Atenas. El Parlamento griego comenzó el martes un debate de dos días sobre el voto de confianza al gobierno pedido por el primer ministro Alexis Tsipras tras la crisis en la coalición gubernamental por la controversia sobre el nombre de la vecina Macedonia.

“Tomé el riesgo de no continuar (mi mandato) sin pedir el voto de confianza”, declaró el jefe del Gobierno en la apertura del debate parlamentario.

Los diputados deben votar el miércoles a medianoche (4 p. m. en Costa Rica).

Tsipras pidió la confianza del Parlamento luego de la dimisión de su aliado, el ministro de Defensa, Panos Kammenos, líder de la pequeña formación nacionalista Griegos independientes (Anel), que hizo estallar cuatro años de coalición gubernamental.

El partido del primer ministro, Syriza (izquierda), cuenta con 145 diputados de las 300 bancas del Parlamento, pero el voto de confianza solo necesita una mayoría simple, que no debe ser inferior a 120 diputados presentes.

Fragilizado, el gobierno de Tsipras debería lograr el voto ya que al menos cuatro diputados de Anel, de ellos dos ministros, podrían votar a favor, así como algunos diputados independientes.

Tsipras, en el poder desde el 2015, pidió a las “fuerzas progresistas” a que lo apoyen para “valorizar el rol internacional del país” y “la estabilidad en el región”."Todos tienen que asumir sus responsabilidades en este momento crucial", insistió.

El principal partido de la oposición, Nueva Democracia (derecha, 78 diputados), hostil al acuerdo sobre el nombre de Macedonia, no dará la confianza al gobierno e insiste en la necesidad de convocar a elecciones anticipadas.

Pero el primer ministro reiteró recientemente que los comicios parlamentarios se celebrarán en octubre, al término de la legislatura.

“Decidí asumir el riesgo político” al ‘sí’ al nuevo nombre de Macedonia", expresó.

Para Tsipras, el acuerdo greco-macedonio de junio, que rebautiza la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) como “República de Macedonia del Norte”, es “una ocasión histórica” para poner fin al litigio político-semántico que envenena las relaciones bilaterales desde hace 27 años.

El diferendo y el veto griego trabaron las negociaciones de adhesión de Macedonia a la Unión Europea y a la OTAN.

El lunes, la UE saludó “el coraje político y la responsabilidad” de Alexis Tsipras y de su homólogo macedonio, Zoran Zaev, para “resolver uno de los conflictos más viejos de la región”.

El Parlamento macedonio ratificó el acuerdo el 11 de enero. Ahora es el turno del Parlamento griego, que deberá hacerlo antes de fin de enero.

Discrepancias en Grecia

Kammenos, ferviente opositor al acuerdo, amenazaba desde hace meses con retirarse del gobierno.Por el litigio ya cayó el último canciller, Nikos Kotzias, pilar del gobierno de Tsipras y ferviente defensor del nuevo nombre, debido a las disensiones sobre el tema en el Consejo de Ministros.

El margen de maniobra del gobierno de Tsipras será mucho menor para la votación sobre el acuerdo con Macedonia que para el voto de confianza. Para que se ratifique el acuerdo sobre el nombre del país vecino, Tsipras necesita 151 votos.

Tanto en la clase política como en la opinión pública el debate siembra discordia. Para la mayoría de los griegos, el nombre de Macedonia pertenece al patrimonio histórico-cultural y debe reservarse para designar la provincia griega del norte del mismo nombre, lugar de nacimiento del rey Alejandro Magno.

El tema “afecta el problema de la identidad nacional y provoca reacciones sentimentales”, estimó el analista Nikolaos Tzifakis, profesor del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad del Peloponeso.

En varias ciudades de Grecia del norte se colocaron carteles pidiendo a los diputados que voten en contra del acuerdo: “¿Traicionarán nuestra Macedonia?”, se podía leer.

El domingo está prevista una nueva manifestación en Atenas, convocada principalmente por los grupos nacionalistas.