La Coruña, España. EFE. Casi diez años después del naufragio del Prestige que causó la peor marea negra sufrida en España, el juicio por esa catástrofe ambiental comenzó ayer en La Coruña, la ciudad del noroeste español frente a cuyas costas se partió el petrolero.
Con 2.128 partes personadas, 133 testigos, 98 peritos, 51 abogados y 21 procuradores, la vista oral se celebra en un recinto habilitado en un centro multiusos de esa ciudad gallega en medio de una enorme expectación por el epílogo de un caso que conmocionó y movilizó a la sociedad española.
Después de que el abogado defensor del principal acusado, el griego Apostolos Manguras, de 76 años, capitán del petrolero, reclamó ayer la nulidad de la causa al entender que “no se garantizaron derechos fundamentales” de su patrocinado, la Fiscalía cifró en más de 4.000 millones de euros (unos $5.200 millones) las indemnizaciones por los daños causados.
El fiscal especial de Medio Ambiente de Galicia, Álvaro García Ortiz, argumentó la petición en un informe elaborado por expertos que fija el alcance de los daños en 3.862,42 millones de eurospara España, a los que habría que sumar las compensaciones para Francia.
La marea negra del petrolero alcanzó sobre todo a las costas situadas frente a la región española de Galicia, pero afectó otras zonas de costas españolas y francesas.
El informe de los especialistas cuantifica la catástrofe causada por el vertido de 64.000 toneladas de combustible pesado en 4.121,64 millones de euros, frente a los 2.233,76 reclamados inicialmente.
Los expertos consideran que esa es la cuantía económica adecuada para compensar los daños causados, especialmente en el sector pesquero en uno de los principales caladeros del Atlántico, que quedó muy afectado con un notable descenso de las capturas.
El petrolero, que navegaba en noviembre del 2002 por el Atlántico, bajo bandera liberiana, zozobró en medio de una tormenta y las 77.000 toneladas de fuel de baja calidad que llevba en sus bodegas tiñeron de negro la costa gallega.
Los tres acusados en el banquillo, el capitán del barco, el griego Apostolos Manguras; el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, y el exdirector de la Marina Mercante española José Luis López Sors, ya septuagenarios, siguieron el juicio ayer con rostro inexpresivo.
El tribunal deberá aclarar su responsabilidad y también si la gestión de la crisis tras el accidente se realizó de la forma correcta.