Berlín. El partido Alternativa para Alemania (AfD), prodiésel, procarbón y escéptico ante el calentamiento global, intenta seducir, como muchos otros movimientos nacionalistas de Europa y el mundo, a nuevos electores con un mensaje de recelo ante el cambio climático.
AfD, que nació con una clara oposición al euro, ha dinamitado el paisaje político nacional, haciendo tambalear a la canciller Ángela Merkel con su discurso antimigración.
Pero ahora que la preocupación por los inmigrantes tiende a disiparse en la opinión pública, AfD hace suya una tercera causa, con motivo de la campaña para las elecciones europeas.
“Queremos acabar” con la lucha contra el calentamiento climático “porque reduce, innecesariamente, el acceso a una energía barata”, enuncia el partido en su programa para las elecciones europeas.
Esa línea es totalmente opuesta a la defendida en las manifestaciones de defensa del clima que congregan a miles de jóvenes alemanes en los Fridays For Future (Viernes por el futuro).
AfD prevé oponerse a la reciente decisión del gobierno de poner fin a la explotación del carbón antes del 2038.
Las publicaciones de AfD que niegan el cambio climático en las redes sociales han aumentado en los últimos meses, indica Stella Schaller, especialista del clima en Adelphi, un instituto del investigación alemán.
“La AfD utiliza el clima en sus campañas electorales, algo que nunca hizo antes. El objetivo son los electores que tienen miedo al futuro, que temen los movimientos de transformación”, explica.
Adversaria de allende
Los Fridays For Future le han permitido incluso a la AfD crearse una señalada adversaria: Greta Thunberg, la sueca de 16 años que se ha impuesto estos últimos meses entre los jóvenes como el nuevo rostro de la lucha por el clima.
Durante un mitin, el AfD le atribuyó el mote irónico de “Santa Greta de Suecia”, según Jorg Meuthen, cabeza de lista para las elecciones europeas.
“Creo que la gente es cada vez más consciente de que lo que hacen los ecologistas es alarmismo”, afirma, y precisa que el “llamado a la urgencia climática es un acto de histeria”.
Los ataques de AfD también tienen como objetivo las medidas sobre el diésel.
Varias ciudades han prohibido la circulación de viejos vehículos que usan gasóleo, considerado muy contaminante, generando críticas en un país donde el automóvil es rey.
“Salvar el diésel” indican varios carteles electorales de AfD con vistas a las elecciones europeas.
Respecto a las prohibiciones de circulación, el partido de extrema derecha considera que “millones de conductores de (motores) diésel han sido expropiados”, y ello pese a que la calidad del aire en las ciudades mejora “desde hace años”.
A pocos días de las elecciones europeas, AfD es el partido más vehemente del Viejo Continente, junto a los británicos de UKIP, en lo referente a temas medioambientales, según un estudio de Adelphi sobre los 21 movimientos nacionalistas más importantes de Europa.
El partido alemán de extrema derecha no duda en oponerse al consenso científico internacional sobre el calentamiento climático.
En el 2017, la diputada Beatrix von Storch ya atribuía al sol el aumento de la temperatura de los oceános. “Deberíamos querellarnos contra él”, ironizó entonces.
Jorg Meuthen justifica este nuevo eje en las campañas de AfD. “Estaríamos locos si no tratáramos este tema”, explica al diario Der Spiegel. “Debemos hablar de las cuestiones que preocupan a la gente”, agrega.