La Unión. Muy cerca del parque Central de Tres Ríos, Óscar Corrales se apoya a una malla para ajustar su prótesis. Ha caminado 13 kilómetros desde el centro de San José y necesita acomodar ese apoyo para no lastimar su ingle.
Nadie acompaña a Óscar en los 25 kilómetros de su romería hacia Cartago. Solo carga una llave tipo Allen con la que soca la prótesis cada vez que la siente floja, un bolso sobre su espalda, gorra y un rosario colgando de su cuello.
El hombre, vecino de Escazú, de 39 años, camina para agradecerle a la Virgen de los Ángeles estar vivo, pues hace 17 años sufrió un grave accidente de tránsito en el que perdió la pierna derecha.
La primera romería la hizo hace cinco años, ya que antes no contaba con una prótesis adecuada para realizar una caminata de este tipo.
“Es bastante duro, el desgaste físico que tengo es grande porque en mi caso todo el peso del cuerpo se recarga sobre la pierna izquierda.
“Yo hago esto para agradecerle a la Virgen que estoy vivo y llevo otras promesas”, expresó Corrales.
Su condición lo obliga a llevar un paso mucho más pausado que el resto de los romeros; su zancada debe ser más corta.
Relata que en varias ocasiones se ha caído por una acera mal hecha o por los desniveles del terreno.
Para completar los 25 kilómetros entre San José y Cartago, necesita de cinco a seis horas.
Confiesa que le da un poco de miedo tener que hacer la romería solo, pero eso no lo detiene.
Al igual que Óscar, miles de personas aprovecharon este sábado para peregrinar hasta la basílica de los Ángeles.
Desde temprano, la fila de romeros era interminable.
Incluso, la Policía de Tránsito tuvo que redoblar la vigilancia para garantizar la seguridad de los peregrinos.
Luis Sánchez y su hija Yency Sánchez salieron en carro a las 4 a. m. de Parrita para llegar a San José e iniciar la caminata.
En unos meses, Yency será sometida a una cirugía para corregir una deformación en su columna vertebral y por eso fueron hasta Cartago para pedirle a La Negrita que la operación salga bien y la joven se recupere.
Judith Ramírez, vecina de Tirrases, hizo por primera vez la romería porque hace dos años se fracturó el tobillo derecho y prometió que si se recuperaba, iba a la basílica de los Ángeles.
“En Curridabat, cerca del Walmart, me sentí un poco desanimada y me senté, pero otras dos personas me animaron a seguir”, narró la mujer mientras caminaba por Tres Ríos.
Unos pasos adelante iba Alejandra Solís; viajaba a Cartago para dar gracias por la salud de su hijo de un año y medio, quien estuvo internado debido a una bacteria en su cuerpo.