¿Por qué son importantes las elecciones de medio periodo en Estados Unidos?

No está en liza la Presidencia, pero Donald Trump se juega mucho para lo que le resta de su periodo y, eventualmente, con miras a una posible reelección en el 2020

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El foco de atención en Estados Unidos se centrará, el martes 6 de noviembre, en las elecciones para escoger miembros de las dos cámaras del Congreso Federal. Si bien no está en disputa la Presidencia del país, la contienda constituye una especie de “referendo” para el mandatario Donald Trump, y este así lo ha dicho.

¿Cuáles son los cargos que se elegirán?

Estarán en juego todos los 435 escaños de la Cámara de Representantes, que se renueva por periodos de dos años, y 35 del Senado, que se escoge por tercios y cuyos ocupantes permanecen en el cargo durante seis años. Además, los electores de 36 estados y tres territorios irán a las urnas para escoger gobernador.

¿Qué significan esas elecciones para Trump?

Para el inquilino de la Casa Blanca, quien está cerca de cumplir la mitad de su mandato, es vital mantener el control que ejerce su Partido Republicano en las dos cámaras legislativas. La pérdida de al menos una de estas complicaría el resto de su gestión, dado el poder que tiene el Congreso en asuntos clave como aprobación de presupuestos, migración, política exterior, confirmación de nombramientos (que deben ser refrendados por el Senado) y visto bueno de proyectos ley de interés para la administración.

¿Hay posibilidades de una derrota para el presidente?

Sí. De acuerdo con encuestas de intención de voto, es muy posible que los republicanos retengan el dominio del Senado, donde actualmente tienen 51 bancas contra 47 del Partido Demócrata y dos independientes que usualmente votan junto a este. Diez candidatos demócratas libran una dura batalla por su reelección en estados donde Trump venció en el 2016.

Los demócratas necesitan arrebatarles al menos dos curules a sus rivales para retomar el control que perdieron en el 2014. Pero, además, tienen que defender 26 senadurías actuales (entre ellas las dos independientes), en tanto sus contrincantes solo enfrentan el desafío de no perder nueve puestos.

El panorama parece menos halagüeño para los republicanos en su lucha por seguir siendo mayoritarios en la Cámara de Representantes. En esta, el partido de gobierno cuenta con 235 curules y los demócratas, 193. Estos necesitan conquistar al menos 23 asientos que están en manos de los republicanos para retomar el dominio.

De acuerdo con la página web Ballotpedia (https://ballotpedia.org/), “el Partido Demócrata está bien posicionado para ganar escaños”. Refiere, con base en un estudio de elecciones de medio periodo entre 1918 y el 2016, que el partido en el poder ha perdido un promedio de 29 bancas en tales contiendas por la Cámara Baja.

Solo en dos ocasiones, el partido del nuevo presidente tuvo ganancias en esos comicios de medio término: en 1934, cuando gobernaba el demócrata Franlin D. Roosevelt, y en el 2002, cuando el republicano George W, Bush estaba en la Casa Blanca.

¿Cuáles son los temas dominantes?

En las elecciones legislativas, el votante estadounidense da prioridad a los asuntos locales, aquellos que pueden afectarlos directamente. De allí, que un aspirante a entrar o permanecer en el Congreso debe tener muy cuenta lo anterior.

Con miras a los comicios del martes, se pueden enumerar los siguientes asuntos:

* Migración: incluso cuando era candidato presidencial, Trump puso el tema migratorio en primera fila y lo ha mantenido allí. Ahora, con miles de centroamericanos en caravana intentando entrar en Estados Unidos, el gobernante ha encontrado una veta para explotar en pos de votos para las filas republicanas.

* Economía: Estados Unidos muestra una muy buena salud económica con una tasa de desempleo menor al 4%, la más baja en los últimos 18 años, pero con un déficit fiscal de $804.000 millones (4,2% del PIB). Mas, paradójicamente, esta recuperación económica podría ser contraproducente en el tanto el elector podría no apreciarla en su extensión al no ser un asunto que lo preocupe.

* Obamacare: esta reforma al sistema de salud, impulsada por el gobierno de Barack Obama, aprobada por el Congreso en el 2012 y ratificada por la Corte Suprema en el 2012, sigue estando en la mira de los republicanos, que la adversan. Ahora, la administración de Trump está tratando de cambiar las reglas para dar a los empleadores mayor flexibilidad y negarles a las mujeres la cobertura del seguro para el control de natalidad.

* China: la guerra comercial con el gigante asiático ha llevado a Trump a explotar el nacionalismo y el nativismo frente a un “enemigo” externo.

* Rusia: otro “enemigo externo” que condujo al presidente a anunciar el retiro de Estados Unidos del Tratado sobre Armas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), en momentos en que Trump impulsa un reforzamiento del aparato militar, inclusive con la creación de una rama de defensa espacial dentro de las Fuerzas Armadas.

* Libre comercio: Trump ha hecho de las renegociaciones de tratados comerciales (como el América del Norte) o la retirada de otros (el Acuerdo Transpacífico), parte de su agenda nacionalista, acorde con su postura de “Estados Unidos, primero”.

Dos curiosidades

En Estados Unidos, todas las elecciones se realizan un martes. Le cuento por qué.

Lo estableció una ley de 1845, la cual ha sobrevivido a todo intento por modificarla. Se decidió que fuera martes para permitirles a los votantes cumplir con los oficios religiosos (sábado o domingo) y viajar el lunes hasta la capital del condado para sufragar al día siguiente. Se optó porque fuera en noviembre porque ya había terminado el periodo de cosechas.

¿Y por qué al Senado lo llaman informalmente Cámara Alta y Cámara Baja a la Cámara de Representantes?

Pues, en realidad, es solo un convencionalismo si se quiere anecdótico. En los años 1780, cuando la ciudad de Nueva York fue durante un tiempo capital estadounidense, el edificio Federal Hall albergó el primer Capitolio federal (allí fue juramentado el primer presidente estadounidense, George Washington). Resulta que los senadores se reunían en el piso de arriba y los representantes, en el de abajo. De allí surgieron esos nombres populares que, por supuesto, no aparecen en la Constitución de 1787.