- Pope Benedict XVI (L) is welcomed by Prince of Asturias Felipe (TopR) under the look of Spain's Queen Sofia (2ndR) and Spain's King Juan Carlos as he arrives for a visit at the Zarzuela Palace in Madrid, on August 19, 2011. Thursday's adoring welcome was in sharp contrast to scenes nearby, where baton-wielding Spanish anti-riot police dispersed about 150 anti-pope protesters who had gathered in the capital's Puerta del Sol square. It was the second night of clashes in the square between police and activists furious over the high cost of the visit and the six-day million-strong World Youth Day festival amid tough economic times in Spain. AFP PHOTO/ JAVIER SORIANO (JAVIER SORIANO)
“No paséis de largo ante el sufrimiento humano, donde Dios os espera para que entreguéis lo mejor de vosotros mismos: vuestra capacidad de amar y de compadecer”, invitó el Santa Padre al término de un viacrucis en que se denunciaron los “abusos sexuales”, los “crímenes contra los niños”, el racismo y las injusticias contra los inmigrantes.
Cientos de miles de jóvenes entre las plazas de Colón y Cibeles, muchos de ellos subidos a árboles y postes de alumbrado, asistieron a uno de los principales eventos de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Tras aplaudir al Papa, ahogaron sus cánticos y palmas al paso de una cruz que portaban varios jóvenes que se paraban ante cada estación del viacrucis, que relata los últimos momentos de Cristo y típico de la Semana Santa.
“¡Esta no es la juventud del Papa!”, coreaban los manifestantes, que también protestaban por la violencia con que la policía desalojó, en los dos días anteriores, de la Puerta del Sol a jóvenes contra la visita papal y la JMJ, que Madrid acoge hasta el domingo.
“No más brutalidad policial”, “no a la violencia”, rezaba una de las pancartas en la marcha, que partió de la estación de Atocha y se dirigía a la Puerta del Sol, que la policía había cerrado.
En esta emblemática plaza madrileña, los policías antidisturbios dispersaron a golpes el miércoles y el jueves a un centenar de manifestantes, tras una manifestación el miércoles organizada por más de cien asociaciones laicas y de izquierda contra la financiación pública de la visita papal.
Los organizadores aseguran que la JMJ no costará nada al contribuyente español y que la economía española ganará unos 100 millones de euros. Entre el 20 y el 30% del coste es asumido por empresas privadas y el resto por los peregrinos, calculan.
Pero según los críticos, en plena crisis el Estado, los ayuntamientos y las distintas regiones españolas han gastado más de 100 millones de euros para acoger a estos jóvenes, muchos de los cuales llegaron desde la semana anterior.
Por su lado, los jóvenes católicos, en medio de catequesis, conciertos, confesiones, celebraciones y debates, fraternizaban en cualquier momento y lugar a pesar del calor y el cansancio.
Ayer por la mañana, Benedicto XVI se reunió en el palacio de la Zarzuela con la familia real española y se entrevistó con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero.
Luego el Papa se dirigió al monasterio de San Lorenzo del Escorial, a unos 50 kilómetros de Madrid, donde llamó a unas 1.600 jóvenes religiosas, con sus hábitos blancos, grises o negros, a la “radicalidad” de sus compromisos en frentes humanitarios y espirituales “frente al relativismo y la mediocridad”.