Barcelona
El independentismo catalán está perdiendo fuerza de cara a las elecciones de setiembre, que el Gobierno regional presenta como un plebiscito para iniciar su secesión del resto de España si obtienen una mayoría.
Después de tres años reclamando un referendo por la independencia, el nacionalismo catalán vivió un clímax el 9 de noviembre del 2014, cuando 1,9 de los 7,5 millones de habitantes de la región votaron por la secesión en una consulta no oficial y prohibida por la Justicia.
Impedido de hacer su ansiado referendo, el presidente regional, Artur Mas, decidió sustituirlo por unas elecciones regionales anticipadas previstas en setiembre que, en caso de mayoría independentista, deberían legitimar la separación de esta región mediterránea con un idioma propio y una quinta parte de la riqueza española.
Pero a medida que se acerca la fecha clave, el movimiento parece perder fuelle debido a la eclosión de nuevas formaciones como los izquierdistas de Podemos y a la falta de consenso respecto al plan de Mas.
Intención de voto diferente. Por primera vez desde junio del 2011, los sondeos realizados periódicamente por el Ejecutivo catalán muestran una ventaja del "no" a la independencia respecto al "sí" (48% contra 44,1% en febrero), mientras caen el número de encuestados que abogan por un Estado independiente y crecen los partidarios de mantener el statu quo o de federarse con España.
Además, debido al crecimiento de Podemos y Ciudadanos (centroderecha antinacionalista), la suma entre la coalición conservadora CiU de Mas y ERC, principales formaciones independentistas, podría quedarse por debajo de la mayoría absoluta por primera vez desde 1980.
"En los próximos meses veremos el fracaso de este proyecto secesionista. En las elecciones de setiembre se verá un cambio sustancial", ha vaticinado Matías Alonso, secretario general de Ciudadanos, formación catalana en pleno proceso de expansión al resto de España.
El calendario electoral es frenético este año, con comicios municipales y regionales en mayo y legislativas hacia noviembre. La irrupción de partidos como Podemos o Ciudadanos amenaza el tradicional dominio de conservadores y socialistas a nivel nacional y también dentro de Cataluña, donde parecen haber eclipsado el debate independentista.
Aunque algunos nacionalistas ven en Podemos la oportunidad para negociar un referendo de independencia con el gobierno central, desde CiU recelan del partido de Pablo Iglesias, a quien ven como un "caballo de Troya" contra el independentismo, en palabras de su portavoz parlamentario Jordi Turull.
"Podemos puede despistar el debate y en este sentido es más aliado de los intereses del Estado español que de las reivindicaciones de Cataluña", dijo a la AFP.
"Para Cataluña, el problema no es el eje izquierda-derecha, sino la relación entre Cataluña y el Estado español", manifestó Mas recientemente en una entrevista al diario estadounidense The Wall Street Journal.
Descartada por falta de acuerdo la candidatura conjunta de los independentistas que propuso Mas para setiembre, su partido, Convergencia Democrática de Catalunya (CDC), y Esquerra Republicana de Catalunya, segunda fuerza regional, pactaron una hoja de ruta para declarar la independencia en 2017 si ganan las elecciones.
"Si hay una mayoría absoluta de diputados de estas fuerzas, nos sentiremos legitimados para tirar adelante todo el proceso", señaló Turull.
Del acuerdo se descolgaron varias formaciones que hasta ahora habían apoyado este proceso, entre ellas UCD, aliados de Mas en la coalición CiU, que podría verse abocada a una separación.
Aun así, las encuestas apuntan todavía a una ajustada victoria electoral del independentismo, lo que supondría una grave crisis en España poco antes de las legislativas en las que Rajoy se juega el cargo.
Después de varios meses inactivas, las asociaciones independentistas, organizadoras de las grandes manifestaciones de los últimos 11 de setiembre, fiesta regional de Cataluña, empiezan a calentar motores para reanimar a su electorado.
"Hay una movilización del 'no' que hasta ahora no existía. Ahora empezará a haber un debate, que bienvenido sea, con argumentos serios y estimulantes", dice Muriel Casals, de Omnium Cultural.
Para el 24 de abril preparan un mítin en el emblemático palacio Sant Jordi de Barcelona, cuyos 15.000 asientos ya han sido reservados. Su objetivo: motivar a sus seguidores antes de las elecciones municipales, que servirán de termómetro para el independentismo .
Por su parte, la asociación Sociedad Civil Catalana llama a una participación masiva del votante antiindependentista, menos activo hasta ahora.
"Si baja el suflé independentista pero no va acompañado de una respuesta de los no secesionistas yendo a votar, estaremos como siempre", advierte su vicepresidenta Susana Beltrán.