La relación de pareja de Carlos Zamora y Olga Salas nació luego de sus respectivos divorcios.
Años después de consolidada su amistad, esta pareja de vecinos del cantón alajuelense de Grecia decidió optar por el matrimonio civil, ante la imposibilidad de volverse a casar por la Iglesia católica.
Desde entonces, se propusieron ayudar espiritualmente a parejas que se hallaban en similares circunstancias.
Fue así como Carlos y Olga fundaron, hace 12 años, la Pastoral de la Esperanza, en la parroquia de Grecia.
Cuenta Olga que en el grupo aceptan a parejas que fundaron todo tipo de familias no tradicionales, como divorciados vueltos a casar o en unión de hecho. En este último caso, lo hicieron por mandato de la propia Iglesia.
Aunque hoy, la pastoral –compuesta por 16 parejas– goza del respaldo de la Iglesia católica, no siempre ocurrió así.
“Ha habido algunos sacerdotes reacios a aceptar a las familias no tradicionales. En los 12 años que tenemos de dirigir la pastoral, uno sí nos dijo abiertamente que no deseaba la existencia del grupo, aunque él no podía prohibirnos asistir a la iglesia”, narró.
Las complejidades, enfatizó la líder de parejas, también les ha tocado vivirlas al lado de feligreses con una visión conservadora sobre la participación de los divorciados en las actividades de la Iglesia.
“Todavía en esta época hay gente que cree que convivir con una pareja divorciada y vuelta a casar, o con una en unión libre, es motivo de maldición”, lamentó.
Ahora Carlos y Olga intentan extender su pastoral por otras parroquias de Alajuela, cometido que según ellos, cuenta con el respaldo del obispo de la diócesis de Alajuela, Ángel San Casimiro.
El obispo de Cartago, José Francisco Ulloa, quien dirige la Pastoral Familiar, reconoce que el clero ha descuidado en algunas comunidades el acompañamiento y la atención especial que requieren aquellas familias y aquellos matrimonios que viven situaciones difíciles.
Ulloa afirmó que el mandato del Papa es que la Iglesia no espere a que esas familias en riesgo se acerquen a la congregación, sino que los pastores y laicos las busquen y les ofrezcan ayuda.
“Es lo que el Papa llama ‘una iglesia en salida’. A veces pensamos que toda nuestra gente acude a la iglesia y que es toda ella católica, pero debemos tomar conciencia de que muchos han dejado la fe por indiferencia o por otros credos”, dijo Ulloa, convencido de que ese es el desafío al que debe responder el catolicismo de los nuevos tiempos.