París. AFP. El Gobierno francés sufrió un golpe y forzó un cambio tras la rotunda derrota de los socialistas en el poder en las elecciones municipales del domingo.
Como medida urgente, el presidente François Hollande nombró como primer ministro al actual jerarca del Interior, Manuel Valls, en lugar de Jean-Marc Ayrault, quien presentó su renuncia ante la crisis.
En un discurso por televisión grabado con anterioridad, Hollande dijo que es tiempo de que Francia “entre en una nueva etapa” y aseguró que Valls encabezará un “gobierno combativo”.
También mencionó otros importantes cambios políticos, incluyendo el anuncio de nuevos recortes para algunos impuestos y un plan para reducir el gasto del Gobierno, calculado en 50.000 millones de euros.
Los mayores ganadores de los comicios del domingo fueron los candidatos del Frente Nacional de extrema derecha , que se impusieron en las elecciones de 12 alcaldías y se apoderaron de 1.546 puestos en los ayuntamientos.
Pese a ello, los socialistas lograron conservar la Alcaldía de París, donde la francoespañola Anne Hidalgo se impuso a la candidata del partido de derecha Unión por un Movimiento Popular, Nathalie Kosciusko-Morizet.
Asuntos pendientes. El Gobierno francés padece las consecuencias de la reducción de la deuda, la puesta en marcha de masivos recortes del gasto público y la recuperación de la competitividad por la reducción de cargas sociales.
El margen de maniobra se vio limitado por la deuda francesa, que pasó del 64% de la producción en el 2007 al 93,4% en el 2013.
En el 2012, Francia perdió la triple A, el sobresaliente a su deuda soberana, que le asignaban las agencias de calificación de riesgos, en medio de una grave crisis financiera en la eurozona.
Para aliviar la crisis económica, en julio del 2012 el Gobierno aprobó una serie de subidas de impuestos con las que pretendía recaudar ese año 7.200 millones de euros y así cumplir el objetivo de reducir el déficit público, pese a que Hollande se había comprometido durante la campaña electoral a no aumentar los gravámenes.
Además, la subida del IVA, anunciada en noviembre, elevó el malestar social, como pusieron de manifiesto las encuestas.
Otra cuenta pendiente del Gobierno es su promesa de reducir el desempleo, que se ubica en la actualidad por encima del 10%
Para ganar popularidad, el Ejecutivo adoptó el alza de los impuestos para las grandes fortunas, aunque tuvo que reformar su idea inicial de gravar con un 75% los ingresos superiores a un millón de euros, después de que el Consejo Constitucional se pronunció en contra de esta medida.
La reforma de las pensiones fue otra de las grandes propuestas adoptadas con las que el gabinete pretendía ahorrar 10.500 millones de euros en los próximo años y así reducir el déficit.
En este ámbito, el principal punto de esta ley fue el mantenimiento de la edad mínima de jubilación en los 62 años o 67 para cobrar la pensión completa.
En cuanto a la política exterior y con la idea de mantener su influencia, Francia emprendió varias misiones, como las de Mali y la República Centroafricana para asegurar la paz.
Otra polémica surgió cuando Valls se pronunció por el endurecimiento de las medidas en contra de la inmigración irregular, con la expulsión de gitanos.