¿Cree usted que este triunfo obligará a Europa a repensar su estrategia contra la crisis?
En buena medida, sí. Ya hay un indicio en la llamada del presidente francés, François Hollande, a Alexis Tsipras para tratar de buscar nuevas formas y mecanismos anticrisis, porque se ha visto que no para todos los países se pueden aplicar las mismas medidas. Es una llamada de alerta a las autoridades en Bruselas de que no se puede generalizar; se requiere considerar las condiciones propias de cada país y ver qué opciones hay.
¿Ha servido la política de austeridad de Europa a alguno de los países socorridos?
En España los resultados fueron más positivos que negativos y la estadística demuestra que hay una recuperación, aunque mínima. En el caso de Portugal la situación no era tan grave y ese es otro factor que hay que considerar. La situación de Grecia era mucho más seria y hay cuestiones culturales que hasta ahora se están entendiendo, porque son fundamentales para implementar políticas públicas necesarias para superar la crisis económica.
”De ahí que la propuesta de Syriza va a tener que poner a pensar a aquellos países que son claves en estas políticas”.
¿Es posible pensar en un efecto dominó en el sur de Europa en próximas elecciones?
No un efecto dominó. La izquierda europea no es la latinoamericana, prueba de ello es que en Francia hay un gobierno socialista y no hay un cambio radical. Tampoco habrá un cambio radical en Grecia y prueba de ello es la alianza con un grupo de derecha para permitir a Syriza encabezar el Gobierno.