Dibujantes tienen la fórmula para vencer el miedo: que siga el humor

La revista satírica francesa pagó caro el miércoles haber reproducido las caricaturas de Mahoma, originalmente publicadas por un diario danés, y haber hecho de la burla de las religiones el sello de la casa.

Doce personas, entre ellas cinco dibujantes –Charb, Wolinski, Cabu, Tignous y Honoré– murieron en el asalto de la redacción por dos individuos que lo celebraron con vítores a Mahoma y el grito “¡Hemos vengado al profeta!”.

El dibujante danés Kurt Westergaard, autor de los chistes sobre el profeta del islam que aparecieron en el diario danés Jyllands-Posten y causaron un incendio en Oriente Medio, reproducidos este jueves por varios medios del mundo en homenaje a Charlie Hebdo , dijo que la matanza “causa mucho miedo”.

En una entrevista con BBC Radio, manifestó: “Yo también tengo miedo , pero tengo un sentimiento que me ayuda mucho, y es la cólera. Me enfadé mucho, mucho, porque amenazaron mi vida y atacaron mi casa.

”Lo único que hice es hacer mi trabajo. He trabajado en este diario durante mucho tiempo y era mi trabajo hacer esos dibujos. He ofendido a otros creyentes, cristianos, por ejemplo. Sin embargo, pienso que un buen dibujante debe ser una especie de anarquista que ataca a todas las autoridades si abusan de su poder”.

Westergaard, quien vive con protección policial y ha sobrevivido a varias tentativas de asesinato, sentenció: “El miedo por lo de ayer no desaparecerá en mucho tiempo. Por supuesto que habrá algún tipo de autocensura, y esa es la peor censura, porque es invisible, aunque tenemos que ser valientes y seguir con nuestras críticas”.

Más dibujos. Los homenajes se sucedieron en forma de dibujos. El que reproduce dos lápices en forma de Torres Gemelas a punto de ser derribadas por un avión, obra del dibujante holandés Ruben Oppenheimer, sintetiza el impacto de la matanza, una especie de 11 de setiembre del humor.

“Los malos han ganado”, sentenció el dibujante israelí Amos Biderman, “nos han ganado por goleada en la batalla por la libertad de expresión”.

Biderman escribió una columna en el diario Haaretz en la que se mostró muy pesimista sobre el futuro del humor gráfico.

“En Europa están aterrorizados, en Estados Unidos también. No queda un dibujante o un editor que se atreva con ellos”, sostuvo.

¿Peligro? Nada nuevo para el dibujante argelino Alí Dilem. Los asesinatos de periodistas o humoristas, los asesinatos en general, fueron moneda corriente en la Argelia de la guerra civil (2000-2008).

A Dilem le han pegado por todos los lados: ha sido objeto de un edicto religioso pidiendo su muerte pero también condenado por ofensas al jefe de Estado, Abdelaziz Buteflika.

Dilem no piensa abandonar, pero sabe que “hay un riesgo inherente a nuestro oficio”, dijo a RFI (Radio France International).

“Le aseguro que toda la gente del oficio que apareció en listas en las que yo figuré están muertos (...). No se puede bromear con esa gente. Estamos hablando de las patologías más absolutas, de la barbarie extrema”, estimó.

Sus caricaturas se publican en el diario Liberté pero hace 15 años que no acude a una redacción: “no quiero dar la oportunidad, a quienes me quieren hacer daño, de hacer daño a los otros”.

Para el histórico caricaturista mexicano Magú, del periódico La Jornada, “la matanza en Charlie Hebdo refuerza la idea de que el humor politico debe, pero no puede debatir con las ideologías de la violencia”.

En un mundo donde muchos caricaturistas se conocen, o conocen sus trabajos, las reacciones mezclaban el sentido del deber con la lealtad a los amigos asesinados.

“¡Mierda, lo han hecho! Han matado a mis amigos de Charlie Hebdo . Vuestros amigos. Porque aunque no los conocían personalmente como yo, eran vuestros amigos. Os querían”, escribió, indignado, el dibujante belga Pierre Kroll, de Le Soir de Bruselas.

“Otros querrán que nos enfrentemos. Riámosnos en sus narices. Burlémonos. Mañana será mejor que hoy y, sobre todo, mejor que ayer”.