Renuncia magistrado de la Corte Suprema de Nicaragua, y denuncia ‘dictadura’

Rafael Solís Cerda fue, hasta ahora, un allegado muy cercano a Daniel Ortega y Rosario Murillo, a cuyos intereses sirvió

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En discrepancia por la forma como el gobierno del presidente Daniel Ortega ha manejado la crisis política que sacude a Nicaragua desde hace nueve meses, el magistrado de la Corte Suprema de Nicaragua Rafael Solís Cerda renunció el 8 de enero y denunció la insturación de ‘una dictadura con caracteres de monarquía absoluta’, informaron este jueves los diario La Prensa y Confidencial.

En una carta publicada por ambos medios, dijo que aunque tenía dudas sobre los posibles logros del diálogo nacional convocado para buscar una salida a las protestas que estallaron en abril, el gobierno no fue capaz de corregir “los graves errores cometidos a lo largo de ese periodo” y criticó que, por el contrario, endureció “sus posiciones hasta llevarnos a un aislamiento internacional casi total”.

La misiva la remitió a Ortega, a la esposa de este y vicepresidenta, Rosario Murillo, y al titular de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras,

Por tal razón, indicó, decidió dimitir a su cargo en la Corte Suprema y a la militancia en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Solís, a quien se identifica como muy cercano a Ortega y Murillo, lamentó la falta de “sensatez” y “cordura” de las autoridades gubernamentales al no aceptar una negociación que llevara al adelanto de las elecciones presidenciales –como ha demandado la oposición–, previstas para noviembre del 2021.

En el 2005, cuando la pareja presidencial contrajo matrimonio por la Iglesia católica, el ahora exmagistrado fue el padrino. Ese enlace lo ofició el cardenal Miguel Obando y Bravo, ya fallecido.

También jugó un papel determinante en el fallo de la Sala Constitucional que abrió las puertas a la reelección presidencial de Ortega, en octubre del 2009.

Fustigó que, en cambio, el régimen optó por imponer “un Estado de terror con el uso excesivo de fuerzas parapoliciales o aun de la Policía”.

Añadió que en estos momentos “ya no existe derecho alguno que se respete con las consecuencias inevitables de la instalación y consolidación de al menos una dictadura con caracteres de monarquía absoluta...".

En la carta, Solís denunció también la falta de independencia del Poder Judicial y cómo el gobierno ha forzado a los jueces a dictar fallos acordes con su interés. Asimismo, criticó los ataques a los periodistas y rechazó la supresión al “derecho a la gente de protestar en las calles”.

“Yo no deseo una guerra civil en Nicaragua, pero me queda claro que ustedes van por ese camino”, escribió el exalto juez, quien consideró que es posible que, ante el cierre de espacios para protestar, “los grupos de oposición van a buscar armarse”.