Docentes interinos sufren la zozobra de los cambios

Llevan años de deambular por centros educativos sin plaza permanente

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Santa Cruz y Pérez Zeledón. Osiris Rodríguez vive en barrio Lajas de Santa Cruz, Guanacaste, es madre de dos hijos y es maestra interina.

Todos los años, esta docente padece la zozobra de no saber adónde la enviarán a dar clases.

Desde que terminó sus estudios, hace siete años, ha entregado papeles para optar por una plaza fija en el concurso que hace el Servicio Civil, pero no ha tenido suerte: ni en el 2009 ni el año pasado resultó elegida.

De los poco más de 34.000 maestros y profesores que participaron en el último concurso del Servicio Civil, solo 5.700 lograron plaza . Sin embargo, más de 1.000 la rechazaron por diferentes razones.

Tal situación obliga al Ministerio de Educación Pública (MEP) a seguir llenando las necesidades de maestros y profesores con plazas interinas.

Este año, Osiris Rodríguez seguirá dando clases en la Escuela Jesús de Nazareth, en Liberia, en donde hace un permiso por dos años: “No crea, es difícil y sale duro estar interino porque uno no tiene estabilidad, anda de arriba para abajo . Pero, ¡bueno!, con tal de tener un ingreso para cuidar a la familia, uno se las ingenia y deja todo en manos de Dios ”, comentó esta educadora santacruceña.

El 43% de quienes trabajan en el MEP son interinos. Eso significa, muchas veces, dejar a la familia y trasladarse a vivir adonde sean nombrados.

A Rodríguez le ha tocado ir a Upala, Ortega, Bolsón, Lagarto y Marbella y Florida de Nicoya.

“Mi sueño es tener mi plaza fija y por eso siempre concursaré en las plazas del Servicio Civil. Sin embargo, considero que deben ser más serios porque este año muchas plazas fijas fueron rechazadas y eso es una burla para uno como educador y padre de familia”, dijo Rodríguez.

“Tengo un amigo profesor de Ciencias nombrado en Quepos con 10 lecciones. Eso es una burla porque lo que se va a ganar no le alcanza ni para el alquiler ni la comida y, menos, para enviarle dinero a su familia”, agregó.

“También es muy triste tener  uno su trabajito que venga alguien con plaza fija y lo dejen a uno sin nada. Todavía no he corrido esa mala suerte y espero no llegar a pasar por eso, pero si he visto casos y me parece que es una injusticia este tipo de situaciones. Todos nos esforzamos por subir de categoría. El problema es que hay demasiada  competencia  laboral, pero la esperanza es lo último que se pierde y yo tengo la fe que voy a tener mi plaza fija”, concluyó Rodríguez.

Al otro lado. Maritza Álvarez tiene como prioridad estar en Pérez Zeledón, cerca de su hijo Maikel y su esposo.

Esa es la razón por la que este año rechazó ofertas para trabajar como profesora de Inglés en San Carlos. Espera que le salga una oportunidad en Pérez Zeledón o en Buenos Aires de Puntarenas.

Esta santacruceña dejó la ciudad folclórica hace 9 años al aceptar un nombramiento en La Lucha y en San Cristóbal, en la zona de los Santos. Debió ceder porque el puesto era en primaria, y a pesar de que tenía 45 lecciones , el salario era bajo pues su título en enseñanza del Inglés en secundaria la hacía presentarse apenas como aspirante .

Vino luego una oportunidad, hace 3 años, de un puesto en Sarapiquí como profesora en secundaria, pero otra vez lejos de Santa Cruz.

“Cuando eso pasó estaba soltera y sin hijos, así que no importaba dónde le dieran el trabajo, pero ahora ya no. Uno quiere que le aperezca algo cerca de la familia”, dijo Álvarez mientras sostenía a su hijo.

Con la licencia de maternidad dejó Sarapiquí. Su esposo, Esteban Thames, profesor de Ciencias a quien conoció en Sarapiquí, solicitó traslado a su natal Pérez Zeledón, y se han establecido allí.

Para tener su plaza en propiedad, Thames debió hacer un periplo en una decena de colegios en Pérez Zeledón y Sarapiquí.

Elián Portuguez lleva seis años trabajando como profesor interino de Inglés. En ese periodo se casó, hizo su casa en el barrio San Francisco, en Daniel Flores de Pérez Zeledón, y nació su segundo hijo, pero su estabilidad laboral aún está pendiente. En el último concurso, fue descalificado.

“Yo concursé para una de esas plazas que salieron, sin embargo lo que me falló fue eso por que yo pensé que estaba al día con ese examen y además por el mismo trabajo a uno le cuesta ir hasta San José e invertir recursos para hacerlo, pero tenía que actualizarlo y como por tres dias de venciminento fue que me descalificaron” explicó.

Portuguez estaba dispuesto a aceptar una plaza en propiedad en cualquier parte. No lo logró.