París. EFE, AP. Los investigadores del accidente del Airbus A320 en los Alpes franceses dieron el miércoles dos noticias: la buena, que recuperaron la grabación sonora de lo sucedido en la cabina del avión antes de estrellarse. Y la mala, que siguen sin explicarse qué pudo suceder.
La reputada Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) francesa tiene en su poder “un archivo de audio utilizable” en el que deberían ser capaces de escuchar lo acontecido en el vuelo entre Barcelona y Düsseldorf de la compañía Germanwings, en el que, el martes, perdieron la vida 150 personas.
El proceso –advirtió el director del BEA, Rémi Jouty– podría llevar “varias semanas” o incluso meses, aunque confían en hallar también la segunda caja negra del avión, que registra los parámetros técnicos.
Mientras, una fuente militar que participa en la investigación declaró al diario The New York Times que uno de los pilotos del avión que el martes se estrelló en Francia estaba fuera de la cabina y nunca pudo regresar.
La fuente, no identificada por el periódico, dijo que, según las grabaciones de audio conocidas, uno de los pilotos que había salido de la cabina llamó a la puerta para reingresar, pero “nunca hubo una respuesta” .
“Se puede escuchar que está intentando echar abajo la puerta”, agregó el investigador.
La información de la edición digital del Times consignó que antes del percance se oye una conversación normal entre los pilotos en el vuelo.
Uno de ellos deja después la cabina, y luego, desde afuera, “comienza a tocar ligeramente la puerta, pero no hay respuesta, y entonces golpea la puerta más fuerte y no hay respuesta”.
Se desconoce por qué uno de los pilotos salió de la cabina y por qué su compañero que estaba dentro no abrió la puerta.
Voló hasta el final. Por ahora, lo único que descartan los investigadores es que el aparato explotase. “El avión voló hasta el final”, aseveró Jouty ante los medios de comunicación.
Sin embargo, las certezas acaban prácticamente ahí.
En una muestra de sinceridad apabullante, en la línea de transparencia seguida hasta ahora por las autoridades francesas, el director del BEA reconoció el desconcierto que todavía planea sobre las preguntas clave.
“ No tenemos la menor explicación del motivo que llevó al avión a descender ni por qué este no respondió a los intentos de contacto de los controladores aéreos”, comentó Jouty.
Por eso, al igual que han hecho hasta ahora los responsables políticos franceses, insistió en que “ninguna hipótesis está cerrada”, cuando se le preguntó acerca de una supuesta acción terrorista como causa.
Pero el resto de elementos de la investigación que adelantó Jouty solo contribuyeron a sembrar más dudas acerca del suceso.
“La curva de la trayectoria no es compatible con la de un avión controlado por pilotos, con la excepción de que no imaginamos que pilotos puedan conscientemente enviar un avión hacia la montaña”, explicó, antes de añadir que esa curva tampoco es compatible con la que podría trazar un piloto automático.
Tampoco las óptimas condiciones meteorológicas ofrecen explicación alguna del momento del accidente, aunque su empeoramiento ha complicado las labores de identificación y rescate de los cadáveres que yacen diseminados en el macizo de Les Trois Échêvés.
El primer ministro francés, Manuel Valls, pidió esperar “algunas horas” para que se pueda completar un análisis preliminar de la grabación y disponer de nuevos elementos.
La ministra de Transporte, Ségolene Royal, dijo que resulta clave descubrir lo que ocurrió en el minuto entre las 10:30 y las 10:31 de la mañana del martes, cuando los controladores perdieron contacto con la aeronave.
El BEA también investiga el historial y la formación de los pilotos, cuya identidad está en el anonimato.
Francia, como país fabricante de cajas negras en la empresa Thales y como sede de Airbus, tiene una gran experiencia en la investigación de accidentes aeronáuticos, en los que el BEA es reconocido como una autoridad mundial en la materia.
Se necesitarán todos sus esfuerzos para cumplir la promesa que el presidente francés, François Hollande, hizo ayer a los jefes de los gobiernos alemán, Ángela Merkel, y español, Mariano Rajoy, ante la capilla ardiente en el pueblo de Seyne-les-Alpes.
“Francia hará todo lo que haga falta para que se conozca lo que sucedió. Se hará la luz sobre las circunstancias del accidente. Se lo debemos a las familias”, sentenció, solemne, Hollande.
En el accidente del Airbus A320 murieron 150 personas de 15 nacionalidades, entre ellos, 72 alemanes, 35 españoles, dos australianos, siete latinoamericanos, dos iraníes y dos estadounidenses.
El ministro alemán del Interior, Thomas de Maiziere, expresó a la prensa en Berlín que “según la última información, no hay pruebas de que el accidente fuera provocado de forma deliberada por terceros”. Tanto Royal como Cazeneuve hicieron hincapié en que parece improbable que el siniestro tenga alguna relación con el terrorismo.
El impacto contra la montaña dejó trozos de fuselaje “tan pequeños y brillantes que parecen parches de nieve en las montañas”, indicó Pierre-Henry Brandet, portavoz del Ministerio del Interior, tras sobrevolar los restos.
Los expertos que recuperarán los datos de la caja negra se centrarán primero “en las voces humanas, las conversaciones”, y después en el sonido de cabina, explicó a la cadena de radio Europe 1 el secretario de Transportes, Alain Vidalies. El gobierno tiene previsto hacer pública la información obtenida del dispositivo en cuanto pueda verificarse, añadió.
Deborah Hersman, presidenta y directora ejecutiva del Consejo de Seguridad Nacional y ex presidenta de la Junta Nacional de Seguridad de Transportes estadounidense, dijo que por lo general los grabadores de voz pueden descargarse en horas.
La experta dijo al programa “Today” de NBC que esos datos ofrecerán pistas sobre “los minutos y segundos críticos antes del choque”.
“Tengo absoluta confianza en que los investigadores van a descubrir lo que ocurrió”, dijo.
El Airbus, operado por Germanwings, una filial de la aerolínea alemana Lufthansa, había despegado el martes de Barcelona con destino a Dusseldorf. La nave sufrió un inesperado descenso de ocho minutos cuando quedaba menos de una hora de su ruta. Los pilotos no enviaron una señal de auxilio y habían perdido contacto de radio con su centro de control, según las autoridades de aviación francesas.
El consejero delegado de Lufthansa, Carsten Spohr, que también es piloto, dijo que consideraba que el accidente de un jet comandado por dos pilotos con experiencia era “inexplicable”.