El 30 de enero de 1971, La Nación informó que dos hermanos de apellido Víquez, de siete y ocho años de edad, y dos hermanos de apellido Maroto, de seis y ocho años, se intoxicaron con una fruta venenosa.
Los menores fueron trasladados de emergencia al Hospital Max Peralta, en Cartago, con síntomas de una violenta intoxicación.
Los condujeron al centro médico los oficiales Avila y Pacheco, de la comandancia de esa provincia.
A pesar de la rapidez con que los trasladaron al hospital, donde fueron atendidos por los doctores López, Gutiérrez y Ramírez, el menor de los hermanos Víquez falleció.
Su hermano, de ocho años, quedó hospitalizado bajo observación. Los otros niños quedaron fuera de peligro.
Mediante lo que los infantes dijeron, los galenos determinaron que habían comido una fruta venenosa llamada “huevo de serpiente”, aunque no precisaron su nombre real.
Casi inmediatamente después de que comieron el tósigo, se manifestó el cuadro de envenenamiento.
Las víctimas eran vecinas de Llano Grande de Cartago.
En otras noticias:
United Fruit Company donó alimentos a los damnificados
La United Fruit Company hizo una donación de más de cinco toneladas de alimentos deshidratados (proceso freeze-dry) para las víctimas de las recientes inundaciones que habían ocurrido en la zona atlántica.
Al transformarse en alimentos listos para su consumo, la cantidad era de aproximadamente nueve toneladas de comestibles con un alto contenido de proteínas.
El embarque de ese donativo, cuyo costo fue de $44.000, llegó al puerto de Golfito el jueves 28 de enero de 1971 en el vapor Polar Light de la United Fruit Company, para ser transportado a Puerto Limón en aviones de la compañía Lacsa y distribuido por la Comisión Nacional de Emergencias.
Autoridades allanaron gran hospital en Montevideo, Uruguay
Tropas de la policía y las fuerzas armadas iniciaron la “operación gigante” allanando el hospital de clínicas, el más grande de Uruguay, con la esperanza de dar con unos extremistas tupamaros que mantenían a tres funcionarios extranjeros como rehenes.
Otras unidades también allanaron con el mismo fin los edificios del Instituto de Traumatología y de la Facultad de Odontología, contiguos al hospital, así como la Facultad de Veterinaria.
Los tupamaros, pese a todos los aprestos de seguridad, mantenían en su poder al embajador de Gran Bretaña, Geoffrey Jackson; el cónsul brasileño Aloysio Días Gomide y el perito agrónomo norteamericano Claude L. Fly.