Ciudad del Vaticano. AFP y AP. Un exnuncio apostólico, acusado por abuso sexual de menores mientras laboraba en República Dominicana , y por tenencia de pornografía infantil , será sometido a juicio en el Vaticano en julio y podría ir de 6 a 7 años a prisión.
El anuncio se conoció el lunes, junto con la decisión del papa Francisco de aceptar la renuncia de dos obispos estadounidenses de la diócesis de St. Paul-Mineápolis, después de que la Fiscalía los acusó de no haber protegido a menores de daños infligidos por un sacerdote declarado culpable de abusar sexualmente de dos niños.
Ambos hechos ponen de manifiesto que Francisco empezó a cumplir su promesa de no tolerar que incluso los jerarcas más encumbrados de la Iglesia evadan su responsabilidad en casos tan delicados.
La primera audiencia del juicio al exnuncio polaco Josef Wesolowski está programada para el 11 de julio, precisó el Vaticano.
El caso no tiene precedentes en la historia de la Iglesia.
El exdiplomático será el jerarca de mayor rango del Vaticano en ser juzgado por un delito sexual y demuestra la gravedad que representa su conducta, en tanto Wesolowski se desempeñó en República Dominicana –entre el 24 de enero del 2008 y el 21 de agosto del 2013– como representante directo del Papa.
Acusaciones. Los delitos por los cuales se juzgará al exnuncio presuntamente los cometió mientras estaba en el país del Caribe.
Se trata de abuso sexual a menores, acusación que se basa en pruebas aportadas por testimonios recogidos por las autoridades de República Dominicana.
Igualmente, Wesolowski deberá enfrentar cargos por posesión de material pornográfico con menores, descubierto durante su estadía en Roma, entre agosto del 2013 y setiembre del 2014, cuando ya estaba detenido.
El prelado era conocido por mantener relaciones con menores en un barrio de Santo Domingo, según las denuncias recibidas en el Vaticano.
“El Tribunal podrá apoyarse en la evaluación de las computadoras del acusado, pero también en eventuales formas de cooperación judicial internacional, destinadas a evaluar los testimonios probatorios aportados por la Justicia dominicana”, explicó en una nota la Santa Sede.
La jerarquía de la Iglesia quiere garantizar un juicio imparcial, por lo que adelantó que todas las pruebas se analizarán “con el mayor escrúpulo”. En junio, Wesolowski fue expulsado del sacerdocio por la Congregación para la Doctrina de la Fe. El exnuncio no puede abandonar la Santa Sede.
Relevo de obispos. La batida contra la pederastia en la Iglesia incluyó la renuncia del arzobispo de St. Paul-Mineápolis, John Clayton Nienstedt, y su adjunto, el obispo Lee Anthony Piche, por no proteger a menores víctimas de pederastia por un sacerdote.
El Papa forzó la dimisión con base en una disposición del Código de Derecho Canónico, que los invita a dejar el cargo por haber cometido una falta grave.
La Fiscalía acusó este mes a la arquidiócesis de St. Paul-Mineápolis, en calidad de corporación, de haber “vuelto la espalda” a los reiterados informes sobre el comportamiento inapropiado de un cura, quien luego fue condenado por abusar de dos niños. La acusación no mencionó a ninguna persona en particular.
Las acusaciones llegaron dos años después de que Jennifer Haselberger, una empleada de la arquidiócesis convertida en denunciante, alegó que hubo un encubrimiento generalizado de conductas sexuales inapropiadas del clero. Afirmó que tanto el arzobispo como sus asistentes principales mintieron a la gente e ignoraron la promesa de los obispos estadounidenses de no tolerar a los sacerdotes pederastas.
Haselberger, quien era archivista de Nienstedt, acusó a la Iglesia de recurrir a un sistema caótico de mantenimiento de registros para ayudar a ocultar los antecedentes de sacerdotes culpables, quienes permanecieron en sus asignaciones.
Ella aseveró que les advirtió repetidamente a Nienstedt y sus ayudantes sobre el riesgo de mantener en el ministerio a los sacerdotes acusados, pero que solo tomaron medidas en un caso. Como resultado del aumento de las alarmas, añadió que fue finalmente excluida de las reuniones sobre la mala conducta de los sacerdotes y posteriormente renunció.