Estambul. AFP Ciento cuarenta y nueve oficiales superiores de las fuerzas armadas turcas fueron destituidos y más de 50 diarios y cadenas de televisión clausurados, en el marco de la purga tras el golpe fallido del 15 de julio.
“Fueron destituidos por su complicidad en el intento de golpe de Estado”, declaró un alto funcionario, confirmando un decreto publicado en el diario oficial, y precisó que se trataba de 87 oficiales superiores del ejército, 30 de la fuerza aérea y 32 de la marina.
Además, 45 periódicos, 16 cadenas de televisión, tres agencias de prensa, 23 estaciones de radio, 15 revistas y 29 editoriales fueron clausuradas, anunció el diario oficial.
El lunes, los fiscales antiterroristas emitieron órdenes de detención contra 42 periodistas, algunos de ellos muy conocidos. Hay 16 detenidos, informó el miércoles la agencia progubernamental Anadolu. Once han huido del país, según la agencia de prensa privada Dogan.
La agencia de prensa Cihan es uno de esos medios, así como la televisión prokurda IMC TV y el diario de oposición Taraf .
Medios de Gulen. El diario Zaman y su versión inglesa Today's Zaman que pertenecían, como Cihan, a un holding relacionado con el predicador Fethullah Gülen, también fueron cerrados.
El gobierno turco acusa al imán exiliado en Estados Unidos de haber urdido el complot, pero Gülen lo niega.
“Es triste e inaceptable”, declaró Turgay Olcayto, presidente de la asociación de periodistas de Turquía.
“A los que hacen realmente periodismo, los que son solo periodistas, esperamos que no les ocurra nada. Es todo lo que le pedimos al gobierno”, añadió.
La organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional denunció una “restricción draconiana a la libertad de expresión”.
En medio de la purga en las fuerzas armadas, el gobierno y la represión contra la prensa, Kemal Kilicdaroglu, principal líder opositor, dijo en una entrevista con AFP que el intento de golpe es una oportunidad para el país.
“Representa una ocasión única de poner fin a la peligrosa polarización de la vida política turca”, declaró Kilicdaroglu, jefe del Partido Republicano del Pueblo (CHP), luego de entrevistarse con Erdogan.
Turcos de diferentes afiliaciones políticas salieron masivamente a las calles en la noche del 15 al 16 de julio para expresar su oposición a los golpistas, una excepcional manifestación de unidad en un país dividido.
Unidad. Luego de haber rechazado poner sus pies “en el palacio ilegal” de Erdogan, a quien calificó de “dictador de pacotilla”, el opositor efectuó un giro de 180 grados al aceptar entrevistarse con él el lunes en Ankara, para trabajar por la unidad nacional.
“Criticaré a Erdogan y no dejaré de criticarlo. Fui a su palacio para restaurar la normalidad en Turquía, por la seguridad del país y para que estemos seguros de que no vuelva a producirse un nuevo golpe de Estado”, dijo.
Antes de la tentativa de golpe, la polarización en Turquía había alcanzado gran intensidad, con partidos políticos insultándose a diario y un fuerte protagonismo frente a la personalidad de Erdogan, tan amado como odiado.
Además, la reanudación, en el 2015 del conflicto con los kurdos, una importante minoría muy presente en el sureste del país, reavivó las tensiones.
“Siempre hubo una polarización en la política turca pues estaba centrada alrededor de la religión y la etnia, pero debemos cambiar de imagen”, insiste Kilicdaroglu.
El CHP fue fundado en 1923 por el líder turco Mustafa Kemal Atatürk y se considera como el guardián de la laicidad y de la orientación prooccidental que constituyeron los pilares de la república turca.
Sin embargo, ante el incremento del poder del partido islamo-conservador del presidente Erdogan, el CHP perdió terreno.
Kilicdaroglu logró estabilizar al partido en 2010, pero su formación logró menos del 25% de los sufragios en las legislativas de 2015.
Kilicdaroglu pidió a las autoridades respetar el Estado de derecho, ante las decenas de órdenes de captura lanzadas contra periodistas y la detención de más de 15.000 personas.
“Fue un error hacer un golpe de Estado, pero un país que cree en el Estado de derecho debe abogar a favor del Estado de derecho incluso para los golpistas”, dijo.
“Detener periodistas, poner gente en detención provisional, llenar las cárceles con miles de personas diciendo que ‘eso no tiene importancia’, no es correcto”, agregó el líder opositor.
“Si tratamos mal a los golpistas, entonces no hay diferencia entre ellos y nosotros”, concluyó.