonces hay más presión para que todo se haga velozmente. La crisis que tenemos en este momento con vida silvestre es el resultado de ese choque de presiones”.
– ¿Por dónde empezar?
– Vamos a reforzar con personal porque tenemos que ponernos al día con la Fiscalía y con los trámites ligados al cumplimiento de requisitos de estos sitios de manejo. Tenemos así que pasar de un desorden a un cumplimiento de normas rigurosas.
"E insisto, hay una cuota de responsabilidad institucional, no es tanto que hay funcionarios corruptos aunque puede que lleguemos a ese extremo, pero es sobretodo un asunto del laxo manejo de estos lugares de nuestra parte por muchos años y el hecho de que el manejo de vida silvestre se volvió un trampolín de costo inicial bajo para entrar en la economía turística.
– ¿Y por qué es importante ordenar estos sitios?
– Te pongo un ejemplo bien grave. Descubrimos que la mayoría de personas que llevan estos sitios no son profesionales. Son personas quienes por pasión o negocio o ambas se metieron en esto; en general pequeños empresarios.
“Entonces pasa, por ejemplo, que desde los años 90, en Los Ángeles de Río Cuarto, empieza a reunir lapas verdes y rojas que terminan apareándose. Esta reproducción genera especímenes mezclados o híbrido. En términos de conservación de las lapas verdes y rojas es gravísimo”.
– ¿Por qué?
– Porque son especies por completo diferentes pero ahora tenés un híbrido de ambas que se reproduce. Eso te desvirtúa la población natural de las dos especies de lapas. Ahora vas a tener especímenes que distorsionan la genética de una y otra especie porque las lapas rojas y verdes se reproducen solo entre ellas, guardan comportamientos particulares de alimentación, comportamiento y sus propias zonas de hábitat.
“Entonces tenés un problema de responsabilidad completamente del ser humano. Esto de paso es un reflejo del desorden de la administración además de la responsabilidad de esta persona”.
– ¿Y qué hay de los hoteles con aves en cautiverio?
– En efecto, en Costa Rica hay sitios autorizados para tenencia de aves como hoteles que han liberado inclusive lapas. Sin embargo, ya las acostumbraron a comer en el hotel para que los turistas se fotografíen con ellos.
– ¿Y eso cómo los afecta?
– Que estos animales son seres inteligentes capaces de aprender prácticas las cuales pueden transmitirse de una generación a otra. Entonces luego podríamos descubrir que tenemos lapas semi-domesticadas que nunca estuvieron en cautiverio, pero igual vuelan al hotel por rutina a recibir alimento.
– Ahí yace la gravedad
– Precisamente y es gravísimo porque ese no es el comportamiento de la especie. Al final no se repueblan las lapas; solo queda una población de ellas domesticadas. Este manoseo de la naturaleza y especies es algo que como institucionalidad y como sociedad, no estamos preparados para afrontar.
“Y este es un ejemplo que se puede ver pero pensemos en todo lo que no podemos ver. Este tipo de cosas no pueden pasar”.
– ¿Cuál sería entonces el mensaje del Minae a dueños de sitios con fauna silvestre cautiva?
– La última cosa que el Minae puede desear es afectar a gente que tiene esto como medio de vida. Además, tenemos intención de evitar cierres y generar un orden acorde al reglamento sin perder a los emprendedores y personas comprometidas con la vida silvestre. Para nosotros es clave asumir nuestra cuota de responsabilidad y tratar de reorganizar todo el sector para que esos sitios sean seguros para sus visitantes, la salud pública, la vida silvestre y la economía. Eso es crítico.
– Pero podrían darse cierres, ¿no es así?
– Es difícil que sitios que se han manejado en forma casera lo logren. En próximas semanas, por ejemplo, vamos al cierre de un lugar en Guanacaste a solicitud de la familia de un doctor quien tenía un sitio permitido. Sin embargo, el señor está muy enfermo y sus familiares nos pide que recojamos los animales porque ellos no los pueden cuidar. Son venados y un par de zainos.
“Entonces, esto nos recuerda que claramente tuvimos desde la institución un manejo muy laxo en el tiempo y ello ha generado mucho desorden con el paso de los años”.