A bordo del avión papal. El papa Francisco defendió este martes el acuerdo entre el Vaticano y China y adelantó que tendrá la última palabra sobre el nombramiento de los próximos obispos del país asiático, tras un “diálogo” con las autoridades comunistas sobre los candidatos.
Se trata de la primera declaración del Pontífice a propósito del histórico acercamiento entre China y el Vaticano, firmado el 22 de setiembre y que abre la vía a la normalización de las relaciones diplomáticas entre los dos Estados, rotas desde 1951.
“Es un diálogo sobre los eventuales candidatos. Las cosas se hacen con el diálogo. Pero Roma hará los nombramientos. El Papa es el que nombra. Eso queda claro”, declaró Francisco en la tradicional conferencia de prensa con los periodistas que lo acompañan en el vuelo papal que lo conducía de los países bálticos a Roma.
Las próximas designaciones constituyen además un paso clave para la unificación de las dos Iglesias católicas que conviven en ese país comunista: la oficial y la clandestina.
“Y oremos por los sufrimientos de aquellos que no entienden o que han pasado tantos años de clandestinidad”, añadió el pontífice, al referirse a la reacción negativa de fieles y obispos que por décadas fueron perseguidos por defender al Papa en China.
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El acuerdo, cuyo contenido no ha sido divulgado y que es “provisional”, sumió en efecto en la incertidumbre a los millones de católicos chinos fieles a la llamada “Iglesia clandestina”, que obedece al Papa, más que a la Iglesia “oficial” sometida al régimen, por lo que el Pontífice quiso recordarlos.
"Pienso en la resistencia, en los católicos que han sufrido. Es verdad, van a sufrir. Es que en todo acuerdo hay sufrimiento", comentó al recalcar que en toda negociación o acuerdo de paz, "las partes pierden algo" para poder avanzar.
Trabajo lento
Francisco elogió también al equipo de expertos del Vaticano que trabajaron para lograr el deshielo con la potencia económica, entre ellos al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, “un devoto de la lentitud”, expresó, y que logró en sustancia que se reconozca al Papa como jefe único.
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“Hemos dado dos pasos adelante, luego uno atrás... Y luego meses sin hablarnos”, contó al describir las dificultades para alcanzar el acuerdo.
"El acuerdo lo he firmado yo, soy el responsable. Los otros han trabajado más de 10 años. Esto no es una improvisación, es un camino de verdad", explicó.
El Pontífice aseguró que confía en la “gran fe” de los católicos chinos, aproximadamente 12 millones de personas, una cifra que podría crecer en las próximas décadas.
El papa Francisco, quien desde que asumió el pontificado en el 2013 ha multiplicado los gestos hacia China, ha dicho en otras ocasiones que le gustaría visitar un día ese país. Un deseo que podría cumplirse tras el establecimiento de relaciones diplomáticas.
China, por su parte, se comprometió a dejar de nombrar obispos sin el mandato papal, como ocurría en el pasado, pero será consultada sobre los candidatos.