Tulsa, EE. UU. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, regresó el sábado por la noche a los mítines que tanto le gustan, ignorando las advertencias sobre el coronavirus, pero no logró reunir a la multitud esperada para darle un impulso a su campaña para la reelección.
Trump se burló de su adversario demócrata, Joe Biden, a quien calificó de “marioneta” de la “izquierda radical” y de China, y lo presentó como un político que “no ha hecho nunca nada” en medio siglo de carrera en Washington.
“La elección del 2020 es muy sencilla”, expresó. “¿Quieren inclinarse ante una turba de izquierda o quieren pararse erguidos y orgullosos como estadounidenses?”
Luego de un descanso de tres meses de los mítines, Trump regresó a los temas habituales, incluidos alardes sobre la economía antes de la pandemia y quejas sobre los medios. No mencionó algunos de los focos de tensión que aquejan a la nación, como el despido abrupto de un fiscal federal de Manhattan, el nuevo libro dañino de su exasesor de Seguridad Nacional John Bolton y la muerte del afrodescendiente George Floyd.
Trump emitió quejas acumuladas sobre el coronavirus, del que se burló como la Kung flu (gripe kung), un término racista para la enfermedad covid-19, que se originó en China. Trató de defender su manejo de la pandemia, incluso cuando los casos siguen aumentando en muchos estados, como Oklahoma.
En un discurso desordenado de cerca de dos horas, el mandatario republicano se presentó como el defensor de "la ley y el orden" y llamó a los estadounidenses a ir a las urnas el 3 de noviembre para ofrecerle un segundo mandato de cuatro años.
Pero la sala elegida para el mitin en Tulsa, Oklahoma, estaba lejos de lucir llena, y las numerosas filas de asientos vacíos impidieron dar la imagen de un candidato lanzado hacia la victoria.
Su director de campaña, Brad Parscale, reconoció que las cifras estaban por debajo de lo esperado, y culpó de ello a los "manifestantes radicales" y a "una semana de cobertura mediática apocalíptica".
Una primera breve alocución del mandatario, prevista al exterior de la sala para quienes no hubieran logrado un sitio dentro, fue anulada a última hora.
El lunes, Trump había afirmado en un tuit que "cerca de un millón" de personas habían pedido entradas para esa cita.
Intentando retomar el tono de los mítines que tuvieron un papel fundamental en su victoria del 2016, el presidente -de 74 años- aseguró que, a diferencia de su rival de 77 años, estaba en plena forma.
"Les haré saber si hay algún problema", dijo Trump a sus seguidores, en referencia a una ceremonia de graduación en la academia militar de West Point, durante la que pareció cansado.
"Hay un problema con Biden, eso sí que puedo decirlo", añadió.
A pesar de una campaña eclipsada por el confinamiento decretado contra la pandemia de coronavirus, el exvicepresidente de Barack Obama ha aumentado su ventaja sobre Trump en los sondeos.
En una sala donde pocos de los presentes llevaban mascarillas, el presidente defendió sus decisiones ante el coronavirus, que volvió a calificar de "virus chino".
"Salvé cientos de miles de vidas, pero nadie alaba nunca nuestro trabajo", declaró.
Trump consideró además que las pruebas de detección eran “un arma de doble filo” porque “cuando uno practica ese volumen de tests, se encuentra a más gente, se encuentran más casos”.
“Así que he dicho ‘frenen las pruebas de detección’”, expresó con un tono que parecía irónico.
"Por supuesto que bromeaba para denunciar la absurda cobertura mediática", dijo luego a la AFP un funcionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato.
Unas horas antes del inicio del mitin, seis miembros del equipo de campaña de Trump dieron positivo en una prueba de covid-19 y fueron puestos en cuarentena.
Según el equipo del presidente, se tomó la temperatura de todos los asistentes al acto y se les ofreció gel desinfectante y mascarillas.
“Estamos aquí para demostrar que apoyamos al presidente Trump y que nosotros, el pueblo, ganaremos las elecciones del 2020, sin importar lo que digan los medios de comunicación falsos y otras grandes empresas liberales, izquierdistas y controladoras de la mente”, manifestó Brad, un hombre blanco que se negó a dar su apellido.
El mitin fue polémico más allá de los riesgos de contagio. Originalmente el acto estaba programado para el viernes, el día en que se conmemora el fin de la esclavitud en Estados Unidos, en una ciudad escenario de una de las peores masacres de personas negras en la historia estadounidense y además en medio de históricas manifestaciones antirracistas y contra la brutalidad policial en todo el país.
Unos 1.000 manifestantes marcharon hacia la sala del mitin gritando consignas contra Trump y el racismo.