San José.
"Perdí la refrigeradora y estoy arreglando la cocina. Vamos para 15 días y nada que pagan".
Este es el reclamo que le hace Rocío Rocha, vecina de El Porvenir de Desamparados, a la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL), que sigue sin pagarle por los artefactos dañados debido a la explosión y posterior incendio de una subestación ubicada en ese lugar, el pasado 28 de junio.
La CNFL informó de que los pagos podrían iniciarse a finales de este mes, pero se prolongarían hasta agosto, pues cada caso requiere verificación y aprobación, eso implica visitas de inspección a los domicilios.
Mientras concluye el procedimiento, Rocío Rocha y otros vecinos pasan apuros para resolver problemas derivados del grave incidente; comprobó La Nación en un recorrido la mañana del lunes.
Según los afectados, Sidney Castillo, jefe de la sucursal de la CNFL en Desamparados, visitó sus casas y les prometió rapidez para el trámite; hasta les aconsejó apurar las reparaciones pagando los arreglos necesarios para luego llevar las facturas a las sucursal, donde les reconocerían los gastos. Sin embargo, todos los vecinos han sido devueltos y permanecen a la espera de una llamada.
Rocha, quien formalizó su reclamo un día después del incendio, aseguró haber gastado ¢53.000 en una caja de circuitos y ha llamado dos veces a indagar cómo avanza su trámite pero sin ningún éxito. A la fecha, tampoco un técnico ha ido a verificar los daños a su vivienda.
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"Perdí la refrigeradora y me urge. Me costó ¢711.000, pero ellos dicen que me quitan 40% por depreciación. He ido dos veces a preguntar y nada. Prometieron rapidez, pero apenas se fueron las cámaras de televisión, se relajaron", precisó la mujer, quien dice haber gastado otros ¢76.000 arreglando televisores y ¢264.000 más en la cocina.
Frente a su casa, a unos metros de donde ardió un poste durante la emergencia, las quejas se repiten.
"El jefe de la sucursal de Desamparados nos dijo que arregláramos las cosas y que si era menos de ¢150.000 lo pagaban al momento. Si era más, se hacía con un depósito el mismo día", declaró Yamileth Sánchez Barboza quien suma 45 años en esta comunidad. A ella se le dañaron dos televisores y una refrigeradora.
El arreglo de la refrigeradora, comentó, lo hizo confiada en la promesa del funcionario pero, al irse a la sucursal a ajustar cuentas, la devolvieron diciéndole que primero debía esperar la visita de un técnico.
"No era verdad. Arreglé la refrigeradora por los alimentos, pero ahora no me animo con lo demás porque ni yo, ni nadie en esta calle, sabemos a qué atenernos con esta gente", reclamó la afectada, quien recalcó que todas las personas en su situación pagan siempre puntuales sus recibos.
La Nación intentó conversar con Sidney Castillo, pero la Unidad de Comunicación Empresarial de la CNFL dijo que otra persona atendería las consultas.
Cientos de reclamos
Según datos de la sucursal de la CNFL en ese cantón josefino, a la fecha hay 289 reclamos por artefactos dañados. De ese total, hay 110 con proceso abierto y en espera de la visita de inspección, luego de la cual se notificaría al abonado si se aprobó o no su solicitud.
Hasta ahora se han realizado menos de 70 inspecciones domiciliares y de momento, de todos esos expedientes abiertos, a 25 casos ya les aprobaron la indemnización, precisó la Unidad de Comunicación de la Compañía.
Adán Marchena, subdirector del Área de Comercialización de la entidad, explicó que si los clientes agilizan el cumplimiento de requisitos, cerrarían todos los casos de reclamo a final de este mes. Sin embargo, admitió que los pagos se extenderían a agosto.
"El resarcimiento de dinero quizás podría ocurrir entre este mes y el otro, siempre y cuando estén en orden todos los requisitos", reconoció.
Mientras tanto, la preocupación crece entre quienes enfrentaron más de cerca la emergencia.
Carolina Ramírez Artavia reside a unos metros de donde cayó un poste envuelto en llamas con cables de alta tensión. Todavía se estremece al recordar como los cables se retorcían entre zumbidos y chispazos por donde ella habitualmente camina.
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Al día siguiente del suceso, más recuperadas, ella y su madre presentaron el reclamo y cumplieron los requisitos de la CNFL, confiadas en la supuesta rapidez.
A ellas se les quemó la refrigeradora, dos televisores, un equipo de sonido, un reproductor de DVD, un microondas y una caja de circuitos. Solo entre esa caja de circuitos y el microondas, aseguran haber desembolsado ¢150.000.
"El jefe en Desamparados se sentó aquí en esta misma sala y nos dijo que este era un caso especial, que lo iba a tratar así. Hasta nos dejó su tarjeta y todo. Eso hace 11 días y vea", afirmó Ramírez con voz angustiada porque, luego de tanto revuelo y temor, afirma que esperaba una mejor respuesta.
A Yamilee Chacón Ramsbottom se le quemaron tres televisores, el motor del portón eléctrico, una caja de circuitos y dos teléfonos de mesa. En gastos, dice, lleva unos ¢110.000 pero no ha reparado el portón ni los teléfonos a la espera de que la CNFL le pague, porque ya se quedó sin fondos.
"Tengo ganas de ir a la agencia de nuevo porque no me dijeron cuándo vienen. Me siento mal porque saqué plata y pedí prestado. El martes de la semana pasada puse el reclamo y llevé facturas de gastos pero solo me dieron el cartoncito ese", relató mientras mostraba un papel impreso con las siglas de la CNFL y su número de caso pegado en la ventana frontal de su vivienda.
La angustia la comparte su vecino Roberto Echeverri Castillo.
"Logré arreglar la refrigeradora que no puede estar fuera de servicio porque mi mamá usa insulina y debe estar refrigerada siempre. Ella padece alzheimer y yo cuido de ella, por eso las prioridades de arreglo van en función de ella", explicó Echeverri quien también perdió una computadora, dos routers, una lavadora, un teléfono de mesa, un horno de microondas y hasta el coffee maker.
"Ese señor Castillo y otra persona que andaba ese día con él nos instruyeron a hacer los arreglos y que les lleváramos las facturas. Fuí el 4 de julio a hacer el reclamo y ni han venido, ni han pagado. Nadie nos explicó cuánto teníamos que esperar", comentó.
Carlos Castillo, dueño del taller Electrónica Camel, en El Porvenir, confirmó la frustración de los lugareños con el trámite pues, según dice, sus clientes pierden hasta dos días en busca de información para cumplir un procedimiento, sin la seguridad de que van a recuperar sus bienes.
"Es demasiada vuelta. Primero los ponen a hacer el reclamo, luego la CNFL manda un inspector pero solo si hay varias afectaciones. Si es un caso aislado no se mueven. Luego mandan al cliente a pagar el arreglo o buscar cotizaciones de aparatos nuevos y, contra factura, pagan. Solo en trámites a la persona se le van como dos días", señaló.
Según el electricista, normalmente recibe 50 aparatos en un mes, pero luego de la explosión le llevaron 35 en tres días.