Helsinki- El partido socialdemócrata lideraba la noche del domingo las elecciones legislativas en Finlandia , corroborando los sondeos previos que anticipaban que la población, cansada de cuatro años de austeridad, podría hacer girar el gobierno hacia la izquierda.
Escrutados el 40% de votos, la centroizquierda lograba un 19,2% de votos, mientras la Coalición Nacional (conservadora) estaba segunda con 17,2% y luego se ubicaban parejos con un 15% cada uno: la extrema derecha antiinmigrante y el partido de Centro del primer ministro Juha Sipila.
"Somos los mayores derrotados de este elección", dijo el primer ministro Sipila poco después de conocerse los resultados sobre el 40% de votos.
Antes de los comicios, el jefe de las filas socialdemócratas dijo que su partido tiene que “encontrar los medios justos para hacer que la sociedad finlandesa sea sostenible (...), no alcanza solo con la política fiscal”.
Antti Rinne, de 56 años, exministro de Finanzas que hizo gran parte de su carrera en el sindicalismo, centró su campaña contra las rigurosas medidas de Juha Sipilä.
"Ha habido muchos recortes y algunos en áreas como la educación, cuando era algo que prometieron no tocar", dijo la AFP Jenny, quien votó el domingo por la mañana en Helsinki.
La votación comenzó a las 9 a.m. y los colegios electorales permanecieron abiertos durante 11 horas. Cerca de un millón y medio de electores (más de un tercio del total) ya votaron por adelantado.
Tal como indicaban las encuestas, ningún partido lograba superar el umbral de 20% de votos, una situación extraordinaria que podría dificultar la negociación para formar un gobierno.
La derecha y la izquierda dicen que no quieren colaborar con la extrema derecha, aunque ninguna ha cerrado la puerta a posibles negociaciones con los Verdaderos Finlandeses, el nombre de esa agrupación euroescéptica y anti inmigrante.
“Quizás veamos una suerte de inclinación a la izquierda, pero no creo que se trate de un cambio importante”, indico a la AFP la columnista política Sini Korpinen.
Finlandia tiene votación proporcional y una cultura política de consenso que lleva coaliciones heterogéneas al poder.
Los socialdemócratas —que estuvieron al frente un gobierno por última vez en 2003— no han logrado ampliar la brecha con sus oponentes.
Algunos partidarios culpan a Rinne por su incapacidad para atraer a los jóvenes para renovar al envejecido electorado del partido, mientras que la formación Verdaderos Finlandeses logró movilizar una base electoral hasta ahora desinteresada en la política.
El tema de la inmigración ubicó al partido de extrema derecha en el primer plano, aún cuando en Finlandia solo 6,6% de los 5,5 millones de habitantes son extranjeros.
En diciembre y enero, la detención hiper mediática de una decena de hombres extranjeros sospechosos de haber cometido agresiones sexuales indignaron al país y provocó una ola de apoyo a favor de Verdaderos Finlandeses, partido que prometió reducir considerablemente la inmigración y reforzar las reglas de asilo.
El partido también denuncia la "histeria climática" de sus adversarios, diciendo que los ciudadanos no deberían pagar por medidas adicionales contra el cambio climático.
El desafío del próximo gobierno será también atacar el difícil tema de la protección social. Finlandia , cuyo Estado es uno de los más generosos del mundo, confronta ahora una población cada vez más envejecida y con menos nacimientos.
Además, el crecimiento del país podría desacelerarse aún cuando ya salió de la recesión.